El zorro en el gallinero Por David Cufré
Algunas de las entidades de consumidores que más incomodan a
bancos, automotrices, concesionarias de peajes, aerolíneas low cost,
distribuidoras eléctricas y de gas, que formulan reclamos contra los
exorbitantes aumentos de tarifas, fueron dadas de baja en los últimos días del
registro nacional de asociaciones por una resolución de la Secretaría de
Comercio. “Estamos soportando una persecución política para frenar nuestras
acciones, pero no vamos a bajar los brazos. Vamos a apelar y vamos a presentar
demandas penales contra los funcionarios por abuso de autoridad y malversación
de fondos”, advierte Lucas Marisi, titular de Consumidores en Acción, una
entidad creada en 2012 que sufre, junto a otras cuatro asociaciones, la
exclusión del registro público que les permite actuar en representación de la
ciudadanía frente a los abusos empresarios. Las otras dadas de baja son la
Unión de Usuarios y Consumidores, Modecuma, Consumidores Financieros y
Adunorba, en todos los casos por cuestiones formales como no tener actualizada
la página web, atrasos en la presentación del informe de gestión anual, no
registrar movimientos en una cuenta obligatoria en el Banco Nación y, en un
caso, por demoras en la entrega del último balance ante la Secretaría, lo cual
también se podría haber resuelto con una simple intimación. “No tuvimos
notificaciones previas ni derecho a defensa. La semana pasada nos enteramos de
la medida por una resolución publicada en el Boletín Oficial. Nosotros siempre
cumplimos con todo, pero la falta de recursos porque el Gobierno no está
entregando los aportes a las asociaciones como marca la ley nos complicó un
poco con algunas tareas. Acá lo que vemos es una persecución política
injustificable. La Secretaría de Comercio dice que no tiene inspectores para controlar
a las empresas pero manda a fiscalizar a las asociaciones de consumidores con
una rigurosidad que ojalá mostrara con los bancos o las prepagas. Nos quieren
frenar cuando hay una inflación descontrolada, las empresas de servicios
públicos cobran lo que quieren y las violaciones a los derechos de los usuarios
están a la orden del día. Es un escándalo”, se quejan en las oficinas de una de
las entidades.
El gobierno de
Mauricio Macri, lleno de figuras del establishment, desactivó desde un primer
momento las instituciones y mecanismos creados en los últimos años para
intensificar los controles sobre las empresas. La histórica Subsecretaría de
Defensa del Consumidor fue degradada a dirección nacional. Los Tribunales de
Consumo dispuestos por ley en 2014, cuya puesta en marcha estaba por
concretarse a fines de 2015, quedaron en el olvido. El gobierno nacional
dispuso su traslado a la órbita de la Ciudad de Buenos Aires, pero la escasa
voluntad política para ponerlos en funcionamiento es evidente al cabo de tres
años sin novedades. Los auditores de consumo con facultad para resolver de
manera expeditiva las quejas de los clientes tampoco fueron nombrados. Los
entes de control de servicios públicos fueron copados por ex empresarios de las
mismas empresas que ahora deben auditar. Los equipos de evaluación de costos de
las distintas cadenas de valor quedaron desmembrados en la primera tanda de
despidos en el sector público. Los inspectores de la Secretaría de Comercio que
exigían el cumplimiento de programas como Precios Cuidados también fueron
echados. En esa secuencia, las asociaciones de consumidores de la sociedad
civil terminaron por asumir un papel preponderante en la lucha contra empresas
de servicios públicos, telefonía celular, Internet, agencias de autos y demás
sectores con prontuarios enciclopédicos de violación de derechos de los
clientes. Sobre algunas de ellas ahora recae la sanción que firmó el 7 de
diciembre la nueva secretaria de Comercio, Marisa Bircher, con publicación en
el Boletín Oficial el lunes 10, día de celebración del 35 aniversario de la
recuperación democrática.
