POBLADORES DE LA OROYA CONTINÚAN LUCHANDO POR SUS
DERECHOS
En La Oroya, un complejo metalúrgico arroja polución durante todo el día,
exponiendo a los residentes de esa ciudad ubicada en los Andes peruanos a
contaminantes tóxicos como el arsénico, el cadmio, el plomo y el dióxido de
azufre.
El impacto en la salud es enorme. Los residentes sufren de
anemia, cáncer, diarrea, daños respiratorios irreversibles y retraso en el crecimiento,
sólo por nombrar algunas enfermedades.
Algunos pobladores quieren cambiar esta situación y AIDA los
está ayudando a buscar las vías legales para lograrlo.
Hace aproximadamente una década, más de 60 residentes se
unieron para luchar por su derecho a gozar de un ambiente limpio y sano, el
cual había sido violado de forma manifiesta cuando el Estado falló en regular
las operaciones del complejo. La primera batalla legal se ganó en 2006 cuando el Tribunal
Constitucional peruano ordenó al Ministerio de Salud hacer cumplir la ley y
adoptar medidas para proteger el ambiente y a la población de La Oroya:
aproximadamente 33,000 personas.
Pero las autoridades no cumplieron y la crisis de salud
continuó: en cierto momento, los niños y niñas llegaron a tener tres veces más
plomo en su sangre que el nivel máximo recomendado por la Organización Mundial
de la Salud.
Trabajando en coordinación con AIDA y otras organizaciones, los residentes solicitaron protección a la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). En 2007, la CIDH, organismo
internacional que promueve y protege los derechos humanos en el continente
americano, pidió a Perú realizar acciones para evitar daños irreversibles a la
salud, la integridad y la vida de los habitantes de La Oroya.
A
vendor’s poster offers help for coughs and lead in blood: orange juice. |
Un cartel ofrece jugo de naranja como ayuda para la tos y para reducir el plomo
en la sangre.
Credit/Crédito: AIDA
Credit/Crédito: AIDA
¿Cuál fue la respuesta? Al principio, no fue más allá de una
atención médica irregular a las víctimas. Pero nosotros continuamos presionando
al Estado para que implemente las medidas cautelares requeridas por la CIDH
para proteger la vida y la salud de los beneficiarios.
Sin embargo, la regulación de las actividades de la
fundidora y la protección del ambiente son aún tareas rezagadas y los
habitantes de La Oroya siguen sufriendo. El único alivio llegó cuando los
dueños del complejo metalúrgico tuvieron que cerrarlo por tres años para
recuperarse de problemas financieros. En 2012, con un nuevo operador y una
renovada demanda global por plomo y zinc, la fundidora reinició su producción y
una vez más sometió a la población a sus emisiones tóxicas. Esta tendencia
puede empeorar en los próximos años ya que la planta se prepara para
restablecer la producción de cobre en 2016.
¿Terminará algún día la crisis de salud?
AIDA y sus socios regionales han instado enérgicamente a la
CIDH a determinar la responsabilidad del Estado peruano por las violaciones de
derechos humanos de un grupo de pobladores de La Oroya, las cuales van desde el
derecho a la vida, la integridad física, el acceso a la información, las
garantías judiciales y el debido proceso. AIDA también ha instado a la CIDH a
emitir recomendaciones al Gobierno peruano para proteger adecuadamente la vida
y la salud, y hacer cumplir los estándares de calidad del aire. El
incumplimiento de esas recomendaciones se traduciría en una demanda ante la
Corte Interamericana de Derechos Humanos, la cual juzga casos de violaciones de
derechos humanos en el continente americano.
Este trabajo no hubiera sido posible sin su generoso apoyo. Sus contribuciones a AIDA nos permiten continuar la lucha
por la protección de los derechos humanos y el ambiente en Perú y por la
defensa de los derechos de los habitantes de La Oroya.
¡Gracias! Enviado por aida
1 comentario:
En 1930 en este lugar no habían habitantes, no existía La Oroya.
Cuando se construyó la fundición llegaron los primeros inmigrantes a laborar en este complejo, eran poquísimos y lo primero que hubo fueron campamentos de viviendas. Con los años nació el comercio, los servicios, etc. y así fue creciendo la que era una Villa, que luego fue elevada a Ciudad. Es decir, La Oroya es hija de la fundición, nació de ella y por ella. Hoy esa ciudad sigue creciendo y desarrollándose por la fundición, NO hay otra actividad productiva de envergadura que pueda reemplazarla. AIDA parece querer "desaparecer"# esta fundición, los males que indican es exagerada, hace muchos años atrás la contaminación la generaban 3 chimeneas, hoy solo una esta de pie y a punto de ser derrumbada para dar paso a las plantas de tratamiento de gases, resultado: 0 contaminantes. ¿AIDA tiene alguna otra opcion para la gente de la Oroya a seguir creciendo y desarrollándose?, no, ellos como ONG no comparten una vision de trabajo conjunto para luchar contra la contaminación, como sí lo están haciendo la CAM (Comision Ambiental Municipal) y la instalación de las Gestas de Calidad de Aire, AIDA ni le interesa participar en éstas.
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