Vivir aislados por la desidia Por Juan Carlos Lezcano F. Cinco
años pasaron desde el inicio de las obras de un empedrado de 21 kilómetros que
debería ayudar a los habitantes de la colonia Cleto Romero, en Caaguazú. Los
trabajos siguen inconclusos y el tramo es intransitable. En estas condiciones
se encuentra buena parte del camino que une Carayaó con Cleto Romero, obra que
debía terminar hace más de dos años. / Gentileza, Gonzalo “Debemos cruzar los dedos todos los días para
que no llueva o no se den accidentes graves o partos complicados”
“Vivimos aislados”. La frase se repite, natural, entre los
pobladores de Cleto Romero. Esta colonia habitada por unas 3.000 personas forma
parte del distrito de Carayaó, en el departamento de Caaguazú y está ubicada a
unos 190 kilómetros de Asunción. La colonia es una localidad tranquila y sus
pobladores son un ejemplo claro de la cordialidad tan característica de las
ciudades del interior. Al ver llegar a los vehículos saludan con la mano
levantada, a pesar de que no estén seguros de quienes son los que pasan. Utilizando
la ruta II “Mariscal Estigarribia” y continuando luego por el tramo de ruta que
une Coronel Oviedo con Santaní hasta llegar al desvío que lleva a la colonia,
el viaje desde la capital no debería tomar más de
tres horas y un poco más.
O al menos así
debería ser. Cleto Romero se encuentra ubicada en el límite entre los
distritos de Carayaó (Caaguazú) y Juan de Mena (Cordillera). Para salir a la
ruta principal, el camino más corto es ir hasta el casco urbano de Carayaó,
distante a unos 21 kilómetros. El gran problema es que la ruta que conecta a
esta pequeña localidad con ambos distritos se encuentra totalmente
intransitable. Las pésimas condiciones del camino se acentúan aún más en los
días de lluvia. Sufrir algún accidente o dar a luz son cosas que no se
recomiendan en jornadas en las que las condiciones climáticas no son
favorables. “Hace algunas semanas quisimos trasladar a un paciente en una
camioneta y no pudimos pasar. El agua era muy fuerte”, relata Mabel Escobar,
quien trabaja como enfermera del pequeño puesto de Unidad de Salud Familiar
(USF) de Cleto Romero, un puesto que trabaja de lunes a viernes de 07:00 a
15:00 y con una sola médica para atender a un promedio de 20 a 25 personas y
sin ambulancia alguna. Los casos de mujeres que dieron a luz a sus hijos en
asientos de algún automóvil en pleno camino son varios en la comunidad.
“Debemos cruzar los dedos todos los días para que no llueva o no se den
accidentes graves o partos complicados”, reconoce una funcionaria del puesto de
salud que solicitó permanecer en el anonimato. Es por ello que cuando en
febrero de 2010 se realizó la palada inicial de la construcción del empedrado
de la ruta que lleva a Carayaó, una esperanza importante llegó hasta los
pobladores. El evento, del que participó el entonces presidente de la
República, Fernando Lugo, junto a su ministro de Obras Públicas, Efraín Alegre
y el senador Sixto Pereira, fue una verdadera fiesta. Se presentaron actos
culturales y hasta asistieron miembros de asociaciones de jinetes. “Durante la
campaña no pudimos venir”, recordaba el mandatario para luego relatar que
durante su gira previa a las elecciones generales de 2008 no pudo ingresar
hasta la colonia debido a las pésimas condiciones del camino. “Es poco”,
reconocía Lugo durante su discurso en el acto oficial. No era para menos, los
pobladores habían esperando más de dos décadas para que un gobierno se dignara
a dar respuestas a sus reclamos de un camino en condiciones. Pero ni siquiera
lo poco pudo concretarse. La empresa Inducom S.A. fue la adjudicada para
realización del empedrado, que además debía incluir canalización de algunos
cauces que pasan por algunos puntos de la zona. El plazo de entrega de 24
meses, con la posibilidad de una extensión máxima de 36 meses en caso de que
existieran inconvenientes. Han pasado cinco y seis meses desde que se realizara
la palada inicial y la obra sigue inconclusa. De los 21 kilómetros de ruta que
une Cleto Romero con Carayaó, unos 10 se encuentran en condiciones totalmente
intransitables. Existen sí algunos tramos de empedrado que facilitan el
tránsito, pero los que quedaron sin asfaltar se convierten en insorteables
durante las jornadas de lluvia. Habitualmente, el recorrido del camino es
preferible realizarlo en camionetas 4x4. El pequeño automóvil del viaje estuvo
a punto de quedar varado en reiteradas ocasiones y en una, un gran barranco al
costado derecho de la ruta se convierte en un verdadero peligro para la vida de
quienes circulan por ahí. Si bien el camino rumbo a Juan de Mena se encuentra
también en pésimas condiciones, utilizarlo ni siquiera es opción porque viajar
por ahí significaría recorrer más de 100 kilómetros para llegar hasta Caacupé,
donde podrían encontrar un hospital de alta complejidad. Apenas unos días antes
de la visita de nuestra comitiva, un joven motociclista que circulaba por la
zona trató de pasar lo que parecía un charco superficial y cayó en un pozo,
golpeando su cara contra el suelo y terminando con graves lesiones. Para casos de
urgencia, se debe llamar hasta el centro de salud de Carayaó a fin de que envíe
su ambulancia, que debe recorrer los 21 kilómetros de camino, incluyendo los 10
que se encuentran en pésimas condiciones o pedir ayuda a algún vecino que
cuente con camión u otro vehículo 4x4. Si para las urgencias conseguir un
vehículo para realizar traslados, para situaciones “normales” también hay
muchos problemas. Es que hasta Cleto Romero llegan solo dos colectivos por día,
así que si alguien quiere ingresar luego de que pase la hora de estos buses,
debe hacerlo caminando, incluso hasta altas horas de la noche. Varios son los
estudiantes universitarios que luego de sus extenuantes jornadas deben realizar
estas travesías, esperando encontrar algún vecino solidario que los lleve. Otros,
con mayores posibilidades económicas o que realizan grandes esfuerzos, viven en
Coronel Oviedo para terminar sus estudios superiores, y los fines de semana
regresan a sus casas para compartir con sus familias. Cuando pararon los trabajos, la empresa
Inducom justificó el hecho diciendo que no habían alcanzado los G. 17.000
millones que pagó el Estado. Así se lo dijeron a los pobladores en una reunión.
Ni rastros quedan de la intención de construir un empedrado en esta zona. Según
les dijeron a los pobladores, la empresa que dejó de trabajar hace más de dos
años ya ni siquiera existiría, debido a que habría sido declarada en quiebra.
“Al parecer el proyecto fue hecho desde Asunción sin tener en cuenta las
complicaciones del lugar”, relata un profesor de la zona”, relata uno de los
profesores de la escuela local. Lo llamativo es que según figura en el informe
del 2013 del MOPC el camino ya estaba terminado en un 96%, es decir más de 20
kilómetros. Pobladores de Cleto Romero que viven actualmente en Asunción
organizaron reuniones para solicitar soluciones y desde el gobierno les dijeron
que se realizaría un nuevo llamado a licitación para completar las obras. Mientras
tanto, miles de pobladores de esta pequeña colonia ubicada en el límite entre
los departamentos de Cordillera y Caaguazú viven aislados como consecuencia de
las décadas de desidia estatal. Una realidad que se repite en tantas
localidades de todo el territorio paraguayo. TOMADO DE ABC DE PARAGUAY
No hay comentarios:
Publicar un comentario