China ha enviado una
sonda a la cara oculta de la Luna
Por Osvaldo Nicolás Pimpignano
Es la primera vez que
se intenta una misión al lado no visible del satélite, algo que hasta ahora
impedían problemas serios en las comunicaciones entre la sonda, la tierra y con
el vehículo de exploración que depositara en suelo lunar.
Es un paso más en el ambicioso programa chino de exploración
espacial. Chang’e 4 (así llamada en honor de una diosa que, según la mitología
china, habita en la Luna) alunizará en los primeros días de enero; a las pocas
horas emergerá el vehículo de exploración, que empezará a recorrer el paisaje
lunar y a transmitir datos que permitan esclarecer algunos de los principales
interrogantes sobre la cara oculta de nuestro satélite.
Esa cara lunar, invisible desde la Tierra, es muy distinta
de la que sí conocemos. Si la cara visible muestra «mares» llanos de basalto y
relativamente pocos cráteres, a diferencia del lado oculto donde existen muchos
cráteres y su composición parece diferente. La misión china podría recabar
datos sobre la historia y la geología de esta área desconocida del satélite.
Probablemente, según el estudio publicado por científicos chinos en la revista
especializada Journal of Geophysical Research, de la Asociación Geofísica
Estadounidense, la toma de tierra de Chang’e se producirá en el cráter Von
Kármán.
Esta concavidad, de 186 kilómetros de diámetro, forma parte
de la cuenca Polo Sur-Aitken, el mayor cráter de impacto conocido en el sistema
solar y uno de los más antiguos de la Luna. Los científicos creen posible que
la cuenca contenga material del subsuelo lunar, que podría aportar importante
información. Hasta ahora no se había intentado una misión similar a la de
Chang’e 4 debido a dificultades
técnicas.
Una de las últimas exploraciones lunares, fue la Apolo 16
fue la décima misión, en este caso tripulada por tres astronautas, en el
Programa Espacial Apolo de EE.UU, y penúltima en alunizar y la primera en
llegar a las zonas montañosas de la Luna, en la región de las Tierras Altas de
Descartes. Se lanzó desde Florida, USA
el 16 de abril de 1972.
Dos astronautas estuvieron 71 horas en la superficie lunar.
Durante ese tiempo realizaron tres caminatas lunares, con una duración total de
20 horas y 14 minutos y condujeron el Vehículo de Exploración Lunar (Lunar
Roving Vehicle, LRV), el segundo producido y usado en la luna, recorriendo con
él 26.7 km. En la superficie recolectaron 95.8 kg de muestras lunares para
traer a la Tierra.
En este caso los científicos chinos pudieron resolver el
problema que significa la masa de la Luna interpuesta entre la Tierra y la nave
espacial. En estas condiciones era complicado establecer un sistema de
comunicación que permitiera a los ingenieros enviar instrucciones a la sonda
para su descenso a la superficie. El mismo problema se planteaba para que el
vehículo explorador pudiera
transmitir sus datos. Para resolver este problema,
China envió en mayo su satélite Queqiao, que entró en órbita en junio, a una
distancia entre 65.000 y 80.000 kilómetros más allá de la Luna.
El satélite recibirá las instrucciones de la base
aeroespacial en la Tierra para reenviárselas a la sonda y al vehículo
explorador y comunicará a la Tierra los datos de obtenidos. La misión, además
de analizar los datos de la superficie lunar, incluirá otros experimentos
científicos.
Chang’e 4 llevará a bordo huevos de gusano de seda, semillas
de patata y de flores para observar la germinación, crecimiento y respiración
en las condiciones de baja gravedad en la superficie lunar.
El año próximo China tiene previsto enviar una nueva sonda a
la Luna, la Chang’e 5, que tendrá como misión recoger muestras del suelo y
traerlas de regreso a la Tierra. A pesar de contar con un presupuesto muy
inferior al que tiene la NASA, el programa espacial chino ha logrado enormes
progresos en la última década. De hecho, ya ha dado los primeros pasos para
construir una estación espacial, la Tiangong-3, que se espera que pueda estar
lista para 2022, y para 2030 China se plantea enviar una misión tripulada a la
Luna, un objetivo al que EE.UU. renunció con el fin del programa Apolo.
Fuentes: MysteryPlanet
– NASA
Por Osvaldo Nicolás Pimpignano
Periodista de Investigación – FLACSO
Para: ASOCIACION
ECOLOGISTA RIO MOCORETA
Las imágenes fueron tomadas de la Web
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