viernes, 25 de mayo de 2018

ASÍ PASARON UN RECUERDO DE UN ANIMAL A OTRO


Especie de caracol, Aplysica californcia, en la cual se pasaron recuerdos de un individuo a otro. Foto
NOAA
¿Qué tal pasarle un recuerdo mío a otra persona, o al revés? Lo que parece utopía es posible.
En un artículo en eNeuro, científicos reportaron la transferencia de un recuerdo de un caracol a otro vía el ARN. Si se confirma en otras especies, podría llevar a un cambio en el pensamiento de los investigadores sobre cómo se forman las memorias, no pegadas en conexiones nervio-célula, sino que pueden ser estimuladas por cambios epigenéticos inducidos (factores que juegan un papel en la genética).
“El estudio sugiere que las poblaciones de ARN son el vínculo perdido en la búsqueda de la memoria”, en palabras de Bridget Queenan, de la Universidad de California, quien no participó en el avance, citado por The Scientist.
“Si el ARN neuronal en circulación puede transferir estados comportamentales y tendencias, orquestando un sentimiento transitorio y un recuerdo más permanente, sugiere que la memoria humana, como su estado de ánimo se explicará solo con explorar la relación entre cuerpos y cerebros”.
Durante décadas, investigadores intentaron descubrir cómo, cuándo y dónde se forman los recuerdos. En los años 40, el psicólogo canadiense Donald Hebb propuso que se forman en las conexiones entre neuronas, las sinapsis, y almacenados cuando estas se hacen más fuertes y abundantes. En los 60, se sugirió que el ARN podía tener un rol según resultados de experimentos que no pudieron ser replicados.
David Glanzman, de la Universidad de California en Los Ángeles, comenzó hace años con sus colegas a replicar estudios sobre borrado de recuerdos en ratones, en unos caracoles (Aplysia californica). Encontraron que las sinapsis del caracol formadas para almacenar un recuerdo no eran necesariamente las que eran removidas de los circuitos neuronales en los experimentos de borrado de recuerdos.
“Era arbitrario cuáles conexiones eran borradas. Eso sugería que tal vez el recuerdo no era almacenado allí sino en otro sitio”.
Por eso se enfocaron en el ARN porque esas señales iniciales relacionadas con la memoria y porque experimentos sugerían que los recuerdos duraderos no se almacenaban en la sinapsis.
Los caracoles tienen grupos de neuronas, ganglios, y no cerebros. Su sistema nervioso, como el de los moluscos, tiene unas 20.000 neuronas y sus células son grandes y fáciles de identificar. Así, a caracoles sometidos a estrés les extrajeron neuronas abdominales y luego de un proceso las inyectaron en los cuellos de caracoles que nunca habían recibido ese estímulo estresante se
comportaron como que sí.
POR RAMIRO VELÁSQUEZ GÓMEZ | TOMADO DE EL COLOMBIANO

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