Cada 4 minutos una persona sufre un ACV en la Argentina
En el Día Mundial del Ataque Cerebrovascular, expertos
alertan de esta enfermedad prevenible que sufren 130.000 argentinos cada año;
consejos para que no se manifieste
Víctor Ingrassia Imagen
de un ACV en la computadora.Foto:Archivo
En nuestro país se producen por año alrededor de 130.000
accidentes cerebrovasculares, más conocidos como ACV. Ello significa que, cada
cuatro minutos, un argentino sufre esta grave enfermedad que mata a un tercio
de los afectados y deja secuelas de alguna discapacidad en 9 de cada 10 casos. Los
expertos consultados por LA NACION coinciden: reconocer un ACV en el momento
que ocurre es fundamental para poder acudir de inmediato a un centro médico
donde el paciente pueda recibir el tratamiento adecuado a tiempo. Hoy, en el Día Mundial del Accidente Cerebro
Vascular (ACV), se reafirma la importancia de tomar conciencia de que esta
afección es, en la mayoría de los casos, una situación prevenible. Y una vez
que ocurre, el actuar rápido por parte de un especialista disminuye
notoriamente las consecuencias discapacitantes.
"Es muy importante que estemos bien informados para actuar
rápidamente y tener la posibilidad de resolver el cuadro o atenuar sus
consecuencias. Ante la sospecha de un ACV toda celeridad es poca porque el
tiempo es cerebro", explicó el doctor Francisco Klein, codirector del
Centro ACV de la Fundación Favaloro. Y agregó: "Frente a cualquier
manifestación que sugiera un ACV hay que concurrir de inmediato a un hospital,
donde luego de un rápido examen neurológico se realizará una tomografía
computada o una resonancia magnética. Uno de los datos más importantes es que
desde la aparición del primer síntoma de un probable ACV hasta la iniciación
del tratamiento en el centro de emergencias no deben pasar idealmente más de 3
horas, como máximo hasta 4 horas y media". ¿Cuándo ocurre un ACV?
"Cuando la
sangre que llega al cerebro no es suficiente, ya sea porque una arteria se tapa
o bien se rompe, ocurre un ataque cerebral. Así, cuando la natural circulación
sanguínea al cerebro se interrumpe o se ve disminuida, comienza la aparición repentina
de síntomas neurológicos que pueden generar cuadros de parálisis de miembros o
trastornos en el habla, entre otros", explicó a LA NACION el doctor
Gabriel Persi, especialista del Área de Neurología Vascular del Instituto de
Neurociencias Buenos Aires (Ineba). El experto, al centrarse en los números,
advirtió que la prevención no resulta un tema menor. "Se estima que un 90%
de las personas que sobrevive a este tipo de accidentes cerebrovasculares lo
hace con algún tipo de discapacidad, mientras que un 50% requiere ayuda de
otros para desempeñarse en sus actividades de la vida cotidiana luego de pasar
por una crisis de este estilo", precisó y alertó que, en la actualidad,
los ataques cerebrales son la primera causa de discapacidad y la segunda causa
de muerte en el mundo, lo que lo convierte en una emergencia médica.Llamado
también ACV o Stroke, esta enfermedad vascular se divide principalmente en dos
grandes grupos:
Isquémicos: la interrupción del flujo sanguíneo se produce
por la obstrucción de una arteria del cerebro, casi siempre producida por la
presencia de placas de ateroma, lo que llamamos arteriosclerosis. En otros
casos, se debe a la llegada de un trombo desde otras zonas del organismo,
generalmente desde el corazón (embolia). Es el más frecuente: ocurre en el 80 %
de los casos Hemorrágicos: aquellos en los que ocurre un sangrado, consecuencia
de la ruptura de una arteria. La arteria se rompe por un aneurisma (dilatación
progresiva que ocurre en una parte de la arteria debilitada). Cuanto más crece
más se dilata y corre riesgo de ruptura.
El tiempo, un aliado
clave
"Los médicos sabemos que el tiempo es fundamental
cuando ocurre un ACV, pero queremos que no haya ni una sola persona que no lo
sepa y queremos que se comprenda que actuar rápido ante las primeras señales de
alerta significa disminuir las secuelas de discapacidad que puede generar un
ACV", aseguró el neurocirujano Pedro Lylyk, del Instituto Médico Eneri.
