La información represada
Los impactos sociales, sanitarios y ambientales que traería la
implantación de represas hidroeléctricas en pueblos costeros del río Uruguay,
ya fueron estudiados científicamente por universidades argentinas contratadas
por Emprendimientos Energéticos Binacionales Sociedad Anónima. La Universidad
Nacional de Misiones hizo la revisión de los informes pero nunca los dio a
conocer a la sociedad misionera. Ebisa confeccionó además un manual de
persuasión, hoy cristalizado en el llamado Plan de Comunicación Social del
Consorcio Energético del Río Uruguay. “Este informe se realiza para estimar, en
base a información de fuentes secundarias, los impactos ambientales en sus
aspectos socioeconómicos con el objetivo de recomendar la selección de una
alternativa de cierre para el aprovechamiento integral del Río Uruguay en el
tramo comprendido entre Garabí y los Saltos del Moconá”, enuncia la
introducción del “Proyecto Represa Hidroeléctrica Garabí. Estructura poblacional
y social. Patrimonio cultural y turístico”, documento que lleva la firma de los
investigadores de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional
de Misiones (UNaM), Ruth A. Poujade y Néstor C. Álvarez, en el marco de un
convenio entre el Comité Ejecutivo de la UNaM y Emprendimientos Energéticos
Binacionales Sociedad Anónima (Ebisa) que data de 2006, pero que nunca fue dado
a conocer —pese a la sensibilidad de la información contenida— por la
universidad pública a la sociedad misionera. Todo se encuadra en un mega
informe solicitado por Ebisa a varias universidades del país. La documentación
total consta de 23 programas, que suman más de 8.500 páginas. En el caso de la
UNaM, trabajaron los dos investigadores citados, bajo la coordinación de de quienes
entonces eran los titulares del Comité Ejecutivo de la UNaM, el doctor Carlos
Gallian y el ingeniero Hugo Bordón. El informe de la UNaM fue entregado a EBISA
en 2007 y adosado finalmente a otros estudios referidos al proyecto Garabí
desarrollados por la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, la Universidad
del Salvador, la Universidad Tecnológica Nacional, la Facultad de Ciencias
Naturales, el Museo de la Universidad Nacional de La Plata y Gendarmería
Nacional. En el extenso compendio de investigaciones científicas que nutren los
23 programas del informe solicitado por Ebisa, aparecen datos concretos acerca
de los impactos sociales, sanitarios y ambientales —aunque no constituye
técnicamente lo que se denomina una Evaluación de Impacto Ambiental (EIA)— que
ocasionarían las represas hidroeléctricas programadas para la zona estudiada,
que, más allá de algunas ligeras variaciones en los proyectos, abarcan la misma
región y las mismas condiciones ambientales que el actual proyecto
hidroeléctrico Garabí–Panambí. El informe de Ebisa comprende además, un plan de
persuasión ideado por la Gendarmería Nacional —actualmente cristalizado en el
llamado Plan de Comunicación Social del Consorcio Energético del Río Uruguay— y
un Plan de Relocalización de Poblaciones Afectadas. Revisión de la
documentación suministrada por EBISA al Comité Ejecutivo de la UNaM. En el
informe preliminar firmado por los investigadores de la UNaM se explica:
“Nuestra revisión de los documentos presentados por EBISA desarrolla en forma
sumaria el contenido de cada uno de los informes finales denominados “Proyectos
Nº…”, son en total 23 informes más anexos y mapas del área de los posibles
emplazamientos. Cada uno se refiere a distintos aspectos estudiados para
elaboración de los proyectos de Represa Garabí. Nos detenemos en aquellos
informes que se refieren a aspectos sociales, económicos, poblacionales y arqueológicos,
que son de la incumbencia de este equipo de trabajo”. Es decir, la tarea de la
UNaM consistió, además de la producción de determinados conocimientos, en la
revisión y análisis total de la totalidad de las investigaciones aportadas por
las restantes instituciones. Sobre la metodología utilizada, se explica: “Los
pasos metodológicos seguidos en la realización de este estudio preliminar sobre
la situación actual en los aspectos relacionados al uso de la tierra y
actividades económicas de las regiones potencialmente afectadas por cada una de
las alternativas de cierre del Proyecto, fueron los siguientes: Se comenzó por
la revisión crítica de la información proporcionada por EBISA, basada en
informes finales para cada aspecto involucrado directa o indirectamente con la
ejecución de las obras de construcción de Garabí. Dado el cúmulo de datos
