Plan a 50 años busca erradicar la flora y fauna introducida al archipiélago Juan Fernández
MATÍAS ROVANO BUSTOS
Desde Juan Fernández
En el archipiélago Juan Fernández apenas 250 "Rayaditos de Masafuera" revolotean por los árboles. Es un ave endémica que vive en la isla Alejandro Selkirk -habitada normalmente por pescadores durante 8 meses en el año-, pero que a pesar de su aislamiento está entre las especies con mayor riesgo de extinción en Chile.
Su caso no es el único. La mayor parte de la flora y fauna del archipiélago está en riesgo. Y la causa es exclusivamente la introducción de especies foráneas que las depredan o compiten por el espacio. Desde 1574 comenzó un ingreso descontrolado de personas que paulatinamente fueron interviniendo el rico ecosistema insular.
Grave amenazaLa vegetación es la más amenazada. Las investigaciones han detectado 503 especies introducidas, mientras que las nativas son sólo 213 (de ellas 135 son endémicas, una de las tasas más altas del mundo). De las 4.794 hectáreas que tiene la isla Robinson Crusoe, 1.800 están afectadas con especies como maqui, murtilla y zarzamora.
La luma, el canelo y el naranjillo "se encuentran en extrema condición de amenaza, así como muchas otras especies endémicas de gran valor. Tanto es así, que casi el 84% de la flora está amenazada de extinción, y de hecho ya se registra la extinción de 8 especies de plantas en los últimos 100 años", indica un documento elaborado por el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG).
"Las proyecciones señalan que, de seguir el patrón actual de avance de especies foráneas, existe una alta probabilidad de que el bosque montano nativo sea invadido o reemplazado", agrega el informe.
El SAG, junto a la Corporación Nacional Forestal (Conaf), trabaja en un plan que se extenderá por 50 años y que pretende erradicar las especies introducidas en el archipiélago. O al menos disminuir notoriamente su presencia.
"Lo primero que haremos será establecer una barrera biológica para controlar el ingreso de embarcaciones que llegan", explica Iván Leiva, administrador del parque y reserva. La iniciativa para controlar la flora exótica en terreno incluye el uso de herbicidas, métodos mecánicos como el corte de plantas, extracción de órganos de propagación y el control de los procesos de florecimiento (para evitar la reproducción).
El caso de los animales es aún peor. Si en la región de Coquimbo las cabras erosionan el suelo y permiten el avance de la desertificación, en Juan Fernández los caprinos se comen todo lo que encuentran. En total son unas 20 especies foráneas contabilizadas, entre ellas conejos, ratas, coatís, palomas, gatos y perros.
De tanto en tanto es posible ver un picaflor rojo libando entre las flores. Antes era habitual. El problema es que gatos asilvestrados están siempre al acecho para cazarlos. Y son tan hábiles que redujeron su población a menos de mil ejemplares.Pero los animales no sólo matan a otros animales. También permiten la propagación de las plantas foráneas y se comen las semillas de las especies nativas.
A un nivel micro pasa lo mismo: hay 80 especies de insectos "externos", aunque seis de ellos son considerados dañinos, sobre todo la chaqueta amarilla.
"La situación es muy grave. Estamos trabajando con la ONG Island Conservation para realizar programas de erradicación de especies invasoras, principalmente animales", afirma Hernán González, encargado de la oficina del SAG en Robinson Crusoe.
Esa ONG trabaja también en la Reserva Pingüino de Humboldt -en la IV Región- y su sistema es básicamente la caza. "En la isla Alejandro Selkirk podrían tener resultados en dos a tres años", añade.
Tomado del Mercurio de Chile
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