LLUVIAS, INUNDACIONES
y SEQUÍAS: ¿IGNORANCIA o IMPREVISIÓN?
Las inundaciones se producen por una caída excesiva de
lluvia en un plazo corto y en una zona amplia que no puede retenerla ni menos
evacuarla por los cauces
existentes; las pocas obras de limpieza
de arroyos y
ríos, las obras
mal hechas y
permitidas por mucho
tiempo, contribuyen y favorecen
las inundaciones. Construcciones
realizadas en lugares con cotas por debajo
de la mayor inundación, también son problemáticas. Esta verdad empírica está
avalado por numerosos documentos y hechos como:
b) La Confederación
de Asociaciones Rurales de Buenos Aires
y La Pampa señaló que en
algunas zonas el agua caída alcanzó los 600 milímetros acumulados en la
primera quincena de agosto. EXALTACIÓN DE LA CRUZ, CAMPANA Y ZARATE: 294, 310,
300 mm, respectivamente. GENERAL VIAMONTE: en los últimos 60 días van más de
500 mm. PERGAMINO: llovió unos 200 mm.
LAPRIDA con un acumulado de entre 400 y
600 mm en lo que va
de este año. GRAL BELGRANO: el total del año es de 817 mm. BRAGADO: la
lluvia caída en esta zona fue de 100 milímetros. SALTO registrado hasta
ahora 300 mm. PILA: la lluvia caída en lo que va del mes de agosto, es de 238
mm. DOLORES: han llovido de promedio un total de alrededor de 300 milímetros
entre todas las lluvias del mes de agosto (en alrededor de una semana). LEZAMA:
las lluvias ya superan los 300 mm.
MONTE: van 226 mm en agosto. ROQUE PEREZ: agua caída 348 mm. ARRECIFES: la lluvia caída 215 mm. CHACABUCO: desde el
jueves 6/8 a la mañana del 10/8. Sumando la lluvia del 31/7: 260 mm. Total acumulado en el año: 772 mm. SAN
ANTONIO DE ARECO: 341,5 mm. El total acumulado en
lo transcurrido del año: 1010 mm. CASTELLI: en los últimos
10 días 290 mm. LAS FLORES: en promedio 300 mm.
CARMEN DE ARECO: la
lluvia caída ha
sido de aproximadamente 300 mm.
BENITO JUAREZ: lluvia caída de 110 mm. CNEL BRANDSEN: la
lluvia caída en lo que va del mes
de agosto, oscila entre los 130 a 200 mm en distintas zonas. ROJAS entre 250 y 300 mm. GENERAL
GUIDO: llovió alrededor de 360 mm. 9 DE JULIO: promedio del partido 83 mm. SAN
CAYETANO: llovieron 80 mm. c) Un repaso
de algunos episodios
similares de graves
inundaciones son las
siguientes: en diciembre
de 1890, el desborde del arroyo Cañada en Córdoba dejó 200 muertos y
miles de heridos y damnificados. La crecida del río Uruguay en abril de 1959 dejó un saldo de 13
muertos y miles de evacuados. En marzo de 1983 la inundación de Victoria, Entre
Ríos con miles de evacuados y un millón de hectáreas anegadas En Formosa, en
mayo de1983, el río Paraguay alcanzó una
marca de 10,73 (70.000 evacuados). Buenos Aires
mayo de 1985: cayó 300 mm en menos de 24 horas (600.000
afectados, 15 muertos). En San Carlos Minas, Córdoba en enero de 1992 el desborde del
arroyo Noquinet dejó un saldo de 45 muertos. En Pergamino, provincia de Buenos
Aires, el 7 de abril de 1995 una lluvia intensa durante 3 horas produjo la
muerte de 3 personas y 13.000 evacuados. Santa Fe abril de 2003: el Salado
desbordó y en pocas horas inundó a más de la mitad de la ciudad (60.000 evacuados y 130 muertos).
En Buenos Aires en abril de 2013 cayeron 160 milímetros,
murieron 8 personas
y hubo 1000
evacuados. En el
mismo año en
La Plata miles
de damnificados y una centena de muertos.
