producción de miel se
incrementa en 11% pese a la falta de mercados
Economía
Augusto Chileno Mamani muestra una de las celdas que
permanece al interior de una caja de producción de miel. | Daniel James
Las cajas donde las abejas producen miel y al fondo un
apicultor. | Daniel James
El apicultor Chileno muestra los derivados de la producción
de miel. | Daniel James
Enid López Camacho
La apicultura es uno de los rubros que subsiste pese a la
falta de apoyo. En Cochabamba, el 2018 se registró una producción de 300
toneladas, 11 por ciento más de lo registrado la gestión pasada que fue de 270
toneladas.
La producción de miel es una de las pocas actividades que
coronan al departamento como líder en el país. Según los datos de la Federación
de Apicultores de Cochabamba, hasta la gestión pasada, los productores tenían
un promedio de 10 cajas de miel (cada una pesa alrededor de 15 kilos), pero
ahora el promedio es de 30 por unidad productiva.
“En cuanto a mercados
hemos tenido problemas toda vez que el mayor comprador que teníamos era Promiel
y prácticamente ha desistido comprarnos la miel a todos los productores por la
nueva reestructuración”, indicó el presidente de la Federación de Apicultores
de Cochabamba, José Luis Calahuana.
Pese a esa situación, los productores cochabambinos
apostaron por los departamentos del occidente como potenciales mercados para la
distribución de miel. “Hemos tenido que buscar nuevas alternativas de mercado y
se ha podido abrir”, indicó.
Augusto Chileno Mamani, es un productor que se dedica a la
apicultura desde hace 38 años en la zona de Ushpa Ushpa. Él junto a su familia
diversificaron la actividad apícola y ahora también reproducen abejas reina.
“Se criaba rústicamente, agarrábamos una madera y clavábamos;
ahora ya llegamos a modernizar las colmenas, buscamos las maneras de tener más
cuidado y mejor manipulación en el trabajo”, sostuvo.
Augusto también extrae propóleo en bruto y el polen, al
margen de la miel. La cera es uno de los productos solicitados para la
elaboración de velas aromáticas.
Sin embargo, lamenta que los consumidores no valoren el
producto porque sólo pagan 35 bolivianos por kilo cuando el costo real es de 50
bolivianos. “Hay gente que no llega a pagar, el kilo cuesta 50 bolivianos. Hay
veces la gente viene y me dice ya pues rebájame (…), no hay otra forma de
acomodar”, indicó.
Este medio intentó acceder a la versión de la Gobernación
sobre el apoyo a la apicultura en el departamento, pero el secretario de
Desarrollo Productivo, Pedro Padilla, derivó las consultas al Servicio
Departamental Agropecuario (Sedag).
El director del Sedag, Antonio Vía, se comprometió a atender
las consultas de este medio, pero luego evitó las llamadas telefónicas.
El consumo per cápita de miel en Cochabamba es de 1,7 kilos
al año. La cifra es mayor a la de 2017, cuando el consumo sólo era de 1,2
kilogramos al año.
La población cochabambina consume mayor cantidad de miel al
año, seguida por La Paz que alcanza un consumo de 1,1 kilogramos y Tarija que
bordea el 1 kilogramo, según los datos de la Federación de Apicultores de
Cochabamba.
Según Calahuana, el objetivo de los apicultores es
incrementar el consumo per cápita a 2,5 kilogramos en un plazo de cinco años,
potenciando al sector con políticas de incentivo a la producción de miel.
Pero la actividad también se extendió a regiones como Pojo,
Independencia y otros valles que están en el límite con Santa Cruz.
El consumo per cápita de miel en Cochabamba es de 1,7 kilos
al año, la cifra es mayor a la del 2017, que fue de 1,2 kilos.
RECUPERAN LOS ENJAMBRES PERDIDOS
El presidente de la Federación de Apicultores de Cochabamba,
José Luis Calahuana, informó que su sector también se encarga de recuperar los
enjambres perdidos en la ciudad.
“Las abejas no son enemigas”, afirmó Calahuana. Lamentó el
actuar de las personas que agreden los enjambres que suelen producir miel en
lugares muy poblados. Para ello, se habilitó el número 71497554 donde la
población podrá reportar si es que aparecen enjambres por su zona. Los
productores acudirán para retirarlos de forma segura.
LA FUSIÓN DE PROMIEL AFECTA A LOS APICULTORES
A través del Decreto Supremo (DS) 3592, el gabinete
ministerial aprobó la fusión de las empresas públicas EBA (Empresa Boliviana de
Almendras), Lacteosbol (Empresa de Lácteos Bolivia) y Promiel (Empresa Pública
Productiva Apícola) que dependían del Servicio de Desarrollo de las Empresas
Públicas Productivas (Sedem).
Las mismas firmas ahora constituyen la Empresa Boliviana de
Alimentos y Derivados (EBA).
La fusión se dio a conocer en junio de 2018, pero las nuevas
autoridades recién fueron designadas.
“Toda esta reestructuración que ha durado casi seis a ocho
meses ha provocado que la compra de Promiel no sea muy continua para nosotros
como productores”, manifestó el presidente de la Federación de Apicultores de
Cochabamba, José Luis Calahuana.
Este medio se contactó con Patricia Ballivián, gerente del Sedem, pero sostuvo
que EBA depende directamente de Javier Freire, el gerente de la nueva empresa
estatal.
Según la normativa, el patrimonio de la nueva empresa está
constituido por la transferencia que haga el Sedem de las mismas firmas
fusionadas como aporte del capital del Tesoro General de la Nación (TGN).
De acuerdo a la explicación brindada anteriormente por la
gerenta del Sedem, Patricia Ballivián, esta fusión se dio porque las empresas
tenían la misma actividad de negocio, hay una complementación y se pretende
“optimizar los recursos y aumentar su eficiencia”.
Según los productores de miel, actualmente no pueden
entregar el producto a Promiel porque se realiza una auditoría. La planta tiene
la capacidad de procesar 250 toneladas de miel y demandó una inversión de 38
millones de bolivianos. // tomado de los tiempos de Bolivia
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