Informe: Cambio climático,
impactos y vulnerabilidad en Europa 2012
"La capa de hielo de
Groenlandia, el hielo del Ártico y muchos glaciares de Europa se están
derritiendo, la cubierta de nieve ha disminuida.
El informe Cambio climático,
impactos y vulnerabilidad en Europa 2012 de la Agencia Europea de Medio
Ambiente (AEMA) señala que se ha observado un aumento de las temperaturas
medias en toda Europa, una disminución de las precipitaciones en las regiones
meridionales y un aumento de las precipitaciones en la Europa septentrional.
"La capa de hielo de
Groenlandia, el hielo del Ártico y muchos glaciares de Europa se están
derritiendo, la cubierta de nieve ha disminuido y la mayor parte de la
superficie del permafrost se ha deshelado", explican los expertos.
En los últimos años, los episodios
meteorológicos extremos, como las olas de calor, las inundaciones y las sequías
han causado daños y costes crecientes en toda Europa. Aunque se precisan más
pruebas para determinar el papel que ha desempeñado el cambio climático en esta
tendencia, la creciente actividad humana en zonas vulnerables ha sido un factor
clave.
"Se estima que, en el
futuro, el cambio climático aumente esta vulnerabilidad, dado que se prevé que
los episodios meteorológicos extremos se vuelvan más intensos y frecuentes. Si
las sociedades europeas no se adaptan, los costes ocasionados seguirán
aumentando", señala el informe.
Asimismo, el trabajo apunta que
algunas regiones serán menos capaces de adaptarse al cambio climático que
otras, en parte debido a las disparidades económicas en Europa. "Los
efectos del cambio climático podrían agravar más estas desigualdades",
subraya.
Según Jacqueline McGlade,
directora ejecutiva de la AEMA "el cambio climático es una realidad en
todo el mundo, y su magnitud y velocidad son cada vez más evidentes. Esto
significa que cada sector de la economía, incluidos los hogares, han de
adaptarse y han de reducir emisiones"
Aumento de las olas de calor
La última década (2002–2011) fue
la más calurosa jamás registrada en Europa, siendo la temperatura terrestre
europea 1,3° C más cálida que la media preindustrial. Varias proyecciones de
cambio climático muestran que las temperaturas en Europa podrían ser entre 2,5
y 4° C más cálidas en la última parte del siglo XXI, en comparación con la
media de 1961–1990.
Las olas de calor han aumentado
en cuanto a frecuencia y duración, y han provocado decenas de miles de muertos
en la última década. Según el informe, en las próximas décadas el aumento
previsto de estas olas podría incrementar el número de muertes relacionadas con
el calor, "si las sociedades no se adaptan". Sin embargo, se prevé
que las muertes relacionadas con el frío disminuyan en muchos países.
Por otro lado, mientras que la
precipitación disminuye en las regiones meridionales, aumenta en el norte de
Europa. Se prevé que estas tendencias se mantengan y que el cambio climático
aumente las inundaciones fluviales, sobre todo en el norte de Europa, dado que
las temperaturas más altas intensifican el ciclo hidrológico. No obstante,
resulta difícil determinar la influencia
del cambio climático en los registros de datos de inundaciones del pasado.
Las sequías y sus efectos sobre
el caudal de los ríos son cada vez más graves y más frecuentes en el sur de
Europa. Se prevé que los caudales mínimos de los ríos disminuyan de forma
significativa en verano en el sur de Europa, aunque también en muchas otras
partes de Europa en distinto grado.
Los glaciares y el nivel del mar
El Ártico se está calentando más
rápido que otras regiones. En 2007, 2011 y 2012 se observaron los niveles más
bajos de hielo marino en el Ártico,
llegando a aproximadamente la mitad de la extensión mínima vista en la década
de 1980. La fusión de la capa de hielo de Groenlandia se ha duplicado desde la
década de 1990, perdiendo una media de 250 000 millones de toneladas de masa de
hielo cada año entre 2005 y 2009. Los glaciares de los Alpes han perdido
aproximadamente dos tercios de su volumen desde 1850 y se espera que estas
tendencias se mantengan.
El nivel del mar se ha incrementado,
lo cual aumenta el riesgo de inundación costera durante las tormentas. El nivel
medio del mar subió en todo el planeta 1,7 mm al año durante el siglo XX, y 3
mm al año en las últimas décadas. Las proyecciones de futuro varían
significativamente, pero es probable que el aumento del nivel del mar en el
siglo XXI supere al del siglo XX. Sin
embargo, la subida del nivel del mar en las costas europeas varía, por ejemplo,
debido a episodios locales de subsidencia o levantamiento.
"Aparte de los impactos del
calor en la salud, otros efectos en la salud humana también son importantes. El
cambio climático desempeña un papel en la transmisión de determinadas
enfermedades", asevera el informe. Por ejemplo, permite que la especie de
garrapatas Ixodes ricinus prospere en regiones más septentrionales, mientras
que un mayor calentamiento puede permitir la propagación de mosquitos y
flebótomos portadores de enfermedades en diversas partes de Europa. La estación
de polinización es más larga y llega 10 días antes que hace 50 años, lo que
también afecta a la salud humana.
Cambios en las características de
las plantas y los animales
Respecto a la repercusión en
flora y fauna, la plantas florecen más temprano, mientras que las
proliferaciones de fitoplancton y zooplancton de agua dulce también aparecen
antes. Otros animales y plantas se están trasladando hacia el norte y hacia
cotas más altas ya que que sus hábitats se atemperan. Dado que la tasa de
migración de muchas especies es insuficiente para seguir el ritmo del cambio
climático, en el futuro podrían verse abocadas a la extinción.
Aunque puede haber menos agua
disponible para la agricultura en el sur de Europa, las condiciones de cultivo
pueden mejorar en otras zonas. La temporada de crecimiento de diversos cultivos
en Europa se ha alargado y se espera que esta tendencia se mantenga junto con
la expansión de cultivos de estación cálida a latitudes más septentrionales.
Sin embargo, se prevé que las cosechas de algunos cultivos disminuyan debido a
las olas de calor y las sequías en Europa central y meridional.
Con el aumento de las
temperaturas, también ha bajado la demanda de calefacción, lo cual supone un
ahorro de energía. "No obstante, este dato debe ponderarse con las mayores
demandas de energía para refrigeración durante los veranos más calurosos",
Enviado en red foroba
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