lunes, 26 de octubre de 2015

AGUA DE LA PACHAMAMA

 ESTE AÑO SE INVERTIRÁN $ 1,6 EN PROGRAMAS AMBIENTALES EN LA ZONA De los
páramos "brota el agua de la Pachamama"
En 7 años, Tungurahua logró proteger 32 mil hectáreas de fuentes hídricas. Es un ejemplo de conservación. Además de planes de manejo, el Fondo enseña a los campesinos a respetar la frontera agrícola. Foto: Roberto Chávez / Los páramos, con sus plantas de hojas puntiagudas o pajonales de color marrón, quizás son poco atractivos para quienes suben hacia la Sierra centro. El frailejón, el tabacote morado o la salvia también florecen, pero solo después de  octubre o noviembre, cuando llegan las lluvias. A pesar de su aspecto poco agradable visualmente, los páramos son fundamentales en la dotación de agua en Ecuador.    Por ejemplo, la cardopiñuela (Puya goudotiana) almacena agua entre sus largas hojas color celeste pálido, siendo vital para el ecosistema y una de las actividades más practicadas por el hombre: la agricultura.  No en vano la preservación de los páramos se ha convertido en punto esencial de las autoridades provinciales de Tungurahua.   Con cerca de 530.000 habitantes, esta provincia ha sido calificada como una de las más secas de la Sierra. Sus manantiales, lagunas, humedales, ríos y demás fuentes de agua son escasos para satisfacer la demanda de toda la población. De ahí que mantener el frágil ecosistema de los páramos en la Sierra centro, más que un privilegio, es una necesidad. En 2008 las autoridades emprendieron el reto: crearon el fideicomiso Fondo de Páramos y Lucha contra la Pobreza. Esta unidad, parte del Parlamento del Agua (uno de los 3 ejes de la Prefectura de Tungurahua), cuida con mayor dedicación el bosque primario de Pilahuín, las reservas hídricas de Quisapincha, las estribaciones del cerro Casahuala y el Parque Nacional Llanganates. A través del Fondo se han generado los recursos necesarios para proteger 32 mil hectáreas de fuentes hídricas, en 7 años. Según el Gobierno Provincial, el requerimiento hídrico en los 9 cantones de Tungurahua es de 1.930 millones de metros cúbicos (m³) al año, lo que ampliamente rebasa la oferta disponible de 1.156 m³/año. En comparación con Cotopaxi, Chimborazo y Pastaza, el agua de Tungurahua es insuficiente. Esta es una provincia muy productiva, pese a ser la segunda más pequeña de Ecuador, con 3.335 km² de extensión, después de Bolívar. En sus cantones se desarrolla el turismo, la ganadería y agricultura. Además se elaboran cada mes alrededor de 2,5 millones de prendas de vestir, hay más de 80 fábricas de zapatos. Al momento, a la par del Fondo, existen proyectos de riego tecnificado, como el plan de distribución hídrica Chiquihurcu, del cual se obtienen 400 litros por segundo, destinados para Ambato y Pelileo. Otro importante sistema es el ramal norte de Píllaro, con el cual se benefician más de 3.100 agricultores en una superficie de 3.270 ha.
¿Cómo funciona el Fondo? Óscar Rojas, secretario técnico de este departamento, explica las instancias administrativas. “Está constituido por 4 áreas. La primera es la Junta de Fideicomiso, encargada de proponer y aprobar las políticas y estrategias ambientales; el Directorio, en donde se toman las decisiones administrativas y técnicas; la Secretaría Técnica; y la Fiduciaria, que representa legalmente al fideicomiso”. La estrategia de conservación ambiental existe gracias al aporte voluntario de instituciones locales, nacionales y extranjeras y por una iniciativa ancestral de grupos indígenas de la provincia. Entre las que colaboran están el Gobierno Provincial, Empresa Municipal de Agua Potable y Alcantarillado de Ambato (Emapa) y Celec-Unidad de Negocios Hidroagoyán. Todos forman parte del directorio del Fondo de Páramos, el cual está presidido por Fernando Naranjo, prefecto de Tungurahua. “Nuestros hermanos indígenas han sido quienes han velado por la conservación del páramo, con una clara visión de respeto y admiración por la naturaleza”, expresó Rojas. Entre los organismos campesinos que integran el Fondo se destacan la Corporación de Organizaciones Cristóbal Pajuña (COCP), la Corporación de Organizaciones Campesinas de Pilahuín (Cocap), la Unión de Organizaciones del Pueblo Chibuleo (Unopuch), la Unión