viernes, 2 de diciembre de 2011

FARSA DE DURBAN

Farsa en Durban ¡Sin acuerdo climático antes de 2020!
En vísperas de la cumbre de Durban, todos los países desarrollados admiten que el Protocolo de Kyoto, que no va más allá de 2012, no tendrá sucesor antes de 2016, como muy pronto.
Daniel Tanuro | Viento Sur
A riesgo de cansar al lector, recordemos las condiciones que hay que cumplir para que la subida de la temperatura de la Tierra no supere demasiado los 2º C (entre 2 y 2,4 ºC): 1) reducción absoluta entre 50% y el 85% de las emisiones globales de aquí al 2050, a emprender como muy tarde a partir de 2015; 2) reducción absoluta de entre el 80 y el 95% de las emisiones de los países desarrollados de aquí a 2050, y del 25 al 40% de aquí a 2020 en relación a 1990; 3) reducción de las emisiones de los países en desarrollo del 15 al 30% en relación a las proyecciones.
Si esos objetivos fueran adoptados, la dilatación térmica de las masas de agua oceánicas provocaría sin embargo, solo ella, una elevación media del nivel de los mares comprendida entre 40 cm y 1,4 m. “Ella sola” porque esta proyección no incluye la dislocación de los casquetes glaciares.

Durban
Sin embargo, estos objetivos no serán adoptados. En vísperas de la cumbre de Durban, todos los países desarrollados admiten que el Protocolo de Kyoto, que no va más allá de 2012, no tendrá sucesor antes de 2016, como muy pronto. Teniendo en cuenta el tiempo necesario para la ratificación, esto significa que un eventual acuerdo internacional no será de aplicación antes de 2020. Demasiado tarde para quedarse entre 2 y 2,4 ºC de subida, por no hablar de quedarse por debajo de los 2ºC.
Sin un acuerdo mundial obligatorio para organizar la transferencia de tecnologías limpias y distribuir los esfuerzos de reducción en función de la responsabilidad histórica de cada país, la competencia capitalista llevará inevitablemente a una prosecución del crecimiento de las emisiones, y por tanto al calentamiento. Según la Agencia Internacional de la Energía, las emisiones de CO2 provenientes de la combustión de combustibles fósiles han aumentado un 5% en 2010, a pesar de la recesión más grave desde los años 1930.
Los gobiernos ocultan la extrema gravedad de la situación. Continúan haciendo como si su objetivo fuera mantener el calentamiento por debajo de 2ºC aparentando ignorar que, por su culpa, este límite no puede ya ser respetado.
La Unión Europea merecería un primer premio en un campeonato de echarse arena a los ojos. Con su “paquete energía-clima”, se presenta como la campeona de la lucha por el planeta. Sin embargo, no solo el 20% de reducción de las emisiones en 2020 es totalmente insuficiente, no solo será realizado sin esfuerzo (siendo en 2009 las emisiones de la UE inferiores en un 17,6% al nivel de 1990), no solo las cifras no tienen en cuenta las emisiones “grises” (derivadas de la producción en los países emergentes de las mercancías consumidas en Europa), sino que además la UE no tiene ya ninguna reticencia frente a las compras de “derechos a contaminar” en los países del Sur.
En camino hacia +4ºC ¿Hacia qué nos lleva todo esto? Hacia una subida de la temperatura de alrededor de 4ºC de aquí a finales del siglo, que haría probablemente subir el nivel de los mares varios metros de aquí a fin de siglo, como consecuencia particularmente de la dislocación de los glaciares. Es lo que repite desde hace 20 años J. Hansen, el climatólogo jefe de la NASA.
El GIEC acaba de consagrar un informe a los acontecimientos meteorológicos extremos. Poco sospechoso de comunismo, un director de la London School of Economics, Bob Ward, lo ha resumido diciendo que, a falta de una reducción inmediata de las emisiones, las canículas, sequías e inundaciones “superarán probablemente toda tentativa que las poblaciones humanas podrían tomar para adaptarse a sus impactos”.

Todos estos datos son conocidos por los responsables políticos. Los ignoran alegremente porque, en caso contrario, deberían contemplar arrancar el sector de la energía de las manos de la patronal y tomar el dinero allí donde está para financiar una transición planificada hacia una economía ecónoma y no productivista, sin fósiles ni nuclear.

Movilización ecosocialista Al comienzo de su historia, el capitalismo tomó a veces decisiones desfavorables al interés inmediato de los capitalistas individuales, porque eran necesarias para la estabilidad a largo plazo del capital en su conjunto. Hoy, ya no es capaz de hacer algo así. Incluso frente a la amenaza de terribles catástrofes, irreparables, los responsables permanecen de brazos caídos.
Peor: los más cínicos apuestan por las catástrofes como armas geoestratégicas. ¿El ascenso de los capitalismos chino o indio se vuelve molesto? El último reirá mejor: ya veremos como gestionarán la subida de los océanos, la fundición de los glaciares del Himalaya y sus millones de refugiados climáticos...
No se puede ilustrar mejor la profundidad de la crisis de este sistema podrido. Frente a esta barbarie climática que amenaza, es totalmente ilusorio apostar por el lobbying ante los gobiernos. Solo la movilización más amplia por objetivos a la vez sociales y ecológicos -ecosocialistas- ofrece una alternativa.
Traducción: Alberto Nadal para VIENTO SUR

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