puntuales y elaboraciones disponibles y en función del tiempo comprometido, se
clasificó la información según cuatro dimensiones principales objeto del estudio
(área de afectación; impacto; población; aspectos socioeconómicos), para luego
proceder a su crítica y al rescate de los datos pasibles de constituirse en
indicadores utilizables”. Impactos en la
salud pública: enfermedades “Control de Plagas” es el título que lleva el
programa 19 del informe de Ebisa. Fue elaborado por el investigador Fernando de
Francesco. “El impacto más relevante tiene que ver con el establecimiento, como
resultado de la formación del embalse de Garabí, de condiciones ambientales favorables
para la proliferación de especies transmisoras de enfermedades humanas”,
sostiene parte de ese informe. “En la consideración de las plagas que afectan
la salud pública y la agricultura en la zona del proyecto Garabí, es lógico
suponer que la aparición de un lago de una superficie considerable y
subembalses relacionados, así como la modificación del régimen hídrico y el
reasentamiento de las poblaciones humanas erradicadas de las zonas a inundar,
puedan ocasionar una modificación de sus poblaciones naturales o la aparición
de otras plagas y problemas sanitarios asociados a las mismas, los que hasta el
momento eran desconocidas para el área. “Por otra parte, la estructura
demográfica de la región donde se realizará la obra se alterará necesariamente
por un fenómeno migratorio durante la etapa de construcción del embalse, al
producirse una gran demanda de mano de obra. Las personas dedicadas a la
construcción de represas y obras relacionadas, así como sus grupos familiares,
pueden provenir de regiones distantes e influenciar en la situación
epidemiológica a través de introducción de enfermedades, introducción de nuevas
cepas de agentes patógenos que se adaptan a las nuevas condiciones ecológicas,
falta de inmunidad a los agentes patógenos locales, y aumento de la densidad
demográfica en los focos de transmisión (Hunter et al., 1994). “Durante estos
cambios, especialmente niños y ancianos conforman los grupos etarios expuestos
a mayores riesgos de salud, constituyendo grupos de riesgo en relación a las
enfermedades hídricas más relevantes”, añade. Este informe comprende 157
páginas, en las cuales se detallan las enfermedades que podrían generarse a
partir de la instauración de la represa Garabí. En un apartado en el cual se
analizan los vectores de influencias, se detalla: “Los mosquitos de los géneros
anopheles y aedes, potenciales transmisores del paludismo el primero y de
fiebre amarilla y dengue el segundo, encontrarán también incrementados los
ambientes aptos para su cría. En cuanto a los moluscos de importancia
sanitaria, se han encontrado en el área los planorbideos biomphalaria
tenagophila y limnas columella potenciales transmisores del schitosoma mansoni
el primero y de fasciola hepática el segundo. Algunos hirudineos y turbelarios
tienen, como principal fuente alimentaria a larvas, insectos y algunos moluscos
gasterópodos, muchos de los cuales son vectores de patogenias humanas y de
vertebrados silvestres. Las nuevas condiciones ambientales pueden tornarse
desfavorables para estas especies provocando la disminución o exterminio de sus
poblaciones y en consecuencia favorecer al desarrollo de poblaciones de las
especies transmisoras de enfermedades que mantenían bajo control”. Desalojos, expropiaciones, relocalizaciones
El Programa Nº 16 del informe confidencial de Ebisa se titula “Programa de
Reasentamientos Involuntarios” y fue realizado por la Dirección de Asuntos
Ambientales y Protección Civil de Gendarmería Nacional. “Los municipios afectados
por el Aprovechamiento Hidroeléctrico Garabí serían los correspondientes al
departamento de Santo Tomé, en la Provincia de Corrientes, y los departamentos
de Apóstoles, Concepción, Oberá y San Javier, de la Provincia de Misiones. Es
en función de estos parámetros que se realizará en el presente estudio, un Plan
de Acción para el Reasentamiento Involuntario de la población afectada” señala
la introducción de este programa. Posteriormente, se informa que la herramienta
jurídica con la que se piensa expropiar las tierras que serían inundadas por el
embalse y aquellas alcanzadas por obras complementarias —que en el caso de la
represa Yacyretá propició gigantescos negociados inmobiliarios— es “la Ley Nº
21.499, sancionada el 17 de enero de 1977”. Dicha ley expresa que podrán ser
objetos de expropiación aquellos bienes, así pertenezcan al dominio público o
privado, que se decreten necesarios para satisfacer la citada utilidad pública.
