FUNAM denunció piedra libre en manejo de envases
plaguicidas en Córdoba y otras provincias. Afectan la salud y contaminan el
ambiente.
El Dr. Raúl Montenegro indicó que "aproximadamente
un 3% de los plaguicidas usados en Argentina queda en los envases, lo cual
totaliza unos 9 millones de litros fuera de control por año. No solamente hay
piedra libre para el uso de plaguicidas, sino también piedra libre para los
envases y sus residuos".
Anticipó que "desde FUNAM judicializaremos este tema
con un caso testigo de la provincia de Córdoba para hacer más visible el
escándalo de los envases de plaguicidas. Haremos esta presentación con el
patrocinio del Dr. Carlos Nayi".
Este problema se suma a la aplicación descontrolada en
Argentina de 300.000.000 de litros de plaguicidas por año sobre unas 19
millones de hectáreas y sobre millones de personas expuestas.
El Dr. Raúl Montenegro calificó de "inaceptable y
sombrío el panorama generado por la aplicación de plaguicidas, su acumulación
en el ambiente y el problema de los envases". Difundió públicamente
"un modelo de la realidad para que los funcionarios dejen de ser
cómplices".
Córdoba (Argentina), 4 de enero de 2013. La Fundación
para la defensa del ambiente (FUNAM), una ONG con status consultivo en Naciones
Unidas, denunció "piedra libre en el manejo de envases de plaguicidas en
Córdoba y otras provincias" y que este descontrol "afecta la salud y
contamina el ambiente".
El Dr. Raúl Montenegro indicó que "aproximadamente un
3% de los plaguicidas usados en Argentina queda en los envases, lo cual
totaliza unos 9 millones de litros fuera de control por año. No solamente hay
piedra libre para el uso de plaguicidas, sino también piedra libre para los
envases y sus residuos" [1] [2].
Anticipó que "desde FUNAM judicializaremos este tema
con un caso testigo ocurrido en la provincia de Córdoba para hacer más visible
el escándalo de los envases de plaguicidas. Haremos esta presentación con el
patrocinio del Dr. Carlos Nayi".
Aclaró luego que "el reciclaje de bidones de
plaguicidas sin los suficientes resguardos es una situación frecuente en
Córdoba y otras provincias" y que esto genera "dos tipos generales de
impacto".
"En primer lugar –indicó- produce mezclas de numerosos
plaguicidas que contaminan el aire, el suelo, el agua y los organismos vivos,
dañando así la salud de personas expuestas. Los más afectados son vecinos a las
plantas usualmente clandestinas o sin control donde se acumulan, fragmentan y
enfardan bidones plásticos además de otros envases de plaguicidas. Los camiones
transportadores de envases en bruto y envases procesados también representan
una amenaza para la salud. Sus mezclas incluyen plaguicidas y sustancias que
les adicionan industrialmente, pero también derivados químicos, ocasionalmente
más tóxicos que el propio producto original. Tal el caso del isomalatión, siete
veces más tóxico que el fosforado malatión, del cual deriva. Los efectos sobre
la salud son impredecibles pues varían permanentemente los restos de
plaguicidas que contienen los envases. Tales efectos incluyen alteración del
sistema hormonal, afectación del sistema inmune y numerosas enfermedades
derivadas, entre ellas efectos embriológicos en mujeres embarazadas, y
cáncer".
"En segundo lugar –expresó Montenegro- el plástico
resultante también puede estar contaminado. Si a su vez se funde el material,
habría generación igualmente impredecible de químicos derivados, eventualmente
tóxicos. En Argentina solo se aplica rudimentariamente la Norma IRAM 12.069
sobre triple lavado y perforado de envases de plaguicidas". Agregó que
"si bien existen algunos mecanismos normalizados en las provincias de Río
Negro, Mendoza, San Juan y Tucumán, domina ampliamente la piedra libre y el
descontrol, inclusive en esas provincias". Entre los casos más dramáticos
de descontrol mencionó –entre otras- "a la provincias de Córdoba, Santa
Fe, Santiago del Estero y Chaco".
"Pocos saben que el Sistema Federal de Fiscalización de
Agroquímicos y Biológicos del SENASA, el SIFFAB, no solo está desactualizado y
mal informado, sino que ha dejado de controlar el tema de los envases de
plaguicidas desde 2007. Lo indica la Auditoría General de la Nación en un
informe reciente sobre plaguicidas elaborado para el período enero de 2007 a
marzo de 2011".
Envases, un problema sumado al uso masivo e
indiscriminado de plaguicidas. Cada vez más argentinos contaminados.
FUNAM sostuvo que el problema de los envases contaminados
"se suma a la aplicación descontrolada en Argentina de 300.000.000 de
litros de plaguicidas al año sobre unas 19 millones de hectáreas y sobre
millones de personas expuestas" [2010].
El Dr. Raúl Montenegro calificó de "inaceptable y
sombrío el panorama generado por la aplicación de plaguicidas, su acumulación
en el ambiente y el problema de los envases", tras lo cual difundió públicamente
"un modelo de la realidad para que los funcionarios dejen de ser
cómplices. Es necesario asumir que cada vez más personas tienen una mayor
diversidad de plaguicidas en sus organismos, y crecientes
concentraciones".