Antes de llegar a
Comercio, bajo el ala de Dante Sica, ministro de Producción y Trabajo, Bircher
trabajó tres años en el Ministerio de Agroindustria como especialista en agronegocios.
La funcionaria dictó clases sobre la materia en las universidades privadas de
Belgrano, UCES y UADE. Años antes, durante el gobierno de Fernando de la Rúa,
formó parte de la Fundación Exportar, para luego desempeñarse en la
multinacional SGS Group, también en el área de comercio exterior. Su formación
profesional se produjo en la Fundación Bank Boston y en la Universidad de la
Marina Mercante. Entre 2008 y 2014 fue funcionaria del gobierno de la Ciudad, y
luego, entre 2014 y 2015, formó parte de los equipos de la Fundación Pensar,
usina de funcionarios PRO como Marcos Peña, Francisco Cabrera y Miguel Braun.
Por lo que muestra en el inicio de su gestión, no solo llegó para mantener una
actitud pasiva frente al poder económico, mientras los precios vuelan al 50 por
ciento, sino que su primera acción resonante fue para disciplinar a las
entidades de consumidores que intentan defenderlos de él.
Una de las
consecuencias de la baja de las entidades del registro oficial es la pérdida de
los subsidios que cobran todas las asociaciones para su financiamiento. El
Gobierno ordenó la distribución de esos aportes días después de la exclusión,
con lo cual quedaron afuera, con el agravante de que lo que dejaron de percibir
son recursos adeudados de 2017. “Acá hay una clara intencionalidad política. A
nosotros nos sancionaron porque no estaba actualizada la página de internet”,
señala Marisi, quien anticipa que hará una denuncia por malversación de fondos
contra la Secretaría de Comercio por la discriminación en el reparto de
subsidios. Consumidores en Acción, la entidad que preside, es la que viene
sosteniendo los reclamos contra la instalación de un aeropuerto para las low
cost en El Palomar. “El 3 de diciembre iniciamos una demanda contra Flybondi y
las demás aerolíneas que operan desde la base área, contra Aeropuertos
Argentina 2000 y contra los funcionarios.
El 6 de diciembre a la tarde participamos de una marcha histórica frente
al aeropuerto con los ocho gremios aeronáuticos, camioneros y otras entidades.
Y el 7 de diciembre la Secretaría de Comercio dictó las resoluciones con las
sanciones a las cincos asociaciones de consumidores. La publicación fue el 10
en el Boletín Oficial”, detalla.
Algunos de los
litigios que sostienen las entidades castigadas involucran a bancos por cargos
abusivos con tarjetas de crédito; prepagas por el incumplimiento de la ley que
las regula -por ejemplo, al no respetar el Plan Médico Obligatorio o los plazos
de comunicación a los clientes de la suba de aranceles-; distribuidoras eléctricas
y de gas por errores de facturación; automotrices y agencias por no presentar
los kits de seguridad; concesionarias de peajes por no enviar las facturas del
telepeaje a los usuarios; proveedores de telefonía celular e internet por
problemas de servicio, facturación o para dar la baja, entre otros. La lista es
mucho más extensa y explica, en la visión de las asociaciones, la embestida
oficial de un gobierno PRO empresario.
El riesgo de poner al
zorro a cuidar las gallinas fue advertido por las entidades de consumidores y
en documentos de especialistas que estudiaron el funcionamiento de las
CEOcracias en el mundo. Las alertas que esos sectores formularon no bien Macri
designó su gabinete terminaron quedando cortas ante lo que después resultó la gestión.
Que la inflación de 2018 se convierta en la más alta en 27 años es una de las
consecuencias de aquellas designaciones en las estructuras de control del
Estado nacional. La nueva arremetida sobre los defensores de los usuarios
anticipa lo que puede esperarse para 2019 en el marco de un plan de ajuste
auditado por el FMI. // TOMADO DE PAGINA 12 DE AR
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