LOS SERES VIVOS NO
PUEDEN NI DEBEN SER PATENTADOS. ¿PORQUÉ?
Nadie deja de reconocer, que el trabajo científico, debe
recibir su justa compensación. Pero todos debemos tener claro, que las leyes,
son un marco general y pre existente a la tecnología. Por: Ing. Agr. Daniel C.
Besso
Los seres vivos, no pueden ser patentados, pues no son
invenciones humanas.
A lo sumo pueden contener modificaciones introducidas por la
tecnología, pero en ningún caso son invenciones.
Por el momento los humanos no somos capaces de sintetizar un
ser vivo. Al menos un ser vivo capaz de reunir las características
fundamentales para considerárselo como tal.
A saber: NACER, CRECER, DESARROLLARSE, REPRODUCIRSE EN FORMA
NATURAL Y VIABLE, PRODUCIR INTERCAMBIO DE MATERIA Y ENERGÍA CON EL MEDIO, Y
FINALMENTE MORIR.
Si pudiera hacerse un ser vivo con todas esas condiciones y
sin recurrir a porciones de seres vivos pre existentes, recién estaríamos
llegando a considerar esa posibilidad. Por el momento, no creo que sea un
dilema al que nos veamos enfrentados.
La introducción de una parte de un ácido nucleico, de un ser
vivo, en el genoma de otro, no es una invención, solo se trata de un traslado.
Hoy se acude al argumento de que para producir esa "transgenicidad",
se ha recurrido a nuevas tecnologías, las que merecerían el pago de un canon de
por vida a sus generadores.
Pero también resulta ser que lo que podría llegar a ser
patentable, sería la técnica del traslado de material genético de una célula a
otra, no necesariamente de "tal o cual" secuencia de bases.
La secuencia de interés, a ser "transplantada",
por el momento, es invención de la "MADRE NATURALEZA", de ningún modo
de un investigador o grupo de ellos.
Las nuevas tecnologías, hoy nos deslumbran por novedosas,
tal cual como asombraron en su momento las intervenciones en flores
cleistogámicas, para generar cultivares de trigo. Ese particular modo de florar
y fructificar del trigo, también hubiese de algún modo habilitado a sus
obtentores a pretender "derecho de autor".
Más aún, dar curso a las pretensiones de las compañías que
producen variedades transgénicas, habilitaría a todos los obtentores de
variedades de frutales, forestales, etc. que hoy se propagan en forma clonal, a
reclamar igual derecho.
Solo nos falta que Italia, reclame por su álamo Mussolini
con que poblamos clonalmente las islas del delta de Buenos Aires, Santa Fe y
Entre Ríos.
En su momento, con la tecnología con que se contaba, también
se introdujeron grandes avances en la producción.
Cítricos injertados con variedades propagadas por estacas
clonales injertadas, clones nucelares. Olivos propagados del mismo modo. Vides.
Frutales de carozo y pepita. En fin, en el mundo agronómico, poseemos muchos
ejemplos semejantes.
En su momento, los trabajos de fecundación controlada, por
castrado de flores y aislamientos pistilares, también significaron una
tecnología novedosa y laboriosa a la vez. Luego de obtenido los nuevos
individuos y de someterlos a largas pruebas de comparación de rendimiento,
fueron liberados a su comercialización.
Como acaso ni se pensó en "derecho de autor", para
el señor Malvasio, vecino de Concordia, Entre Ríos, por haber desarrollado la
variedad de mandarinas con que se hacen los injertos, sobre limonero rugoso o
trifolio, que llevan su nombre.
En rigor de verdad, cada propagación clonal, estaría en
posibilidad de reclamar igual tratamiento.
Como vemos, esta discusión poco tiene que ver con dirimir
entre distintos intereses en los agro negocios y sí con cuestiones de BIOÉTICA.
Nadie deja de reconocer, que el trabajo científico, debe
recibir su justa compensación.
Pero todos debemos tener claro, que las leyes, son un marco
general y pre existente a la tecnología.
No podemos modificar las leyes, cada vez que esta resulta
ser de algún modo un obstáculo para los intereses de algún grupo o sector.
Debemos poseer el amplio criterio de entender que las
tecnologías se irán modificando a lo largo del tiempo. Lo que hoy es de un
modo, mañana puede ser de otro.
La ley debe ser lo suficientemente amplia y sabia, como para
sobreponerse a los cambios que sobrevendrán.
Pero nunca podrá satisfacer a todos los intereses. Para eso
es una ley que regula, como todas las leyes, la convivencia civilizada.
De eso mismo se trata la democracia; de la convivencia
civilizada y del respeto a la ley, aunque momentáneamente no nos "caiga
bien".
Imaginemos que debido a nuestro moderno modo de vivir y de
ver las cosas, que ha habilitado a lo que hoy denominamos "RELATIVISMO
MORAL", le pedimos a las autoridades religiosas, que "acomoden los
diez mandamientos" a la nueva corriente moral,.....digamos que lo
"actualicen un poquito".........O acaso otro ejemplo más profano: que
cambiemos las reglas del fútbol durante un mismo campeonato. Como al inicio de
un partido de truco, se plantea si se juega "con o sin flor"Los
argentinos tenemos una larga y amarga tradición de poco respeto a la
Constitución y las leyes. Así nos fue. Va siendo tiempo de que intentemos por
el camino incomodo de respetarla y hacerla respetar. TOMADO DE ENVIO DE PREGON
AGROPECUARIO DE AR
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