Falleció un guatemalteco de ocho años detenido en EE.UU.
tras cruzar la frontera
Segundo niño migrante muerto
La Cancillería de Guatemala solicitó una investigación clara
acerca de la muerte del menor. Por la política de tolerancia cero de Trump,
2300 migrantes menores de edad fueron separados de sus padres entre el 5 de
mayo y el 9 de junio.
Foto Migrantes salvadoreños cruzan el río Suchiate en México
camino a la frontera con EE.UU.
Imagen: AFP
Otro niño migrante murió ayer bajo custodia de las
autoridades estadounidenses. Esta vez se trató de un chico de ocho años, de
origen guatemalteco que había sido detenido por la patrulla fronteriza de
Estados Unidos. Se trata del segundo caso de un menor fallecido bajo estas
condiciones este mes.
“Un niño de ocho años de nacionalidad guatemalteca que había
sido detenido por el servicio de vigilancia de fronteras de Estados Unidos
murió poco después de la medianoche, el 25 de diciembre, en el Centro Médico
regional de Gerald Champion, en Alamogordo, Nuevo México”, dijo en un
comunicado el servicio de vigilancia de fronteras de Estados Unidos (CBP). El
texto agrega que durante el día 24 el menor había mostrado síntomas de resfrío
que luego evolucionaron a náuseas y vómitos.
Los agentes vieron que el niño parecía enfermo por lo que
fue trasladado al hospital junto con su padre. En el comunicado, las
autoridades explican que el niño fue diagnosticado inicialmente con un resfrío
común y cuando las autoridades se disponían a darlo de alta se dieron cuenta de
que tenía fiebre. “El niño fue mantenido en observación durante 90 minutos y
después dado de alta del hospital a mitad de la tarde del 24 de diciembre con
una prescripción de amoxicilina y de ibuprofeno”, indicaron las autoridades.
A la noche, el cuadro evolucionó y el niño comenzó con
nauseas y vómitos y fue trasladado nuevamente al centro médico, donde
finalmente murió poco después de la medianoche. Las autoridades señalaron que
no se conocen las causas de la muerte y prometieron que se realizará, según
dijeron, un examen independiente y en profundidad de las circunstancias del
fallecimiento.
La Cancillería de Guatemala solicitó ayer, por su parte, una
investigación clara acerca de la muerte del menor. La directora de Comunicación
Social de la Cancillería, Marta Larra, afirmó en un comunicado que aún no tenían
los datos de los nombres y comunidad de origen del niño ni de su padre y que
por protección a la familia no pueden proporcionarlos, a no ser que ellos
autoricen. En el comunicado, el ministerio agregó que también fueron
solicitados los informes médicos que se practiquen para esclarecer el
fallecimiento.
Según el texto, la Cancillería tiene conocimiento de que el
menor ingresó a territorio estadounidense acompañado de su padre por El Paso,
en el estado sureño de Texas, el 18 de diciembre y que el 23 de diciembre
fueron trasladados a la estación de la Patrulla Fronteriza en Alamogordo.
“Estoy descorazonada de enterarme de la muerte de un segundo
niño bajo detención”, escribió en Twitter la representante de la cámara baja
por Nueva York Nydia Velazquez. “Debemos exigir responsabilidades, encontrar
respuestas y poner fin a la odiosa y peligrosa política contra los migrantes de
esta administración”, agregó. El presidente Donald Trump impulsa una política
de tolerancia cero contra la inmigración, en el marco de la cual 2300 migrantes
menores de edad fueron separados de sus padres entre el 5 de mayo y el 9 de
junio, algo que generó indignación en el país y en el mundo.
El pasado 8 de diciembre la niña guatemalteca Jakelin Caal
murió en el hospital de El Paso por causas aún no reveladas después de haber
sido detenida junto a su padre tras cruzar ilegalmente la frontera desde México
en la noche del 6 de diciembre. Según el diario The Washington Post, que citó
al CBP, la niña habría fallecido por deshidratación y shock.
El cuerpo de Jakelin fue repatriado el domingo a Ciudad de
Guatemala y, después de un largo trayecto, llegó en la madrugada del lunes a la
pequeña comunidad indígena guatemalteca de San Antonio Secortez. “Nunca
pensamos que íbamos a pasar una Navidad triste”, dijo Carlos Caal, tío de la
menor, durante el velatorio en esta remota comunidad del municipio
maya-q’eqchi’ de Raxruhá, unos 145 kilómetros al norte de la capital. Con
mensajes de “te amamos” y “te extrañamos” escritos en globos y carteles,
familiares, amigos y vecinos dieron el último adiós a Jakelin en la vivienda de
sus abuelos, que funciona como una capilla improvisada, y ayer llevaron a cabo
el entierro.
El caso de Jakelin Caal generó una gran indignación en
Estados Unidos y una delegación de congresistas que visitaron las instalaciones
donde estuvo detenida denunciaron fallos sistémicos en el proceso y condiciones
de higiene deplorables. Tras la muerte de la niña, el Departamento de Seguridad
Interior anunció una investigación, cuyos resultados se presentarán al Congreso
y serán públicos.// tomado de pagina 12 de ar
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