No vengas, Navidad,
que es muy temprano todavía,
las madres están temblando
en el sol del mediodía
y los niños en las calles
vagan solos, sin comida
y el campesino, aunque quiera,
no puede deletrearte en las vitrinas.
No vengas, Navidad,
como insulto a la pobreza,
no llenes de caros licores
a los ricos de la empresa,
ni ufanes a sus señoras
con perlas y con diamantes.
No vengas, Navidad,
ten compasión, no vengas.
No queremos combinaciones
de contrastes humillantes
con sedas finas de china
y manta vieja y zurcida,
con pavos de muchas marcas
y sal en una tortilla.
No vengas, Navidad,
danos un tiempo todavía,
recuerda que existen muchos
que sufren con tu venida
sacando de sus pañuelos
monedas envejecidas
para comprarle al mundo
una parte de tu alegría.
Recuerda que somos tantos
sumidos en la miseria
y anhelamos saborearte
con bebidas y con torrejas,
con juguetes y conservas,
para que nuestros hijos sientan
el calor de Nochebuena
en la pólvora sonora
que los ricos siempre queman.
No te muestres, Navidad,
en pléyades de alegres venaditos
portando juguetes, campanillas y trineos
por las residencias de los niños ricos;
tu presencia entre los nuestros
todavía no concibe.
No vengas, Navidad,
no te entendemos todavía.
de Miguel Silva
que es muy temprano todavía,
las madres están temblando
en el sol del mediodía
y los niños en las calles
vagan solos, sin comida
y el campesino, aunque quiera,
no puede deletrearte en las vitrinas.
No vengas, Navidad,
como insulto a la pobreza,
no llenes de caros licores
a los ricos de la empresa,
ni ufanes a sus señoras
con perlas y con diamantes.
No vengas, Navidad,
ten compasión, no vengas.
No queremos combinaciones
de contrastes humillantes
con sedas finas de china
y manta vieja y zurcida,
con pavos de muchas marcas
y sal en una tortilla.
No vengas, Navidad,
danos un tiempo todavía,
recuerda que existen muchos
que sufren con tu venida
sacando de sus pañuelos
monedas envejecidas
para comprarle al mundo
una parte de tu alegría.
Recuerda que somos tantos
sumidos en la miseria
y anhelamos saborearte
con bebidas y con torrejas,
con juguetes y conservas,
para que nuestros hijos sientan
el calor de Nochebuena
en la pólvora sonora
que los ricos siempre queman.
No te muestres, Navidad,
en pléyades de alegres venaditos
portando juguetes, campanillas y trineos
por las residencias de los niños ricos;
tu presencia entre los nuestros
todavía no concibe.
No vengas, Navidad,
no te entendemos todavía.
de Miguel Silva
No hay comentarios:
Publicar un comentario