El listado precedente
es tan
sólo algunos ejemplos de lugares
con altas precipitaciones. Esto trajo
como consecuencia anegamientos
y “corridas” de
agua con erosión
hídrica. Caminos intransitables y
condiciones desfavorables para mover insumos,
la producción y aislamiento forzado con inundaciones de cascos urbanos con muchos
evacuados, auto evacuados, cortes de energía eléctrica, rutas y daños de
diversa consideración. Hoy y en este contexto,
la primera reacción de las autoridades fue echar culpas y no asumir responsabilidades. Así
se incrimino al
campo por: 1)
la “siembra directa”
(opción luego rectificada), y b)
por canales ilegales. Luego, también se imputó el daño a los barrios cerrados, pero
nada se achacó a las construcciones asentadas sobre los causes de aguas. Como devolución se
informa de millones de pesos
invertidos pero no se explicitan las obras realizadas y
las que faltan
realizar; no se
habla del plan
de obras de
hidráulica, zanjeo y contención y de políticas sociales para asistir a las ciudadanos afectados. La solidaridad
–bien ejercida– es atenerse
a la solución
de los problemas
antes que se
presenten y en
eso los gobiernos y
el Estado ausentes
son deficitarios. Es
así como no se explica
porque se autorizaron
construcciones, tanto las obrantes
a las veras de los causes de agua obstruyendo los caminos de
sirga como las de los barrios cerrados, si el Estado hubiese
controlado eso los primeros no
existirían y los
segundos se hubiesen
desarrollado en un
contexto general que hubiese derivados las aguas excedentarias
a zonas donde no generaran problemas, además los canales
clandestinos no existirían
o tendrían una
derivación similar a
la señalada precedentemente para
los barrios cerrados,
por consiguiente aquí HAY
UN SOLO RESPONSABLE, EL ESTADO AUSENTE. Independientemente
de ello Abel Mejía, experto
internacional en gestión de recursos hídricos del Banco Mundial. Señala
que “La Argentina
debe aprender a
convivir con las
inundaciones y adquirir capacidades
para enfrentarlas” […]
“El 80% de
la población argentina
y más del 80%
de la producción del país están en la planicie de inundación del
Paraná y los que no están ahí, están en otras ciudades que también
sufren de inundaciones urbanas
y rurales […] Esto es
cada vez más importante por el cambio climático, hay un
clima que está cambiando, que es más incierto, con fenómenos mucho más
intensos, y esto tiene muchas más consecuencias en este país […] Están
afectadas por inundaciones cerca de 8 millones de hectáreas de la provincia. Y
ese es un problema que cada vez será peor. Todos los pronósticos de cambio climático indican que
la pampa húmeda será más húmeda aun.
Habrá más agua de
la que había
antes, son zonas muy
planas y la
capacidad de evacuación por los
cauces naturales es limitada. Las soluciones que se tienen que dar no tienen
que ver solo con hacer conductos y dragar. Eso no resuelve a
largo plazo. Hay que aprender a convivir
con el problema. Se necesita
entender mejor la relación entre el agua y el suelo. Manejar el agua es manejar
el
suelo. Aquí hay
técnicas muy modernas que permiten monitorear en
tiempo real las manchas
de inundaciones, las
profundidades de las inundaciones, que permiten informar a
la gente la probabilidad de
permeancia. Sería bueno tener
un sistema de
alerta, de pronóstico
y de seguros,
que haya compensaciones
en caso de
pérdidas para los
afectados. Se debe
profundizar mucho en
un mejor conocimiento del ordenamiento hidráulico y del
suelo”. A su vez, en 1884 Florentino
Ameghino planteó el tema de las Secas y las Inundaciones en la Pampa, y
entre sus conclusiones más importantes
señalaba: “Cubrir la
llanura bonaerense de represas, estanques y lagunas artificiales combinadas con canales y
plantaciones de arboledas en gran escala sería indudablemente una obra más
colosal que la proyectada de desagüe simple e ilimitado, pero de resultados benéficos que permitirían un enorme desarrollo de la ganadería
y la agricultura que no estarían ya
expuestas a los
azares de las
inundaciones y las
secas, y aumentarían
de un modo extraordinario el
valor de las
tierras en beneficio
de cada uno
y de la
comunidad; mientras que el proyecto de desagüe simple e ilimitado no
tan sólo no reportaría tales ventajas sino que por razones que acabo de manifestar, creo daría resultados
desastrosos”. Proponía poner “techo”
al campo para retener en origen la
lluvia caída y
complementar las acciones de
defensa y conducción que puede realizar el hombre para corregir los efectos que provoca periódicamente la naturaleza. “La cubierta
vegetal en la
forma de plantas
vivas, desechos vegetales,
o residuos de
plantas hacen buenos tejados,
pues sirven como
absorbentes del choque
al recoger las
gotas, rompiéndolas y facilitando su penetración en el suelo como
agua clara. Es decir que estas cubiertas roban a las gotas de lluvia su fuerza,
le quitan su aguijón, por decirlo así, y las hacen inofensivas. Las medidas para controlar el chapoteo de la
lluvia están, pues, dirigidas a construir un tejado sobre el campo. Y
para ser fructíferas, tales medidas deben proporcionar a todo el campo un
tejado que no esté lleno de agujeros, es decir, continuo y que esté allí todo
el tiempo. Un buen tejado de cubierta vegetal controla completamente el
chapoteo de la lluvia y ayuda también a evitar el daño de los escurrimientos superficiales. Tal tejado hace esto por lo menos de
cuatro modos principales.
