domingo, 27 de octubre de 2013

ARTE CUBANO EN MIAMI

 En casa de los Curras
Gisela López-Mata
Gisela López-Mata el Nuevo Herald
Uno de los dos, porque uno nunca sabe con cuál de los gemelos está hablando, si con Ronald o con Nelson, nos dice que “la vida es una ilusión” y como tal, “él vive en un palacio”. Mientras no salga a la calle, esa es su realidad. Esta residencia, que habita junto a su hermano y alberga su taller, es un proyecto que guarda pocas referencias con el mundo exterior. Si bien el diseño integra el resultado de su extensa y conocida obra en cerámica, también es un escenario que han creado y representa a un país, en el que nacieron, que ya no existe. El interior recuerda una época en que Cuba presumía de su sensualidad y era centro de múltiples expresiones artísticas. Ubicada en el suroeste de Miami, que es el barrio de los hermanos Curras, dentro de esta casa el calor y el sol del mediodía no se sienten, no se oyen ruidos y todo emana paz; a no ser que surja la necesidad de salir a resolver algo. Entonces, hay que enfrentarse con la realidad del entorno. Mientras tanto, la casona es un palacio donde el resplandor se filtra a través de vidrios de colores y que guarda la trayectoria artística de estos reconocidos ceramistas.
El espacio se recorre siguiendo los patrones de los pisos, hechos en losas pintadas y esmaltadas por ellos a mano y que sirven para definir las habitaciones. A manera de galería horizontal, una escena continúa en otro espacio y es la fantasía, el color y la textura lo que sirve para organizar la monumental obra. Los salones también están divididos en temas lo que le da cierto carácter teatral. Una zona es El Edén y está poblada por figuras que recuerdan a Las Meninas de Velázquez (ellos las llaman “las primitivas”) enmarcadas por frutas tropicales. Otro espacio es La primavera donde la figura principal, coronada por “pájaros en la cabeza”, también está rodeada de mangos, mameyes y guayabas, mientras que en un salón contiguo esta Tabaco con otra menina rodeada de flores y hojas de la planta. Abundan los patrones geométricos con referencias a las tradicionales losas de cemento cubanas, a su vez derivadas de las europeas, donde se mezclan símbolos de varias religiones desde el judaísmo hasta la santería. El libre ejercicio del pensamiento
aporta un grado de surrealismo a la obra de los Curras y los elementos fantásticos, donde el tiempo cronológico se detiene, los hace parte del realismo mágico latinoamericano. También hay referencias al Art Nouveau, al Art Deco y a los clásicos griegos sobre todo en los platos y vasijas por las que son tan conocidos.
Nelson y Ronald Curras llevan casi cuarenta años fuera de Cuba donde estudiaron artes gráficas y fueron parte de una serie de iniciativas relacionadas con las artesanías. En Miami organizaron su taller en Lincoln Road antes de comenzar a restaurar en 1998 la residencia que hoy en día habitan desde donde trabajan y reciben a sus clientes. Su obra tiene mayormente una intención decorativa, y mezclan sin barreras todas las experiencias que han tenido y todos los movimientos artísticos que han analizado. Es quizás en esta cualidad de romper con las reglas académicas y el racionalismo, dándole prioridad a los sentidos, donde se encuentra la parte romántica de sus expresiones. Con la misma libertad que se dejan
llevar por las musas descubren en un trabajo una serie de relaciones matemáticas que no se habían propuesto. En general, manifiestan una espiritualidad sin discrimen usando lo mismo una figura de Elegua (deidad en la santería cubana), que un Buda o la Estrella de David. Las referencias al Art Nouveau son constantes y aparecen en las representaciones de la naturaleza, la utilización de las formas sinuosas y el uso de los bordes en las figuras inspirado en el plomo de los vitrales. También de este movimiento modernista derivan su interés por las artesanías y las artes decorativas. Del Art Deco han tomado los patrones geométricos y de la cerámica griega las figuras negras y el gusto por los recipientes.
El mundo de los Curras es muy particular. Lo que nos rodea no es verdaderamente lo que ellos perciben y por eso dicen que están encantados de vivir en las nubes. Sin embargo, a través de su obra, de su casona y de sus testimonios invitan a todos a penetrarlo y compartir con ellos esa ilusión. “Nuestros sueños, con el tiempo, se convierten en realidad y esta casa es la prueba.”•

TOMADO DE  elnuevoherald.com/ DE MIAMI EEUU 

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