ESPAÑA ESTUDIA SUMARSE A LA TENDENCIA EUROPEA DE LIMITAR LA
VELOCIDAD A 30KM/H EN LAS CIUDADES
Un comité ciudadano
europeo, liderado por la alemana Heike Aghte y del que forma parte una
treintena de organizaciones, presentó en septiembre una Iniciativa Ciudadana
Europea (ICE) para lograr que el límite máximo en todas las zonas urbanas
residenciales de la UE sea 30 kilómetros por hora, una velocidad que ya han
implantado varias ciudades y que otras estudian hacer. La Comisión Europea
acaba de aceptar su registro.
Desde abril de 2012 se puede utilizar en Europa un nuevo
instrumento político, la “Iniciativa
Ciudadana Europea”. Consiste en la recogida de un millón de firmas de
ciudadanos/as de al menos siete estados miembros de la UE durante un año. En
España la recogida pretende superar las 50.000 firmas. Si se alcanzan esas
cifras, aunque la Comisión no está obligada a poner en práctica integralmente
la propuesta, tiene que justificar su posición. En el procedimiento legislativo
habitual, la iniciativa se convertirá en ley en el transcurso de 2 a 3 años.
En España las organizaciones Ecologistas en Acción, ANDANDO,
ConBici y Stop Accidentes han lanzado la recogida de firmas de la primera
Iniciativa Ciudadana Europea con el título:” 30 km/h ¡Por unas calles
habitables!” (se puede firmar online en: http://es.30kmh.eu).
Reduciendo el límite de velocidad, las ciudades son
susceptibles de ser menos peligrosas y más respirables. En un arrollamiento
provocado por un vehículo que circula a 30 km/h, el peatón tiene un 95% de
posibilidades de sobrevivir. Si el vehículo circula a 50 km/h por hora, sus
opciones de vida se reducen a un 55%. Por encima de 70km/h, las estadísticas
apuntan inevitablemente hacia la muerte. Todos los estudios al respecto
certifican estos datos.
Además, dos tercios de los siniestros de tráfico mortales en
Europa, alrededor de 20.000, ocurren en calles urbanas y el 48% de las víctimas
son peatones y ciclistas, según la base de datos de accidentes de tráfico de la
Comisión Europea. En cuanto a
contaminación, en España, por ejemplo, el 94% de la población respira un
aire que supera el índice de contaminación recomendado por la Organización
Mundial de la Salud, según un informe de Ecologistas en Acción del pasado
octubre. Teniendo en cuenta el límite marcado por la legislación, el porcentaje
se reduce al 22%, pero siguen siendo 10,4 millones de personas. Y, según la
asociación, “el principal agente contaminador del aire es el tráfico”.
La disminución de la velocidad implicaría, a su vez, una
reducción de la contaminación acústica y del aire. Según el Consejo Medioambiental
de Alemania, conducir a 30 kilómetros por hora en lugar de a 50 supone un
descenso inmediato en el nivel de ruido de tres decibelios. La menor
contaminación del aire sería, en cambio, una “consecuencia indirecta y a medio
plazo” derivada del aumento de los desplazamientos a pie y en bicicleta, según
Ecologistas en Acción.
Aunque muchas localidades españolas han ampliado el número
de calles 30, son todavía pocas las que han implantado la limitación en todo el
municipio. Valencia ha restringido el casco histórico a 30 por hora y Málaga a
20. En Santiago de Compostela, el centro histórico es peatonal. Otras ciudades
europeas, como París, ya han anunciado que incrementarán el número de calles
limitadas a 30 por hora.
En España, la Dirección General de Tráfico (DGT) pretende
extender el límite máximo de 30 kilómetros por hora en ciudades con la
aprobación del nuevo Reglamento General de Circulación, cuyo borrador, según la
institución, estará listo en las próximas semanas. Aunque todavía no se ha especificado
cuáles serán las zonas con la velocidad limitada, la directora de Tráfico,
María Seguí, ya ha anunciado su intención de “terminar con los privilegios
históricos del coche” para dar mayor protagonismo a peatones y ciclistas.
Tomado de vio de isr
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