Un Niño está, nuevamente, por nacer y desde aquél humilde portal en que verá la luz, nos convoca como hace más de veinte siglos, a la integración de un mundo de hermanos, sin odios ni rencores.
Ha pasado mucho tiempo, sus palabras aún resuenan sin que hayamos aprendido la lección: “Amaos los unos a los otros”, sigue siendo la quimera que se estrella contra el retumbar de la metralla, la lucha de clases y las diferencias sociales.
En estos días propensos a la reflexión renovemos la esperanza en la paz y confraternidad de todos los pueblos. Que nuestros sentimientos superadores sean capaces de desactivar: angustias, enconos y egoísmos.
Que la Nochebuena y el comienzo del 2012 sirvan para que compartamos nuestra mesa y juntos nos auguremos un mundo colmado de felicidades.
Osvaldo Pimpignato y su señora y Carmen
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