viernes, 4 de enero de 2013

ENVASES la farsa del manejo y recolección


FUNAM denunció piedra libre en manejo de envases plaguicidas en Córdoba y otras provincias. Afectan la salud y contaminan el ambiente.
El Dr. Raúl Montenegro indicó que "aproximadamente un 3% de los plaguicidas usados en Argentina queda en los envases, lo cual totaliza unos 9 millones de litros fuera de control por año. No solamente hay piedra libre para el uso de plaguicidas, sino también piedra libre para los envases y sus residuos".
Anticipó que "desde FUNAM judicializaremos este tema con un caso testigo de la provincia de Córdoba para hacer más visible el escándalo de los envases de plaguicidas. Haremos esta presentación con el patrocinio del Dr. Carlos Nayi".
Este problema se suma a la aplicación descontrolada en Argentina de 300.000.000 de litros de plaguicidas por año sobre unas 19 millones de hectáreas y sobre millones de personas expuestas.
El Dr. Raúl Montenegro calificó de "inaceptable y sombrío el panorama generado por la aplicación de plaguicidas, su acumulación en el ambiente y el problema de los envases". Difundió públicamente "un modelo de la realidad para que los funcionarios dejen de ser cómplices".
Córdoba (Argentina), 4 de enero de 2013. La Fundación para la defensa del ambiente (FUNAM), una ONG con status consultivo en Naciones Unidas, denunció "piedra libre en el manejo de envases de plaguicidas en Córdoba y otras provincias" y que este descontrol "afecta la salud y contamina el ambiente".
El Dr. Raúl Montenegro indicó que "aproximadamente un 3% de los plaguicidas usados en Argentina queda en los envases, lo cual totaliza unos 9 millones de litros fuera de control por año. No solamente hay piedra libre para el uso de plaguicidas, sino también piedra libre para los envases y sus residuos" [1] [2].
Anticipó que "desde FUNAM judicializaremos este tema con un caso testigo ocurrido en la provincia de Córdoba para hacer más visible el escándalo de los envases de plaguicidas. Haremos esta presentación con el patrocinio del Dr. Carlos Nayi".
Aclaró luego que "el reciclaje de bidones de plaguicidas sin los suficientes resguardos es una situación frecuente en Córdoba y otras provincias" y que esto genera "dos tipos generales de impacto".
"En primer lugar –indicó- produce mezclas de numerosos plaguicidas que contaminan el aire, el suelo, el agua y los organismos vivos, dañando así la salud de personas expuestas. Los más afectados son vecinos a las plantas usualmente clandestinas o sin control donde se acumulan, fragmentan y enfardan bidones plásticos además de otros envases de plaguicidas. Los camiones transportadores de envases en bruto y envases procesados también representan una amenaza para la salud. Sus mezclas incluyen plaguicidas y sustancias que les adicionan industrialmente, pero también derivados químicos, ocasionalmente más tóxicos que el propio producto original. Tal el caso del isomalatión, siete veces más tóxico que el fosforado malatión, del cual deriva. Los efectos sobre la salud son impredecibles pues varían permanentemente los restos de plaguicidas que contienen los envases. Tales efectos incluyen alteración del sistema hormonal, afectación del sistema inmune y numerosas enfermedades derivadas, entre ellas efectos embriológicos en mujeres embarazadas, y cáncer".
"En segundo lugar –expresó Montenegro- el plástico resultante también puede estar contaminado. Si a su vez se funde el material, habría generación igualmente impredecible de químicos derivados, eventualmente tóxicos. En Argentina solo se aplica rudimentariamente la Norma IRAM 12.069 sobre triple lavado y perforado de envases de plaguicidas". Agregó que "si bien existen algunos mecanismos normalizados en las provincias de Río Negro, Mendoza, San Juan y Tucumán, domina ampliamente la piedra libre y el descontrol, inclusive en esas provincias". Entre los casos más dramáticos de descontrol mencionó –entre otras- "a la provincias de Córdoba, Santa Fe, Santiago del Estero y Chaco".
"Pocos saben que el Sistema Federal de Fiscalización de Agroquímicos y Biológicos del SENASA, el SIFFAB, no solo está desactualizado y mal informado, sino que ha dejado de controlar el tema de los envases de plaguicidas desde 2007. Lo indica la Auditoría General de la Nación en un informe reciente sobre plaguicidas elaborado para el período enero de 2007 a marzo de 2011".
Envases, un problema sumado al uso masivo e indiscriminado de plaguicidas. Cada vez más argentinos contaminados.
FUNAM sostuvo que el problema de los envases contaminados "se suma a la aplicación descontrolada en Argentina de 300.000.000 de litros de plaguicidas al año sobre unas 19 millones de hectáreas y sobre millones de personas expuestas" [2010].
El Dr. Raúl Montenegro calificó de "inaceptable y sombrío el panorama generado por la aplicación de plaguicidas, su acumulación en el ambiente y el problema de los envases", tras lo cual difundió públicamente "un modelo de la realidad para que los funcionarios dejen de ser cómplices. Es necesario asumir que cada vez más personas tienen una mayor diversidad de plaguicidas en sus organismos, y crecientes concentraciones".