Primero, la cubierta vegetal aumenta la cantidad de agua absorbida por el suelo
y, al mismo tiempo, merma la cantidad de agua para el escurrimiento.
Segundo, la cubierta vegetal protege el agua existente en la superficie contra las gotas de
lluvia que se precipitan, evitando así que éstas golpeen el agua y la
mantengan en agitación. Tercero, la cubierta vegetal disminuye la velocidad de
la corriente de agua sobre la
superficie. Cuarto, la cubierta
vegetal tiende a mantener extendida la corriente de agua superficial y le impide
converger para formar canales. Asimismo, tal cubierta protege el fondo y los
lados de los canales contra la corriente de agua. (El Suelo, J.H. Stallings) En este
sentido la Siembra directa es un sistema de producción caracterizado –entre otros–
por labranza
mínima (no remoción del
suelo), mantenimiento del suelo
con cubierta vegetal 4 (restos de
cosecha) incorporación de
nutrientes limitantes y empleo de
herbicidas selectivos para favorecer el desarrollo de los
cultivos. “En comparación
con suelos en labranzas
convencionales, los planteos
productivos bajo el Sistema de Siembra Directa, presentan mayor infiltración. Esto significa que en períodos de
precipitaciones tienen mayor capacidad
de captar el agua de lluvias y almacenarla, para el uso posterior por los
cultivos. Ante situaciones
de altas precipitaciones, el
suelo actúa como
un “silo de agua”,
el cual, una
vez completo (lleno), no tiene posibilidad de infiltrar
(absorber) más agua, dado que
su sistema poroso se encuentra saturado por el líquido elemento. Frente a
períodos de altas
precipitaciones, y una
vez recargados los
perfiles de suelo,
todo exceso hídrico indefectiblemente
tiene que evacuarse
por otras vías,
esto es, el
escurrimiento superficial (siguiendo
un gradiente gravitacional), por evaporación directa a la atmósfera o por
percolación a zonas más profundas a las exploradas por los vegetales”. La no remoción del suelo en planteos de
siembra directa, conduce a una menor oxidación de la materia orgánica y a una mayor estabilidad de los agregados del suelo, disminuyendo la
susceptibilidad de la capa
superficial del suelo al efecto disruptivo del impacto de las gotas de lluvia y
la formación de costras o “sellado”.
La no remoción del suelo contribuye también a la
conservación de la bioporosidad del suelo: los canales de lombrices y
raíces resultan continuos, más estables y menos tortuosos que
los macro poros creados por las labranzas y resultan más efectivos para
el ingreso de agua al perfil. El resultado de todos estos efectos se ve reflejado
en la preservación de la estructura del suelo, menor encostramiento superficial, mayor infiltración, menores escurrimientos y
menores pérdidas de suelo en sistemas de
siembra directa”. (AAPRESID) No es la
única forma de
atacar el problema.
Con la agricultura
tradicional –en un
primer momento– en la parte alta de
las cuencas, el terreno arado puede absorber más rápido, pero si la
lluvia es intensa y copiosa, el suelo se satura rápidamente y el agua al
comenzar a correr, se lleva la
mejor porción del
suelo que es
el primer horizonte. Los problemas
y las circunstancias no
tienen igual características en todas
partes ni es igual ante distintas formas
de llover, ni es igual, según cada caso. No hay generalidades aplicables. Cada
lugar es distinto.