"Las personas –indicó- reciben plaguicidas, residuos de
plaguicidas y aditivos de los plaguicidas por exposición directa, por inhalar
partículas de suelo contaminadas con plaguicidas, por ingerir sedimentos de
tanques de agua, agua, partículas de suelo y alimentos contaminados con plaguicidas,
y en el caso de embriones, fetos y bebés pequeños, reciben además -por vía
transplacentaria y lactancia materna-los residuos de plaguicidas clorados que
almacenaba la madre en sangre y tejido graso".
Agregó que en Argentina "todos sus habitantes están
expuestos a una o más vías de ingreso de plaguicidas, a punto tal que la
mayoría de las personas tienen en su organismo uno o más residuos de
plaguicidas, algunos de ellos antiguos, no usados en la actualidad, y otros de
uso actual, como endosulfán. Obviamente, quienes viven junto a cultivos donde
se aplican plaguicidas sufren los peores impactos. Pero ninguna persona está a
salvo de recibir pequeñas dosis en forma casi crónica porque no hay controles
del Estado, y porque la legislación solo ha sido hecha para protegerlas de las
dosis letales -las que matan- pero no de las pequeñas dosis, que enferman y
provocan muertes demoradas".
"Por otra parte, insistimos que los ingenieros
agrónomos no están formados profesionalmente para proteger a las personas y al
ambiente de pequeñas dosis. Además, al hacer sus recetas fitosanitarias es
común que desconozcan la cantidad acumulada de plaguicidas que tiene cada campo
previo a cada nueva aplicación. En cuanto a los mecanismos de aprobación de
plaguicidas y su actualización por el SENASA, son definitivamente poco serios y
de evaluación cerrada. El SENASA está más cerca de las corporaciones
productoras de plaguicidas que de la gente. No olvidemos el crítico informe de
la Auditoría General de la Nación sobre plaguicidas, que deja muy mal parado al
SENASA"[3].
Los plaguicidas están reduciendo la biodiversidad natural
de Argentina
sin que los gobiernos se preocupen
El Dr. Raúl Montenegro aclaró que el sistema agroproductivo
para exportación "es un buen negocio para los vendedores y compradores de
granos, pero le cuesta al país en salud, en pérdida de nutrientes de suelo, en
pérdida de agua y en afectación de la biodiversidad. Porque los plaguicidas
también están afectando gravemente la escasa biodiversidad que queda, por
ejemplo, en Córdoba, una de las provincias ambientalmente peor manejadas de
Argentina. Hoy queda menos del 4% de superficie con bosque nativo cerrado, una
cifra que sigue disminuyendo. Sobre esta biodiversidad crítica también actúan
los plaguicidas, que en grandes cantidades llegan a lo poco de naturaleza
nativa que todavía queda". Agregó que cada año "la situación es peor,
no solamente porque se usa una mayor cantidad de plaguicidas sobre superficies
más extensas, sino también porque hay cada vez mayor acumulación y flujo de
residuos de plaguicidas".
Provincias y Nación defienden la agricultura industrial
para exportación
y el uso masivo de plaguicidas
Montenegro denunció que "la mayoría de los gobiernos
provinciales y la Nación defienden la agricultura industrial para exportación
que utiliza masivas cantidades de plaguicidas. Muchas provincias y la Nación
optaron por la codicia pública, la cual ampara a su vez la codicia privada y el
accionar de corporaciones productoras de plaguicidas y transgénicos, relegando
criminalmente la protección de la salud de las personas y el ambiente. Perdemos
así no solamente soberanía alimentaria sino también soberanía ecológica. A
nuestros ambientes no los manejan nuestros organismos públicos, sino la demanda
agrícola de otros países y los precios internacionales de la soja y del maíz de
laboratorio".
FUNAM es querellante en la causa madre de barrio Ituzaingó
Anexo y prepara nuevas acciones judiciales contra varios actores públicos y
privados "porque solamente cuando haya funcionarios públicos y
responsables privados condenados, con prisión efectiva, valdrá más la salud,
que las cuentas bancarias y la sonrisa especuladora de algunos gobernantes
irresponsables".
Notas
[1] Principales tipos de envases utilizados industrialmente
en Argentina para contener plaguicidas: a) Tambores metálicos de más de 100
litros de capacidad; b) Baldes metálicos de 20 a 50 litros; c) Sobre-envases de
cartón (bidones por 5 litros); d) Sobre-envases de cartón (frascos de vidrio,
plásticos o metálicos de 1 litro); e) Bolsas de papel Kraft con sólidos de 20 a
50 Kg y f) Bidones plásticos de 20 a 25 litros.
[2] La cifra del 3% de contenido de plaguicidas en envases
descartados fue difundida originalmente por el Dr. Hugo Kruger del Sector de
Manejo y Conservación de Suelos del INTA Bordenave.
[3] Informe de la Auditoría General de la Nación (AGN) sobre
control de agroquímicos efectuados por el SENASA entre enero de 2007 y marzo de
2011. http://www.agn.gov.ar/informes/informesPDF2012/2012_085.pdf
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