La XVIII Cumbre de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP18)
arrancó el lunes en Doha (Catar). La primera jornada se centró en analizar la
situación de los países menos desarrollados frente al aumento de la temperatura
global, a partir de un informe realizado por la Universidad de la ONU.
«Las aguas de Bangladesh han visto incrementada su salinidad, lo que ha
provocado que las plantas de arroz tradicionales no crezcan a los ritmos
habituales. En Bután han cambiado los patrones de los monzones. Gambia sufre
sequías. Kenia, inundaciones. Y Micronesia, la erosión en sus costas», explicó
Koko Warner, experta en vulnerabilidad social y adaptación.
Otras naciones objeto de estudio han sido Etiopía, Burkina Faso,
Mozambique y Nepal, que también se enfrentan a inundaciones y sequías que
dificultan la habitabilidad y el cultivo.
Protocolo de Kioto
En 2010, último año del que se tienen datos completos, las emisiones de
los principales gases causantes del efecto invernadero -principal acelerador
del cambio climático- fueron de 50.100 millones de toneladas.
A este ritmo llegarán a 58.000 millones de toneladas en 2020, frente a
los 44.000 millones que se consideran aceptables para poder afrontar mayores
reducciones a costos razonables.
Por tanto, uno de los desafíos en Doha consistirá en que los países
reconozcan el desfase entre las emisiones a las que se comprometieron y lo que
en realidad se requiere para mantener la temperatura en el máximo fijado.
Para los expertos de la ONU la urgencia de tomar acciones es cada vez
más evidente si no se quiere llegar al escenario probable que plantea un
documento hecho público recientemente por el Banco Mundial: un aumento de la
temperatura media del planeta de 4 grados centígrados para finales de siglo.
Tal coyuntura acarrearía «consecuencias devastadoras», con olas de calor
extremas y la subida de nivel mar de hasta un metro en ciertas zonas.
Anticipando esos peligros reales, de la COP18 deberían surgir los
detalles y parámetros de un nuevo acuerdo universal vinculante sobre cambio
climático, más claro y ambicioso, cuya negociación comenzó en mayo de 2012.
El grupo de trabajoPlataforma de Acción de Durban (ADP, en su siglas en
inglés) tiene el mandato de elaborar el citado instrumento legal antes del año
2015, para que entre en vigor en 2020.
Kioto, firmado en 1997 y cuyo primer periodo de aplicación culmina en
2012, solo obliga algunas de las naciones desarrolladas -EE.UU.-. Rusia, Japón
Canada y Nueva Zelanda se han desmarcado
del tratado.
Japón, ha asegurado en Doha que no se sumará a nuevas obligaciones, si previamente el
primer, segundo y tercer Emisores del planeta, en referencia a China, EE.UU. e
India no están sujetos a restricciones similares.
La posición de los países que abandonan el PK es lógica y racionalmente
justa, si por Justicia se entiende que los derechos y obligaciones deben ser
para todos y de acuerdo a sus responsabilidades en Emisiones
El Gobierno canadiense, por su parte, ha anunciado nuevas normas para
reducir las emisiones de los automóviles una media de un 5% al año durante 2017
y 2025, e igualarán las correcciones previstas por el sector automovilístico
estadounidense, desmarcandose del PK por considerarlo una norma que no cumplió
sus objetivos.
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