Impuestos verdes y sus consecuencias
por Laura Rocha
La semana pasada
Australia anunció que la sustitución del impuesto a las emisiones de CO2 le
costará a las arcas estatales unos 3450 millones de dólares en los próximos
cuatro años. Así lo admitió el propio primer ministro de Australia, Kevin
Rudd.
Se informó que el
tesorero federal, Chris Bowen, había confirmado el cambio en política
tributaria y la creación de un sistema de comercio de emisiones para el 2014,
un año antes de lo previsto. Para compensar tal pérdida de ingresos, el jefe
del Ejecutivo australiano, lanzó una batería de recortes al gasto público y
nuevas medidas tributarias.
Trascendió que el
fin anticipado del Fondo de Seguridad Energética, con dos años de antelación; el
recorte en las subvenciones para implementar las tecnologías limpias y la
captura del carbono y el endurecimiento de los impuestos sobre el uso privado
de vehículos pertenecientes a empresas forman parte de las medidas.
Rudd insistió en
que los hogares australianos seguirán recibiendo asistencia financiera por
parte del Gobierno. “Los 370 mayores contaminantes del país seguirán pagando
por la contaminación de carbono, pero estos costes serán reducidos, lo que
supone una menor presión para los consumidores“, aseveró Rudd.
Mientras, en
julio de 2012, el Gobierno de la entonces Primera Ministra, Julia Gillard,
implementó un impuesto de 23 dólares locales (20,84 dólares de EE.UU.) por
tonelada de CO2 emitida.nAsimismo, con la aplicación del futuro mercado de
emisiones, una tonelada de gas contaminante costará unos 6 dólares locales
(5,44 dólares de EE.UU.), según los expertos.
El anuncio de
modificación el polémico impuesto al carbono se llevó a cabo antes de las
elecciones generales, previstas para el próximo 14 de septiembre. El sector
minero y otros empresarios se han opuesto abiertamente al impuesto sobre las
emisiones de CO2.
En Europa también
se están diseñando nuevos tributos ambientales. En España por ejemplo, una
medida que amenaza con extenderse a toda la Unión Europea, crea un impuesto a
la emisión de gases refrigerantes. Se trata de un tributo especial sobre
los gases fluorados de efecto invernadero (los que emiten los aerosoles y
los aires acondicionados) según anunció el ministro de Hacienda y
Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro. La norma detalla que tendrán que
pagarlo quienes fabriquen, importen o vendan estos artilugios, pero es
probable que acaben repercutiendo sobre el consumidor.
Montoro ha
encuadrado este nuevo impuesto ‘verde’ en la intención del Ejecutivo de avanzar
en la imposición medioambiental, siguiendo las recomendaciones europeas.
Los hidrofluorocarburos
(HFC) se emplean principalmente como refrigerantes, disolventes de limpieza y
agentes para la fabricación de espumas; los perfluorocarburos (PFC) se utilizan
en la fabricación de semiconductores, disolventes de limpieza y agentes para la
fabricación de espumas, y el hexafluoruro de azufre, en los equipos de
conmutación de alta tensión y la producción de magnesio.
El tipo de
este tributo, que entrará en vigor en 2014, se establecerá en función del potencial de
calentamiento atmosférico de los productos. El Ejecutivo aspira a recaudar
340 millones de euros al año con esta figura.
Foto: Flickr CC Carbon Visuals
Tomado de la nación
de ar
Nota: Los números de la economía, capitalista voraz, deberán bajar,
y deberán mitigarse defectos como el egoísmo, la ambición desmedida, sino todo el planeta será destruido por que el
uno % de sus habitantes que son los banqueros usureros quieren seguir acumulando
No hay comentarios:
Publicar un comentario