Por cada estudiante que se titula como docente, ejercerán también otros
dos docentes que son, de algún modo, estudiantes fracasados que tienen a su
cargo la tarea de formar estudiantes”, concluyó un estudio que el Consejo
Directivo Central (Codicen) encargó a la consultora Cifra y fue presentado ayer
en el salón de actos del Instituto de Profesores Artigas (IPA).
Cuatro de cada diez que ingresaron a formación docente ejercen sin
título. Solo uno de cada diez egresó en tiempo y forma, mientras que a otro de
ellos le llevó más de siete años recibirse. Los cuatro restantes se
desvincularon de la docencia y trabajan en otra área.
Además, un tercio de los que empezaron a cursar formación docente
abandonó la carrera sin siquiera haber rendido un examen.
A los cuatro años de cursar la carrera solo un tercio de los que
ingresaron continuaban cursando, según el relevamiento de Cifra realizado en 9
centros de formación de maestros y profesores de Montevideo e interior. La
muestra fue llevada a cabo en la primera mitad de este año a través de 1.545
encuestas entre alumnos de las generaciones que ingresaron en los años 2005 y
2008.
Los estudiantes del IPA (profesorado en Montevideo) son los que tienen
menor tasa de egreso y mayor abandono. Además son los que presentan mayor
rezago. De 100 estudiantes que ingresaron en 2005, 61 permanecieron luego de
cursar el primer año y los restantes 39 abandonaron. Sólo 29 estudiantes
llegaron al cuatro año.
El estudio determinó que el factor con mayor influencia en el rezago y
el abandono es la edad. Entre los que se reciben, más de la mitad empezó con 18
años, mientras que entre quienes abandonaron más de la mitad empezó a cursar
con más de 23 años.
La edad implica mayores obligaciones laborales y familiares de los
estudiantes “que se vuelven incompatibles con un sistema rígido”, indicó el
estudio. Entre el 33% y el 46% cursó la carrera estando en pareja y un tercio
tiene hijos a cargo.
“Dos tercios de los estudiantes de la cohorte 2005 y cuatro quintos de
la cohorte 2008 trabajaron durante la carrera, y más de la mitad de los
estudiantes que trabajan tenían un empleo de más de 20 horas a la semana”,
añadió el informe. Como contrapunto, la mitad de los que sí egresaron en ambas
generaciones lo hicieron sin trabajar.
El director de Cifra, Luis Eduardo González, señaló que “el público” de
formación docente tiene menos recursos económicos, sociales y culturales que el
resto de estudiantes terciarios. “Hay más gente del interior con menos consumo
cultural”, agregó.
El déficit cultural
La mayoría de los docentes encuestados aseguró que el capital cultural
inicial de los estudiantes de formación docente es bajo. El informe afirmó que
ese factor se repite en otras carreras pero subrayó el “problema” que eso
supone para la formación docente, ya que “se forma a los futuros formadores”.
Además el déficit es ignorado por quienes ingresan a las instituciones, agregó.
El 22% de los encuestados consideró que tenía una formación previa muy
buena cuando se anotó en la carrera y el 62% pensaba que era suficiente. Solo
el 15% evaluó sus conocimientos previos como insuficientes.
“Hay 84% que considera que su formación es suficiente pero de hecho uno
de cada tres abandona sin dar un examen”, ironizó González.
Además, dijo que los institutos de formación docente deberían poder
reponer el “déficit de capital cultural” para evitar que el problema se agrave
de generación en generación.
A pesar de los resultados, ni los estudiantes ni los docentes
entrevistados consideraron que la solución a los problemas de rezago y abandono
sea reducir la carga horaria o las exigencias. Los encuestados reclamaron la
adaptación del plan de estudios.
Tomado del observador de uy
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