Y detalló: "De los 17 millones de personas que sufren
anualmente un ataque cerebral, más de un tercio fallece y, otro tercio, queda
con discapacidad permanente. Tenemos que trabajar para bajar la mortalidad por
Enfermedades no Transmisibles, entre las que se encuentra el ACV, en un 25 % en
Latinoamérica. Ese es el compromiso que la Organización Mundial de la Salud
(OMS) nos propone para 2025".
El dato crudo es que más de 18.000 personas mueren al año en
la Argentina por esta enfermedad y se trata, nada menos, que de la primera
causa de discapacidad y la segunda causa de muerte en nuestro país.
"El daño cerebral supone una rotura en la trayectoria
vital del paciente y, por su elevado coste sociosanitario, condiciona las
situaciones familiares, sociales e institucionales, ocasionando cambios
importantes en el estilo de vida del paciente, así como en su personalidad y
comportamiento. La recuperación dependerá del nivel de daño que haya tenido en
magnitud y puede durar varios meses, dependiendo de la lesión", explicó el
Eduardo Echeverría, neurocirujano del Grupo Medihome.
Factores de riesgo
"Esta situación se vuelve aún más preocupante porque
tampoco desciende la incidencia de los principales factores de riesgo. La
Tercera Encuesta Nacional de Factores de Riesgo de 2013 expuso algunas cifras
que resultan alarmantes", alertó la doctora Laura Grynberg, médica
cardióloga de la Fundación Cardiológica Argentina.
La incidencia del sobrepeso y obesidad se encuentra en el
37,1% y el 20,8% respectivamente; el tabaquismo, por su parte, está presente en
el 25,1% de la población y la hipertensión arterial, en el 34,1%. La
prevalencia de colesterol elevado es del 29,8% y, de todos estos factores, sólo
el tabaquismo presentó una discreta reducción respecto a la encuesta anterior
de 2009.
También, los resultados preliminares del estudio
Interstroke, presentado por primera vez en el Congreso Mundial de Cardiología
2014 de la Federación Mundial del Corazón, informaron nuevos datos para
reflexionar: el 90 % de los ACV se encuentra asociado a los 10 principales
factores de riesgo:
La hipertensión arterial es el factor de riesgo más
frecuente y está presente en casi el 80 % de los pacientes que sufren un ataque
cerebral en la Argentina
La dislipemia o colesterol elevado aumenta el riesgo de que
se tapen las arterias, entre ellas, las que llegan al cerebro
El tabaquismo aumenta el riesgo de sufrir un ataque cerebral
entre un 50% y un 70%, mientras que el impacto es mayor en las mujeres
Las causas cardíacas (tromboembólicas), entre las cuales la
principal es la arritmia o fibrilación auricular la que quintuplica el riesgo
de padecer un ACV
El consumo excesivo de sal aumenta el riesgo de ACV, por lo
que la dieta debería considerar bajo contenido de sodio, adecuada cantidad de
frutas y verduras, carnes magras y pescado e, idealmente, la menor cantidad
posible de alimentos procesados
El consumo excesivo de alcohol tiene una estrecha relación
con el riesgo de sufrir hemorragias cerebrales
El control de la diabetes es esencial, dado que en nuestro
país el 22% de los pacientes que sufre un ataque cerebral es diabético
Estrés y depresión, en la mira
Además de los factores de riesgo tradicionales, en los últimos
años, diversos estudios pusieron de manifiesto algunas vinculaciones de la
enfermedad cerebrovascular que no estaban claramente demostradas: el estrés y
la depresión duplican el riesgo de sufrir un ACV. ¿Cuál sería el mecanismo en
este caso? "Por un lado, cuando uno está estresado o deprimido hace menos
ejercicio, canaliza la angustia comiendo o fumando y la falta de deporte
potencia el estrés porque no hay forma de canalizar la energía", afirmó
Grynberg.
Y agregó: "Por otro lado, el estrés actúa aumentando la
liberación de corticoides y adrenalina que produce el propio organismo y el
único modo de contrarrestarlo es usando técnicas para poner las cosas en
perspectiva, darse cuenta de qué es realmente importante y qué no lo es, hacer
relajación, meditación, respirar y encontrar actividades placenteras a través
de las cuales canalizar el exceso de energía".
