Dirección de
Higiene alerta a la población ante venta ilegal de chorizos de caballo
La matanza indiscriminada de caballos en la zona norte de la
ciudad, que ha afectado a vecinos de Nuevo Paysandú y Autobalsa, trae consigo
otros problemas. Además de los delitos de abigeato y faena clandestina, la
falta de controles bromatológicos en la posterior elaboración de los productos
pone en peligro la salud de los consumidores. La mala manipulación puede
provocar la multiplicación de las bacterias que a la postre contaminen el
producto final, por lo que enfermedades como la salmonelosis o infecciones de
tipo intestinal pueden ser muy frecuentes.
En tal sentido, la directora de Higiene y de la Unidad de Gestión Ambiental de la intendencia, Mercedes Paradiso, indicó a EL TELEGRAFO que está en conocimiento de la situación y exhortó a la población a no consumir este tipo de carne. “De ningún tipo, si no es tratada con el procedimiento debido”, dijo.
Haciendo hincapié en la cadena de errores que se repiten al tratarse de faena clandestina, Paradiso indicó que “el gran riesgo que corremos todos es lo que tiene que ver con el proceso de la faena, en este caso clandestina”.
“Hay que darse cuenta que un frigorífico certificado tiene 20.500 exigencias de la faena, que no pueden hacer el corte sin enjuagar el cuchillo en agua hirviendo, lo que se hace corte a corte. Está sumamente higiénico todo el espacio de trabajo y el personal con guantes, con botas, con un montón de cuidados, y además en un lugar que está a menos de cierta temperatura. Cuando se carnea un caballo u otro animal, de la manera en que está pasando, todos los controles y barreras higiénicas que podamos imaginarnos están libradas. De la faena, además se va a procesar la carne y tampoco hay ningún tipo de barrera que controle el desarrollo de microorganismos. Un chorizo o cualquier producto manufacturado en este tipo de condiciones no te asegura nada, por la manipulación en el proceso, sea carne de lo que sea”, sostuvo la directora de Higiene.
La irregularidad más grande “es en la faena y luego en la manipulación”. “Es carne que no tiene ningún control. Desde el punto de vista microbiológico puede traer un montón de problemas. Desde una diarrea, porque haya más microbios de los que debe haber, hasta infecciones graves o una enfermedad más grande si en el proceso la carne estuvo más en contacto con otras bacterias que hay en el ambiente y son más agresivas”, dijo.
“Acá se violan todas las barreras que existen para evitar la contaminación microbiológica que son muchísimas. Están a merced de que cualquier bacteria que haya en el ambiente mismo o los implementos que usen, o si trasladan la carne en tachos, en baldes o bolsas. Gente que no tiene ni idea de cómo manipular los alimentos para evitar eso. Los riesgos son muy altos”, dijo Paradiso.
Una forma de identificar la carne de caballo es a través de su color, ya que es más oscura que las demás, y tiene un sabor dulce. Las personas que compren chacinados o carne de dudosa procedencia ueden sospechar que están ante carne de caballo en base a estas referencias, además del bajo costo al que son ofrecidos, que ronda los 100 pesos por kilo. A nivel policial, se continúa con las investigaciones en procura de dar con los responsables de los hechos. TOMADO DE EL TELEGRAFO DE UY
En tal sentido, la directora de Higiene y de la Unidad de Gestión Ambiental de la intendencia, Mercedes Paradiso, indicó a EL TELEGRAFO que está en conocimiento de la situación y exhortó a la población a no consumir este tipo de carne. “De ningún tipo, si no es tratada con el procedimiento debido”, dijo.
Haciendo hincapié en la cadena de errores que se repiten al tratarse de faena clandestina, Paradiso indicó que “el gran riesgo que corremos todos es lo que tiene que ver con el proceso de la faena, en este caso clandestina”.
“Hay que darse cuenta que un frigorífico certificado tiene 20.500 exigencias de la faena, que no pueden hacer el corte sin enjuagar el cuchillo en agua hirviendo, lo que se hace corte a corte. Está sumamente higiénico todo el espacio de trabajo y el personal con guantes, con botas, con un montón de cuidados, y además en un lugar que está a menos de cierta temperatura. Cuando se carnea un caballo u otro animal, de la manera en que está pasando, todos los controles y barreras higiénicas que podamos imaginarnos están libradas. De la faena, además se va a procesar la carne y tampoco hay ningún tipo de barrera que controle el desarrollo de microorganismos. Un chorizo o cualquier producto manufacturado en este tipo de condiciones no te asegura nada, por la manipulación en el proceso, sea carne de lo que sea”, sostuvo la directora de Higiene.
La irregularidad más grande “es en la faena y luego en la manipulación”. “Es carne que no tiene ningún control. Desde el punto de vista microbiológico puede traer un montón de problemas. Desde una diarrea, porque haya más microbios de los que debe haber, hasta infecciones graves o una enfermedad más grande si en el proceso la carne estuvo más en contacto con otras bacterias que hay en el ambiente y son más agresivas”, dijo.
“Acá se violan todas las barreras que existen para evitar la contaminación microbiológica que son muchísimas. Están a merced de que cualquier bacteria que haya en el ambiente mismo o los implementos que usen, o si trasladan la carne en tachos, en baldes o bolsas. Gente que no tiene ni idea de cómo manipular los alimentos para evitar eso. Los riesgos son muy altos”, dijo Paradiso.
Una forma de identificar la carne de caballo es a través de su color, ya que es más oscura que las demás, y tiene un sabor dulce. Las personas que compren chacinados o carne de dudosa procedencia ueden sospechar que están ante carne de caballo en base a estas referencias, además del bajo costo al que son ofrecidos, que ronda los 100 pesos por kilo. A nivel policial, se continúa con las investigaciones en procura de dar con los responsables de los hechos. TOMADO DE EL TELEGRAFO DE UY
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