También estipula que la expropiación hará referencia tanto a bienes determinados
como genéricamente a aquellos bienes que resulten necesarios para la
construcción de una obra, como es el caso de una represa. Esa ley establece
además que la indemnización “sólo comprenderá el valor objetivo del bien y los
daños que sean una consecuencia directa e inmediata de la expropiación. No se
tomarán en cuenta circunstancias de carácter personal, valores afectivos,
ganancias hipotéticas, ni el mayor valor que pueda conferir al bien la obra a
ejecutarse. No se pagará lucro cesante. Integrarán la indemnización el importe
que correspondiere por depreciación de la moneda y el de los respectivos
intereses”. “Objetivos de la relocalización” es uno de los subtítulos de este
informe. Allí se expresa: “Una vez obtenida la suficiente información para
abrir juicios acerca de las mejores opciones para resguardar y devolver a las
poblaciones afectadas las rutinas vitales dañadas, lo que sigue es la
planificación pormenorizada del reasentamiento. Cuando desplazamientos masivos
de poblaciones son inevitables, se requiere un plan de reasentamiento
detallado, cronogramado y un presupuesto. Los planes de reasentamiento deben
ser elaborados en torno a una estrategia de desarrollo y un acuerdo global
tendientes a mejorar o al menos a restaurar la base económica de los
reubicados. El proceso de reasentamiento y la superación por parte de la
población implicada en el mismo de las tensiones provocadas por toda situación
exigen un proceso de maduración que va más allá de la mera relocalización,
extendiéndose hasta el momento en que la población haya asumido totalmente su
nueva situación y se sienta integrada en ella”. Más adelante, se enuncia: “la
experiencia indica que la compensación monetaria, por sí sola, es inadecuada.
El asentamiento voluntario puede formar parte de un plan de reasentamiento, si
se incluyen medidas dirigidas a las circunstancias especiales de reasentados
involuntarios. Se debe dar preferencia a estrategias de reubicación basadas en
la tenencia de la tierra para personas desplazadas de la agricultura. Si no hay
disponibilidad de tierra adecuada, se pueden utilizar estrategias no basadas en
la tierra, construidas en torno a oportunidades de empleo, como, por ejemplo,
cooperativas comunitarias”. En otro apartado, se plantea: “La relocalización altera
los parámetros básicos de las estrategias adaptativas de las personas. Estas
estrategias se deben entender como el conjunto de procedimientos, selección y
utilización de recursos, y tendencias en la elección de alternativas, puestas
de manifiesto por una determinada unidad social a lo largo del proceso de
reubicación a fin de satisfacer sus necesidades básicas y hacer frente a las
presiones del medio. Por tal motivo, el proceso de reubicación poblacional debe
tener como una de sus prioridades la conservación de estrategias de vida. Esto
implica que la elección del lugar debe permitir a los desplazados mantener una
relativa continuidad en aspectos tales como empleo, relaciones familiares,
relaciones sociales, actividades recreativas, etc”. En el segmento “Alojamiento
y Provisión de viviendas”, se reconoce lo siguiente: “El desplazamiento de la
población afectada debe estar acompañado de un programa que les proporcione
unidades habitacionales de forma inmediata. El desarraigo de un entorno y un
modo de vida familiar genera como efecto inminente la desorientación. La
relocalización actúa con características de catástrofe natural, introduciendo
incertidumbre y la sensación de impotencia. De ahí que el reaseguro de una
vivienda ayuda a compensar el efecto de stress que la pérdida de la propia
vivienda genera. La ubicación de la nueva vivienda nunca vuelve a ser
comparable a la residencia anterior, y por eso, las soluciones habitacionales
ofrecidas, además de ser técnicamente buenas, deben cumplir con las expectativas
de los usuarios, y evitar diseñarlas con criterios demasiados diferentes a
aquellos que le eran habituales a la población que las usará”. Ninguna de estas
informaciones y advertencias sobre las consecuencias del proyecto Garabí fueron
puestas en conocimiento de la población de la provincia, a pesar de que un
grupo de 58 organizaciones sociales, sindicales, ambientales y políticas
solicitó al entonces rector Aldo Caballero que las hiciera públicas. El pedido
nunca fue respondido. Tomado del face de jc pigner , extraido de superficie
misiones
No hay comentarios:
Publicar un comentario