El presidente honorario del Safari Club Internacional quedó
exonerado de la causa por la caza ilegal de un yaguareté, por prescripción; la
Red Yaguareté denuncia que quedan menos de 250 animales en el país Por Matías
Ahumada Rioja | Luego de que el dentista
estadounidense Walter Palmer cazara al león Cecil, el león más famoso de
Zimbabwe, la historia dio la vuelta al mundo. El caso continuó con el pedido de
extradición de Palmer y la detención de los dos elementos locales involucrados,
pero en la Argentina también sucede, y ni siquiera hay consecuencias legales. Osos polares, leones, chitas, leopardos,
elefantes, distintos tipos de antílopes y lobos fueron víctima del fusil de uno
de sus colegas del Safari Club Internacional. Se trata del húngaro, Béla
Hidvégi,que en 2006 vino hasta la región chaqueña de Santiago del Estero para
cazar un yaguareté, una práctica prohibida en el país hace más de 30 años. Las estimaciones oficiales indican que sólo en
el mejor de los casos, quedarían 250 yaguaretés en la Argentina y no más de 30
en la región chaqueña, donde Hidvégi cazó uno. Foto: Red Yaguareté
El yaguareté es una especie en peligro crítico de extinción
en la Argentina, declarada por ley como Monumento Natural Nacional, protegida
no sólo por la ley Argentina sino también por la codificación internacional.
Nicolás Lodeiro Ocamapo, presidente de la ONG Red Yaguareté, afirma a LA NACION
que quedan en el país entre 170 y 250 ejemplares en el país, y menos de 30 en
la zona donde Béla Hidvégi, presidente honorario del Safari Club Internacional
(la mayor organización de cazadores del mundo), mató a uno.
Luego de cometer el crimen, Hidvégi contó detalladamente,
cómo mató al animal en una nota titulada A jaguár birodalmában, publicada en la
revista húngara Nimród Safari.
A partir de esa publicación, en la que el húngaro confiesa
haber contratado la ayuda de al menos tres hombres locales, la ONG Red
Yaguareté comenzó una batalla legal que terminó el 5 de julio pasado, cuando
tras reiterados pedidos de informes, la justicia santiaguina reveló que la
causa había prescrito hace ya un año, por falta de actividad en la causa. El presidente
de Red Yaguareté le relató a LA NACION que en la entrevista Hidvégi cuenta que
los colaboradores locales le habían "asegurado" que le conseguirían
no sólo un permiso de caza sino también para poder llevarse el cuerpo,
considerado un "trofeo" por los cazadores. Sin embargo, el yaguareté
es una especie protegida por el derecho nacional desde 1982, y el comercio de
sus restos se encuentra prohibido.
SIN CASTIGO En la revista "Nimród Safari", Hidvégi
relató la caza, lo que motivó que el hecho fuera conocido y se le iniciara una
causa en su contra. Foto: Red Yaguareté
Lodeiro asegura que las autoridades correspondientes
"dejaron caer la causa". Por el crimen, Hidvégi podría haber sido
condenado con una multa o con una pena de prisión. "Acá no hubo ni multa.
Nosotros hicimos todo lo que pudimos para mantener el proceso vivo, pero el
problema es que se abre una causa y le cae a un fiscal que no le importa",
relata. Pese a los reiterados intentos
de LA NACION, la Dirección Nacional de Fauna, que pertenece a la Secretaría de
Ambiente y Desarollo Sustentable, no respondió sobre el caso del yaguareté. "Lo
que se busca con estos animales es el trofeo, así que esto no pudo haber sido
obra de una sola persona, porque ha debido de tener la connivencia de otros
operadores para llevarse el trofeo", explica Jorge Carlos Macellaro,
presidente del Capítulo Argentino del Safari Club Internacional. Macellaro
asegura que ni Hidvégi ni ningún extranjero que llega a la Argentina para cazar
tiene contacto con la organización que preside y que "una cacería de este
tipo se hace de forma absolutamente clandestina". LA "FILOSOFÍA DE
CAZA" Durante su cacería, Hivégi tomó varias fotografías. Esta es la del
yaguareté muerto, en cuerpo entero.
Foto: Red Yaguareté
En su sitio web, Vadasz Museum, el cazador húngaro destaca
la "filosofía" que se esconde detrás de su obsesión por coleccionar
como "trofeos" los cadáveres de los animales que mata. "El
'trofeo' es el más grande premio para el cazador, prueba física que puedes
tocar; es como una medalla de oro en otros deportes", detalla.
Hidvégi se enorgullece de ser uno de los cuatro europeos en
haber logrado un "Triple Grand Slam", un premio por haber matado a
más de 30 diferentes especies de cabras, ovejas y antílopes. En su museo
personal tiene más de 150 cadáveres de animales embalsados, que cazó en todos
los continentes y asegura que mató al menos 200 animales, fuera de Europa. AHORA
PERSIGUEN LA CONDENA SOCIAL El húngaro
posa con la distinción "Capra World Slam", un premio por haber matado
a más de 30 distintas especies de cabras. Foto: Red Yaguareté
Conocida la prescripción de la causa, la Red Yaguareté le
pidió al Safari Club internacional, del cual el húngaro es miembro vitalicio y
presidente honorario, que sea expulsado de esa asociación por faltar al Comité
de Ética, que asegura regirse acorde al derecho internacional y condenar tanto
la caza clandestina como el tráfico de animales muertos. Ante la consulta de LA
NACION, desde esa entidad (de la que también es miembro el dentista Walter
Palmer) respondieron que toman "todas las acusaciones de caza ilegal o
antiética muy seriamente, y un detallado proceso para ese tipo de alegaciones",
pero que las reglas "que rigen ese proceso, requiere mantener esos asuntos
de manera confidencial". En tanto, la Red Yaguareté inició una campaña
para exigirle a SCI que Hedvegi sea sancionado y que revele quienes fueron sus
cómplices locales, a través de la plataforma online Change.org Hidvégi posa con el yaguareté muerto. Su
caza está prohibida en el país desde hace más de 30 años. Foto: Red Yaguareté
"Si la imputación que se le hace es correcta, apoyamos
la moción -asegura Macellaro, del Capítulo Argentino del SCI. No aceptamos a
ningún miembro que no respete los códigos de conservación de ambiente", se
explaya. Béla Hidvégi, cuyo correo personal fue facilitado por el Capítulo
Húngaro del SCI, el cual preside, no respondió a ninguna de las preguntas que
le formuló este diario. Mientras tanto, Lodeiro recalca que en la Argentina
"quedan menos de 250 yaguaretés silvestres y sólo 20 o 30 en la región
chaqueña. La falta de una condena es un antecedente nefasto" indicó
Lodeiro Ocampo. "Detener la cacería
y el comercio de sus restos son dos de las acciones más urgentes para evitar su
extinción. El yaguareté está en peligro crítico de desaparecer y necesitamos
del compromiso de todos para salvarlo", exhortó. TOMADO DE LA NACION DE AR
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