Lo que le sucede al
imperio es que la unidad lo desespera
Es imperativo desde la unidad de las fuerzas progresistas la
denuncia, porque los tentáculos de John Bolton y su enajenada embestida
encuentran oídos también al sur venezolano, en el gobierno electo de Brasil
Autor: Oscar Sánchez Serra Base de la Fuerza Aérea Eglin en
Florida, Estados Unidos de América.
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Cuando escuchamos el pasado viernes al Presidente cubano,
Miguel Díaz-Canel Bermúdez, expresarle a los jefes de delegaciones de la xvi
Cumbre del ALBA-TCP que «La Patria Grande nos reclama estar unidos para seguir
forjando nuestra segunda y definitiva independencia», nos volvió a situar al
lado de Fidel: «La paz y el derecho a una vida confortable y digna deben ser
para todos. Esto no nos será concedido de modo espontáneo. Como todas las
grandes conquistas del género humano, requiere de nuestra unidad…». Y en la
otra mano nos puso a Chávez, a quien América Latina llamó comandante de la
unidad y la esperanza.
Ante un imperio amenazante y aberrante, al que le molestan
los aires de justicia, de complementariedad, de integración y solidaridad entre
los pueblos, porque esas virtudes le lastran su esencia explotadora, la unidad
a la que también Bolívar y Martí convocaron a la Patria Grande que es Nuestra
América, es decisiva. Hoy Venezuela es blanco de la desesperación de esa sed
imperial por quebrar lo que le huela a paz. Su presidente, Nicolás Maduro,
justo antes de emprender viaje a la Cumbre del alba-tcp, en La Habana la pasada
semana, había denunciado lo que se viene orquestando, bajo la batuta de uno de
los halcones militares de Estados Unidos, el asesor de seguridad nacional, John
Bolton.Es él, al decir del mandatario venezolano, quien «dirige un plan de
carácter terrorista e intervencionista para violentar la democracia e imponer
un gobierno dictatorial en Venezuela». Según lo proyectado se persigue una
intervención militar extranjera, un golpe de Estado, que incluye asesinar al
presidente e imponer lo que llaman un gobierno transitorio.Para tal empeño,
Telesur, citando a Maduro, detalla que hay un programa de entrenamiento de
mercenarios que, en complicidad con el gobierno de Colombia, se ejecuta en
territorio estadounidense y en el de ese país. Son algo más de 770 mercenarios,
entre venezolanos y colombianos. El objetivo es simular ataques, como si
partieran de las fuerzas venezolanas, contra unidades militares en la frontera
e iniciar una escalada violenta que confunda a la opinión pública y justifique
cualquier otra acción militar contra Venezuela.
Además, Maduro reveló información de inteligencia que da
cuenta de que la Base de la Fuerza Aérea Eglin, ubicada en Florida, en ee.uu.,
acoge a fuerzas de comando que reciben entrenamiento para una agresión
quirúrgica contra las bases aéreas y militares
venezolanas. El fin de la agrupación terrorista, refiere
Telesur, sería desembarcar, tomar y neutralizar la Base Aérea Libertador de
Palo Negro (Aragua); la Base Naval de Puerto Cabello (Carabobo) y la Base Aérea
de Barcelona (Anzoátegui). Sitio de adiestramiento es también la Base Aérea de
Tolemaida, ubicada en el municipio de Melgar, en el departamento de Tolima, una
de las siete bases estadounidenses instaladas en Colombia.
Como si eso no le bastara al macabro plan, la administración
estadounidense incrementó, de 40 a 120 millones de dólares, los recursos
financieros, dirigidos a sobornar a oficiales para crear disturbios militares.
En esa estratagema estaría involucrado, según el propio Maduro, el coronel
retirado de la Guardia Nacional Bolivariana (gnb), Oswaldo García Palomo. Si se
sigue el hilo conductor de las agresiones contra Venezuela, es fácil dar con
este exoficial: fue un operador directo de los planes sediciosos y ataques
contra la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y está solicitado por las
autoridades venezolanas por su participación en el intento de de magnicidio el
pasado 4 de agosto, en Caracas.
Es imperativo desde la unidad de las fuerzas progresistas la
denuncia, porque los tentáculos de Bolton y su enajenada embestida encuentran
oídos también al sur venezolano, en el gobierno electo de Brasil, dónde sino.
El Asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, y creador de la inseguridad
de los pueblos de América, le ha dado misiones contra Venezuela a Jair
Bolsonaro, que tomará posesión el próximo enero. La mano ejecutoria es la del
vicepresidente Hamilton Mourao, defensor de la última dictadura brasileña
(1964-1985), un hombre que parece que ve muchas películas de acción baratas o
es un fanático de los videojuegos al expresar que «los héroes matan», «que la
constitución se puede reformar sin consultar al pueblo» y «que un Gobierno
puede dar un autogolpe de Estado y poner al ejército al frente de la seguridad
nacional», y, además, se ha obsesionado con la misión, pues todos los días
repite que va invadir a Venezuela y promueve el uso de sus fuerzas militares
contra la nación bolivariana. ¿Cuál es la troika del mal o el triángulo del
terror de la que habla Bolton? ¿Acaso Cuba, Venezuela y Nicaragua, que no
tienen planes de agresión a ninguna nación, ni millones para subvertir el orden
constitucional y si estrategias de ayuda para salvar vidas, enseñar a leer y
escribir o proyectos de defensa contra el cambio climático, el cual niega
Estados
Unidos? ¿O será que el asesor está tan acostumbrado a hacer
el mal que cree que todo el mundo es cómo él, que incluyó a Cuba como país para
ser bombardeado por el Gobierno de George W. Bush y aseveró que no pasaría nada
si desaparecieran los diez pisos del edificio de la onu en Nueva York?
Lo que le sucede a Boltón y al imperio es que la unidad los
desespera. Ante tanta agresividad, frente a la real amenaza que se cierne sobre
los pueblos de América, la unidad que representa el alba-tcp, sin importar el
tamaño de las economías de sus miembros o de su geografía, ha sido un bastión.
En La Habana, en la recién finalizada Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno
de ese integrador mecanismo, el primer ministro de San Vicente y las
Granadinas, Ralph Gonsalves, destacó el peso alcanzado por sus posiciones en el
contexto político internacional, así como también defendió el derecho de
Venezuelaa decidir su destino frente a la agresión imperial de que es objeto, y
expresó: «Sin la unidad de los países del alba, ya hubiera ocurrido una
intervención militar en Venezuela». // TOMADO DE LA GRANMA DE CUBA
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