de Asociaciones de Santa Rosa (UCIT), las Organizaciones de Quisapincha (KIPU) y la Unión de Gremios del Noroccidental de Tungurahua (Unocant). La contribución llega desde diversos puntos En 2008, el presupuesto inicial del Fondo de Páramos fue de $ 176 mil. Hoy, gracias al aporte de instituciones involucradas, el patrimonio  llega a cerca de $ 2’500.000. Gran parte de los planes de conservación en Tungurahua tiene una proyección de 80 años, en su primera fase. Los datos de la Secretaría Técnica del Fondo aseguran que antes de finalizar 2015 se invertirán cerca de $ 1’680.000 en programas de conservación. Del total $ 1’200.000 es un aporte directo de la Prefectura y lo restante es de contribuciones de entidades y organizaciones extranjeras. Uno de estos aportes extra proviene de la Unión Europea (UE), que desde el año pasado mantiene un convenio con el Fondo para impulsar 3 planes de manejo de páramo en 2 sectores de Tungurahua. Esta organización sustenta  con 610 mil euros los proyectos de cuidado de cuencas hídricas en la parroquia Pasa y comunidad Chibuleo, ubicadas al sur de Ambato, así como diversas iniciativas ambientales a cargo de la Unión de Organizaciones Campesinas de Tungurahua (Unocant).  Otros importantes planes de preservación ambiental financiados por el Fondo están en Santa Rosa, Chibuleo, Llangahua-Pucutahua, San Fernando, Pasa, Quisapincha, y territorios de la Unión de Organizaciones Campesinas de Tungurahua (Unocant), entre otras. Tanta organización en favor del medio ambiente despierta el optimismo en Fernando Naranjo, prefecto de Tungurahua. “Los tungurahuenses nos caracterizamos por ser muy emprendedores y por nuestro deber ambiental frente a la devastación de la naturaleza”. Al Fondo se siguen sumando respaldos: la Unión de Organizaciones Campesinas e Indígenas de Pasa (Uocaip), Federación Campesina de Patate (Fecopa), parroquia Chiquicha de Pelileo, parroquia San José de Poaló de Píllaro y el Frente Suroccidental de Tungurahua.
En los últimos años también se han integrado a esta iniciativa Condesan, entidad comprometida a superar la pobreza y la exclusión social de la región andina, y Nature Conservancy, organización internacional sin fines de lucro dedicada a la conservación de la biodiversidad. En los próximos 3 meses los municipios de Cevallos y Quero se unirán al Fondo de Páramos. En promedio, en cada plan de manejo ambiental se invierten $ 60 mil con dinero privado y un monto aproximado de $ 100 mil por parte de la Prefectura. Manuel Ainaguano, expresidente del Movimiento Indígena Tungurahua (MIT) y parte activa del Fondo, es otro habitante orgulloso de lo logrado. “Nuestros padres nos enseñaron que cuidar los páramos es como cuidar a la madre tierra. Del páramo brota el agua que nos regala la Pachamama, por ello, desde épocas ancestrales, hemos evitado a toda costa que se desgasten e invadan estas zonas. Y lo seguiremos haciendo”.  Una mano amiga a la agricultura       “El ser humano es parte de la naturaleza. Preservarla no implica expulsar al hombre de su entorno, como tampoco el conseguir calidad de vida del mismo representa agredir al medio ambiente”. Esa es la filosofía con la que trabaja el Fondo de Páramos y que se puede leer en el informe anual de actividades. En virtud a esto, la iniciativa ambiental fortalece las actividades económicas de quienes viven cerca de las fuentes hídricas.                    
Entre ellas se puede mencionar el impulso a la agricultura orgánica, reforzamiento del sistema de comercialización de productos de consumo, riego tecnificado y apoyo a microemprendimientos.                 

Santiago Maliza, habitante de Pilahuín, parroquia rural de Ambato, cuenta que una de las actividades que le han permitido desarrollar sus cultivos ancestrales es la capacitación. “Los últimos 5 años, especialistas en agricultura limpia, locales y extranjeros, nos han enseñado técnicas para no traspasar la frontera agrícola y métodos de crianza y comercialización de animales menores. Nuestro compromiso con el programa de cuidado de páramos incluye una actividad pecuaria  responsable, que no perjudique a las especies”, dice el campesino.  TOMADO DE EL TELEGRAFO DE ECUADOR  

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