Síntomas y tratamiento
Hoy, estudios médicos demuestran que a través de la
prevención podría evitarse el desenlace de un ACV. Según el director médico de
ALPI, doctor Lucio Serra, especialista en neurología, "lo primero que se
toma en cuenta es el perfil de cada paciente para saber cuáles son sus factores
de riesgo. Después es fundamental cuidarse y hacer actividad física, una dieta
adecuada y controlar el peso".
Asimismo, habló de la importancia de realizarse los chequeos
cardiovasculares: "En este momento hay unidades cardio-neurológicas que se
están armando desde el punto de vista cardíaco y neurológico ya que la unidad
del corazón y el cerebro están relacionados con los accidentes
cerebrovasculares."
"Ante los síntomas principales: debilidad o falta de
fuerza muscular, ceguera, adormecimiento de extremidades (hormigueos),
dificultad en el habla, pérdida del equilibrio y desviación de la comisura
labial, es importante reconocerlos para que pueda concurrir inmediatamente a un
centro de atención o llamar prontamente a un sistemas de emergencias para ser
estudiado rápidamente y cumplir con todos los procedimientos necesarios. Al
sufrir de un ACV se hace un diagnóstico, en tanto sea un hematoma importante que
pueda ir progresando o una arteria que está obstruida, que se puede desobstruir
con anticoagulantes", agregó Serra.
Y concluyó: "Frente a un ACV la clave es comenzar el
proceso de rehabilitación de forma temprana para evitar secuelas de los
trastornos tardíos. En los casos agudos, se trata con medicamentos, para frenar
todas las complicaciones que pueda presentar el paciente. Finalizada esta etapa
hay que seguir el tratamiento kinesiológico, asociado a otros cuidados que
ayudan a evitar las infecciones, escaras, trastornos respiratorios, etc.
Dependiendo de las necesidades del paciente, se trabaja con terapia física,
fonoaudiología, terapia ocupacional, se brinda apoyo psicológico y si es
necesario se provee equipo de ortesis, silla especial y férulas".
Actividades y charlas
La Asociación Argentina de Ataque Cerebral, FENERI, Clínica
La Sagrada Familia junto al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires presentan hoy
una nueva edición del Cerebro Gigante de 8 a 14 en la Plaza del Vaticano (en
Cerrito y Viamonte, junto al Teatro Colón) y a partir de las 15 en Plaza
Houssay (Av. Córdoba y Junín, frente a Facultad de Medicina). Se trata de una
apuesta didáctica para aprender acerca del ACV. Se asignarán turnos para
realizar de manera gratuita ecodoppler de las carótidas, un estudio que muestra
cómo circula la sangre en las arterias que irrigan al cerebro. Además, habrá
puestos de atención sanitaria para que los asistentes puedan controlar su
presión arterial y aprendan a tomarse el pulso cardíaco.
Ineba brindará una charla abierta a la comunidad hoy jueves
a las 18,30 en su centro de Guardia Vieja 4435, CABA. Especialistas explicarán
que es un ACV, qué lo produce, sus señales de aviso, cómo actuar ante este tipo
de situaciones y cómo prevenirlo, todo auspiciado por el Grupo de Trabajo de
Enfermedades Cerebrovasculares de la Sociedad Neurológica Argentina (SNA) y el
Consejo de Stroke de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC).
La Fundación Favaloro hará demostraciones educativas en el
hall del Hospital Universitario de la Fundación Favaloro y en locales cercanos
para aprender a reconocer un ACV. Será hoy de 9 a 12, en Av. Belgrano 1746,
CABA.
El grupo Medihome realizará de 10 a 14 una entrega de
folletos y globos en la Ciudad de La Plata (Calle 8 y 47), al mismo tiempo el
31 de octubre en el Rosedal de Palermo llevará a cabo una jornada en la cual
participarán profesionales, médicos y enfermeras. El evento contará con una
caravana de móviles, un stand para realización de un chequeo médico con el fin
de detectar los principales factores de riesgo del ACV. Tomado de la nación de
ar
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