Alberto Moro, además de ser el fundador de El Museo Pierre
de Coubertin, es antropólogo. A continuación, compartimos un texto de su
autoría titulado “¿Por qué no hubo deporte enla Edad Media?”, en el que realiza
un enfoque desde la ciencia social en la que se especializa y el deporte.
Podríamos decir entonces que hasta el advenimiento de Pierre
de Coubertin, quien inició la ciclópea tarea de restaurar los Juegos Olímpicos,
el pensamiento medieval no incluyó a la ejercitación física y al deporte como
perspectivas de desarrollo humano, concepto éste por entonces inexistente.
De todos modos, y siempre simplificando, podemos identificar
ciertos rasgos en este período de la historia humana haciendo foco, por
ejemplo, en una faceta social tan generalizada hoy, como inexistente entonces:
las prácticas deportivas, cuya difusión
planetaria masiva es un hecho socio-antropológico extraordinario en el
contexto de la cultura contemporánea.
En tan extendido período de tiempo, muy poco o casi nada,
según se mire, es lo que se hizo en materia de educación física y actividades
que podríamos llamar deportivas,
reduciéndose todo a actividades relacionadas con la guerra y los
combates con escudos, lanzas, flechas,
espadas, hachas, picas, ballestas, mazas, y algunos engendros bélicos
rudimentarios como arietes y catapultas. Un cierto espíritu competitivo se dio
en las justas y torneos medievales, pero reducido a los “señores” de los feudos
en los que se parceló la mayor parte de Europa, reduciéndose al resto de los
habitantes al mero papel de escuderos, palafreneros, caballerizos, servidores o
simples espectadores. Ni siquiera esto puede decirse del resto del mundo, donde
en general la vida era aún más primitiva y sacrificada, aunque la etnografía ha
rescatado diversas actividades lúdicas dispersas cuyo estudio aún espera ser
profundizado y caracterizado sociológicamente. Tomado de envío de así somos de Córdoba
ar
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