domingo, 6 de enero de 2013

ARTESANOS Y ARTE POPULAR


Los Artesanos y el Arte Popular Folklórico
Un artículo extraído del libro "Cuestiones de Folklore" publicado en el Portal de Salta.
Desde tiempos inmemoriales los hombres desplegaron sus habilidades en la producción de objetos que todos necesitaban como herramientas y utensilios. Cada objeto que resultaba de su trabajo era una pieza única y algunas se realizaban con mayor esmero que otras. De todas maneras este productor de objetos reflejaba en su trabajo la cultura de su pueblo, su tecnología y su arte utilizando los materiales del entorno.
La etimología de la palabra artesanía, deriva de las palabras latinas «artis-manus» que significa: arte con las manos. La artesanía comprende, básicamente, obras y trabajos, artísticos o no, realizados manualmente y con poca o nula intervención de maquinaria.
En estos tiempos el artesano mantiene las mismas características de antaño y sigue reflejando la cultura de su pueblo aunque su quehacer se ha convertido en algo complejo.
Uno de los principales problemas de la artesanía o arte popular es la competencia con los productos procedentes de procesos industriales de bajo costo, con apariencia similar a los productos artesanales, pero con menor precio y calidad.
Otra dificultad para los artesanos es la forma de comercializar sus productos, ya que es una característica de la artesanía, que se realiza en talleres individuales o de pocas personas, con poca capacidad para llegar al mercado.
El Arte Popular es el acto humano por excelencia, aunque negado y desvalorizado sobrevive en condiciones difíciles, muchas veces sumido en la explotación y en la miseria.
Pero si hablamos de protección del patrimonio cultural folklórico deberíamos empezar por esta temática ya que es la más expuesta al concepto de mercantilización de la cultura.
Para preservar el arte popular de cada región de la globalización que trae aparejado un cambalache cultural es necesario utilizar dos preceptos: “historia y estética”. Conceptos profundamente relacionados con esta problemática.
Las leyes del mercado están en contraposición con estos dos conceptos. Oferta y demanda hacen que un artesano o artista popular devenga a situarse fuera de su herencia concreta por razones mercantilistas.
La creación y recreación sana debe estar bajo una línea de tiempo, bajo la historia, manteniendo una estética cultural que conforma un proceso.
Hemos dicho que los artesanos no deben realizar fieles copias de las creaciones de los antepasados ya que limita el espíritu creativo con que se nutre el folklore y reduce al hombre a un animal. Pero tampoco en el afán de poder vender más o mejor deba traicionar el pasado histórico introduciendo variables que nada tienen que ver con su cultura. El enclaustramiento cultural es negativo pero la sumisión mercantilista es destructiva.
La idea es concebir un cambio lento y evolutivo, una renovación que refuerza y renueva la identidad y no una variación transcutulrizada que deteriora y destruye.
El desarrollo evolutivo puede permitir o tolerar los prestamos culturales, potencial endógeno de cambio, pero en su justa medida, en un acto estético voluntario y no en una adopción por intereses económicos.
Por último sería necesario para los hacedores, más información derivada de la investigación, estudio y sistematización del arte popular folklórico que provenga no solamente de las universidades sino también de organizaciones de la comunidad relacionadas con la temática.

Leyes que protejan la actividad – promuevan más espacios de participación y comercialización – apoyo social en salud, jubilación y educación y un marcado interés en proteger este oficio que antropológica e históricamente es el más antiguo del mundo.
José Alfonso de Guardia de Ponté
Tomado de Ideario7 de Salta ar 

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