El desarrollo de
una política macroeconómica que
desprecia al campo
y que limita
su producción vía la
imposición de derechos
de exportación, cierre
de exportaciones bajo
la justificación pueril de defender el consumo interno, cuando él se
defiende mejor mediante el impulso de la producción, tal como hasta ahora
hicieron Paraguay y Uruguay que además nos arrebataron los mercados
cárnicos. Esta acción maquiavélica del Estado
Nacional impulsó la práctica continua del cultivo de la soja y ha
traído inconvenientes en cuanto
al desarrollo de malezas resistentes y en algunos casos compactación del suelo,
además, la producción de ese monocultivo (“el
yuyo”) por ser
el único rentable
con mercado abierto
y no competitivo internamente y
de menor inversión
en su evolución,
determinó la falta
de prácticas de
rotación de cultivos, ciclos de agricultura-ganadería o
mixtos donde y cuando es posible, y el abandono
de algunos conceptos
agronómicos que se
deben tener en
cuenta en el
tiempo contribuyeron a un manejo del
suelo que hoy se presenta con algunas
limitantes que habrá que corregir. En
1987, el CADIA
publicó un libro “Inundaciones y
manejo de cuencas”,
donde la problemática comentada
fue abordada por
distintos profesionales, que
también generaron propuesta de
soluciones para la
remediación. Participaron en
ese libro los
colegas Ing. Agr.
Salvador Melita (SDB), Walter Kugler, José F. Barbagallo,
Jorge S. Molina, Eduardo E. Rodríguez y
Pedro Fuentes Godo.
Los Ings. Eduardo
Budd y Mario Gradowczyk
y el Dr.
Guillermo A. Giaroli. En su
presentación Molina expresa… El principal problema es posiblemente el que los gobiernos
nacionales y provinciales se decidan de una vez a consultar a los que saben, en
lugar de acudir a improvisados y a soluciones de último minuto, muy costosas y
muy poco eficientes […] El
desconocimiento de las gentes de las ciudades con respecto a los problemas que
afectan al campo es poco menos que completo. Pero poco a poco va entendiendo
que las inundaciones
ya no son cosas que afectan únicamente a los hombres de campo, sino que perjudican ya
en forma considerable a las ciudades […] Existen verdades de Perogrullo. “Cada vez hay menos gente en el campo y más
gente en las ciudades, ese es un
fenómeno universal. Las decisiones políticas
lógicamente están en función de la cantidad de ciudadanos que vivan en
el campo y que vivan en las ciudades. Frente a esta realidad que es muy dinámica y que no se puede alterar,
frente a algo que se viene abajo, hay que apuntalarlo. Frente a un incendio hay
que apagarlo […] (Kugler). Con los
hechos mencionados ut supra, que se mantendrán en el tiempo
si el Estado no se decide a actuar, sería
bueno que empezáramos
a cambiar. Educar,
investigar, propiciar la
conservación del suelo y
agua, desarrollo de la infraestructura básica,
concientización ciudadana, ordenamiento
de cuencas… Todo esto es necesario, porque la zona no inundada hoy lo
será mañana, habida cuenta que el cambio climático intensificará y profundizará estos eventos, y que
el desarrollo de las áreas urbanas expulsará mañana más agua
que hoy, es
decir, que a
nuestro juicio el
combate contra las
inundaciones es permanente y debe
encararse a partir del concurso de autoridades de cuenca (oficiales y
particulares) que planifiquen la
infraestructura básica de la
misma y
que generen sistemas
de alerta temprana, para ello se entiende, dado que
estas planificaciones y ejecuciones comprenden a más de un período de gobierno que
en los meses
que faltan para
las elecciones definitivas,
tanto los candidatos
a Presidente como Gobernadores acuerden y celebren un documento por el
cual se comprometan a:
a) Afectar al
planeamiento y ejecución de las obras
hídricas en no menos de un 10% del presupuesto de su jurisdicción.
b) A ejecutar, en
tiempo y forma los presupuestos asignados.
c) A generar, en
todo el territorio Nacional, las
autoridades de cuenca
necesarias para una correcta
evaluación de las mismas y desarrollar las obras definidas.
d) Generar un
organismo de prevención y alerta temprana para adecuar los movimientos de la
población y desarrollar
las acciones de
emergencia necesarias para
paliar los posibles
inconvenientes del fenómeno que se avecina, y e) Permitir el accionar
de las unidades de la Fuerzas Armadas en la seguridad de las zonas afectadas, como
así también la evacuación de los
ciudadanos afectados. Esta acción que no se observó en la última
inundación, no se sabe por qué razón no se concretó. CADIA, 18 agosto de 2015 www.cadia.org.ar
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