jueves, 31 de octubre de 2013

LA OROYA complejo metalúrgico contaminado

POBLADORES DE LA OROYA CONTINÚAN LUCHANDO POR SUS DERECHOS
En La Oroya, un complejo metalúrgico arroja polución durante todo el día, exponiendo a los residentes de esa ciudad ubicada en los Andes peruanos a contaminantes tóxicos como el arsénico, el cadmio, el plomo y el dióxido de azufre.
El impacto en la salud es enorme. Los residentes sufren de anemia, cáncer, diarrea, daños respiratorios irreversibles y retraso en el crecimiento, sólo por nombrar algunas enfermedades.
Algunos pobladores quieren cambiar esta situación y AIDA los está ayudando a buscar las vías legales para lograrlo.
Hace aproximadamente una década, más de 60 residentes se unieron para luchar por su derecho a gozar de un ambiente limpio y sano, el cual había sido violado de forma manifiesta cuando el Estado falló en regular las operaciones del complejo. La primera batalla legal se ganó en 2006 cuando el Tribunal Constitucional peruano ordenó al Ministerio de Salud hacer cumplir la ley y adoptar medidas para proteger el ambiente y a la población de La Oroya: aproximadamente 33,000 personas.
Pero las autoridades no cumplieron y la crisis de salud continuó: en cierto momento, los niños y niñas llegaron a tener tres veces más plomo en su sangre que el nivel máximo recomendado por la Organización Mundial de la Salud.
Trabajando en coordinación con AIDA y otras organizaciones, los residentes solicitaron protección a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). En 2007, la CIDH, organismo internacional que promueve y protege los derechos humanos en el continente americano, pidió a Perú realizar acciones para evitar daños irreversibles a la salud, la integridad y la vida de los habitantes de La Oroya.
A vendor’s poster offers help for coughs and lead in blood: orange juice. | Un cartel ofrece jugo de naranja como ayuda para la tos y para reducir el plomo en la sangre.
Credit/Crédito: AIDA
 
¿Cuál fue la respuesta? Al principio, no fue más allá de una atención médica irregular a las víctimas. Pero nosotros continuamos presionando al Estado para que implemente las medidas cautelares requeridas por la CIDH para proteger la vida y la salud de los beneficiarios.
Sin embargo, la regulación de las actividades de la fundidora y la protección del ambiente son aún tareas rezagadas y los habitantes de La Oroya siguen sufriendo. El único alivio llegó cuando los dueños del complejo metalúrgico tuvieron que cerrarlo por tres años para recuperarse de problemas financieros. En 2012, con un nuevo operador y una renovada demanda global por plomo y zinc, la fundidora reinició su producción y una vez más sometió a la población a sus emisiones tóxicas. Esta tendencia puede empeorar en los próximos años ya que la planta se prepara para restablecer la producción de cobre en 2016.
¿Terminará algún día la crisis de salud?
AIDA y sus socios regionales han instado enérgicamente a la CIDH a determinar la responsabilidad del Estado peruano por las violaciones de derechos humanos de un grupo de pobladores de La Oroya, las cuales van desde el derecho a la vida, la integridad física, el acceso a la información, las garantías judiciales y el debido proceso. AIDA también ha instado a la CIDH a emitir recomendaciones al Gobierno peruano para proteger adecuadamente la vida y la salud, y hacer cumplir los estándares de calidad del aire. El incumplimiento de esas recomendaciones se traduciría en una demanda ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la cual juzga casos de violaciones de derechos humanos en el continente americano.
Este trabajo no hubiera sido posible sin su generoso apoyo. Sus contribuciones a AIDA nos permiten continuar la lucha por la protección de los derechos humanos y el ambiente en Perú y por la defensa de los derechos de los habitantes de La Oroya.

¡Gracias! Enviado por aida 

1 comentario:

Unknown dijo...

En 1930 en este lugar no habían habitantes, no existía La Oroya.
Cuando se construyó la fundición llegaron los primeros inmigrantes a laborar en este complejo, eran poquísimos y lo primero que hubo fueron campamentos de viviendas. Con los años nació el comercio, los servicios, etc. y así fue creciendo la que era una Villa, que luego fue elevada a Ciudad. Es decir, La Oroya es hija de la fundición, nació de ella y por ella. Hoy esa ciudad sigue creciendo y desarrollándose por la fundición, NO hay otra actividad productiva de envergadura que pueda reemplazarla. AIDA parece querer "desaparecer"# esta fundición, los males que indican es exagerada, hace muchos años atrás la contaminación la generaban 3 chimeneas, hoy solo una esta de pie y a punto de ser derrumbada para dar paso a las plantas de tratamiento de gases, resultado: 0 contaminantes. ¿AIDA tiene alguna otra opcion para la gente de la Oroya a seguir creciendo y desarrollándose?, no, ellos como ONG no comparten una vision de trabajo conjunto para luchar contra la contaminación, como sí lo están haciendo la CAM (Comision Ambiental Municipal) y la instalación de las Gestas de Calidad de Aire, AIDA ni le interesa participar en éstas.