"Las personas –indicó- reciben plaguicidas, residuos de plaguicidas y aditivos de los plaguicidas por exposición directa, por inhalar partículas de suelo contaminadas con plaguicidas, por ingerir sedimentos de tanques de agua, agua, partículas de suelo y alimentos contaminados con plaguicidas, y en el caso de embriones, fetos y bebés pequeños, reciben además -por vía transplacentaria y lactancia materna-los residuos de plaguicidas clorados que almacenaba la madre en sangre y tejido graso".
Agregó que en Argentina "todos sus habitantes están expuestos a una o más vías de ingreso de plaguicidas, a punto tal que la mayoría de las personas tienen en su organismo uno o más residuos de plaguicidas, algunos de ellos antiguos, no usados en la actualidad, y otros de uso actual, como endosulfán. Obviamente, quienes viven junto a cultivos donde se aplican plaguicidas sufren los peores impactos. Pero ninguna persona está a salvo de recibir pequeñas dosis en forma casi crónica porque no hay controles del Estado, y porque la legislación solo ha sido hecha para protegerlas de las dosis letales -las que matan- pero no de las pequeñas dosis, que enferman y provocan muertes demoradas".
"Por otra parte, insistimos que los ingenieros agrónomos no están formados profesionalmente para proteger a las personas y al ambiente de pequeñas dosis. Además, al hacer sus recetas fitosanitarias es común que desconozcan la cantidad acumulada de plaguicidas que tiene cada campo previo a cada nueva aplicación. En cuanto a los mecanismos de aprobación de plaguicidas y su actualización por el SENASA, son definitivamente poco serios y de evaluación cerrada. El SENASA está más cerca de las corporaciones productoras de plaguicidas que de la gente. No olvidemos el crítico informe de la Auditoría General de la Nación sobre plaguicidas, que deja muy mal parado al SENASA"[3].
Los plaguicidas están reduciendo la biodiversidad natural de Argentina
sin que los gobiernos se preocupen
El Dr. Raúl Montenegro aclaró que el sistema agroproductivo para exportación "es un buen negocio para los vendedores y compradores de granos, pero le cuesta al país en salud, en pérdida de nutrientes de suelo, en pérdida de agua y en afectación de la biodiversidad. Porque los plaguicidas también están afectando gravemente la escasa biodiversidad que queda, por ejemplo, en Córdoba, una de las provincias ambientalmente peor manejadas de Argentina. Hoy queda menos del 4% de superficie con bosque nativo cerrado, una cifra que sigue disminuyendo. Sobre esta biodiversidad crítica también actúan los plaguicidas, que en grandes cantidades llegan a lo poco de naturaleza nativa que todavía queda". Agregó que cada año "la situación es peor, no solamente porque se usa una mayor cantidad de plaguicidas sobre superficies más extensas, sino también porque hay cada vez mayor acumulación y flujo de residuos de plaguicidas".
Provincias y Nación defienden la agricultura industrial para exportación
y el uso masivo de plaguicidas
Montenegro denunció que "la mayoría de los gobiernos provinciales y la Nación defienden la agricultura industrial para exportación que utiliza masivas cantidades de plaguicidas. Muchas provincias y la Nación optaron por la codicia pública, la cual ampara a su vez la codicia privada y el accionar de corporaciones productoras de plaguicidas y transgénicos, relegando criminalmente la protección de la salud de las personas y el ambiente. Perdemos así no solamente soberanía alimentaria sino también soberanía ecológica. A nuestros ambientes no los manejan nuestros organismos públicos, sino la demanda agrícola de otros países y los precios internacionales de la soja y del maíz de laboratorio".
FUNAM es querellante en la causa madre de barrio Ituzaingó Anexo y prepara nuevas acciones judiciales contra varios actores públicos y privados "porque solamente cuando haya funcionarios públicos y responsables privados condenados, con prisión efectiva, valdrá más la salud, que las cuentas bancarias y la sonrisa especuladora de algunos gobernantes irresponsables".
Notas
[1] Principales tipos de envases utilizados industrialmente en Argentina para contener plaguicidas: a) Tambores metálicos de más de 100 litros de capacidad; b) Baldes metálicos de 20 a 50 litros; c) Sobre-envases de cartón (bidones por 5 litros); d) Sobre-envases de cartón (frascos de vidrio, plásticos o metálicos de 1 litro); e) Bolsas de papel Kraft con sólidos de 20 a 50 Kg y f) Bidones plásticos de 20 a 25 litros.
[2] La cifra del 3% de contenido de plaguicidas en envases descartados fue difundida originalmente por el Dr. Hugo Kruger del Sector de Manejo y Conservación de Suelos del INTA Bordenave.
[3] Informe de la Auditoría General de la Nación (AGN) sobre control de agroquímicos efectuados por el SENASA entre enero de 2007 y marzo de 2011. http://www.agn.gov.ar/informes/informesPDF2012/2012_085.pdf

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