Los niños y las niñas
invisibles de los encarcelados Por Autor invitado
Por Martín Coria Detrás de la gran mayoría de los hombres o
mujeres privados de libertad existen una o varias familias y, en muchos casos,
uno o varios hijos. ¿Qué sabemos de ellos?
/ Gentileza, BID El Comité de los Derechos del Niño de Naciones Unidas
en sus recomendaciones elaboradas en el
marco del día de debate anual 2011[2], destaca la ausencia de estadísticas, estudios
o metodologías de trabajo específicas para niños/as que viven y se desarrollan
como personas con uno de sus padres encarcelados. En consecuencia, estos niños
y niñas –como ocurre en gran medida con los familiares de personas
encarceladas- son prácticamente invisibles para las autoridades, los
representantes de la sociedad civil y especialistas, tanto en temas de niñez
como de seguridad ciudadana. A pesar de la capacidad de adaptación que muchos
de ellos desarrollan, ser invisibles para las políticas públicas tiene
consecuencias muy concretas, tanto en el ámbito del hogar y las relaciones
intrafamiliares, como en la escuela y la vida comunitaria. Por ejemplo: Que ni
las autoridades ni los representantes de la sociedad civil conocen en qué
medida sus necesidades y derechos son atendidos por la inversión social en
niñez, las políticas públicas sectoriales y los sistemas de promoción y
protección de derechos tanto nacionales como locales, impactando esto
negativamente en su crecimiento y desarrollo.
Que el sistema educativo no capacita ni apoya en forma
adecuada a los docentes que los educan ni hace todo lo posible para que la
escuela sea un espacio de humanidad y desarrollo integral ante la situación que
viven, transformándose en un espacio de discriminación y estigmatización.
Que las mujeres que los cuidan y forman en el hogar (muchas
de ellas víctimas de violencia de género) carecen del apoyo y acompañamiento
necesario del estado y de la sociedad civil[3], llevando esto muchas veces a
una adultización de los roles de los niños/as dentro del hogar.
Que las iniciativas de reinserción o rehabilitación de
personas privadas de libertad incluyan poca o nula orientación y formación
sobre cómo desarrollar y ejercer una paternidad positiva durante el tiempo de cumplimiento
de la pena y luego de la misma.
Afortunadamente, existen algunas iniciativas regionales y
nacionales de los gobiernos pero especialmente desde la sociedad civil que
están haciendo algo al respecto.
LOS NÚMEROS DE LOS
NIÑOS INVISIBLES
Al año 2013, había en América Latina y el Caribe 1.300.000
personas privadas de libertad, pero esa cifra aumenta año a año.
Entre el 70 y el 75% de estas personas son madres/padres,
con un promedio, de 2 a 2,5 hija/os.
Existen hoy en día alrededor de 2 MILLONES DE NIÑAS, NIÑOS Y
ADOLESCENTES en la región con su madre y/o padre encarcelada/o.
A pesar de que el 95% de las personas encarceladas son
varones, los efectos del encarcelamiento paterno son una realidad absolutamente
invisible.
En diálogo con
autoridades públicas, agencias internacionales
y otros actores estratégicos (donantes, universidades, iglesias), se
puede vislumbrar verdaderas ventanas de oportunidad para introducir mejoras
sostenibles en un contexto
socio-cultural y político-institucional marcado fuertemente por los
temas del delito y la inseguridad ciudadana. Tomando como referencia los
resultados de los últimos estudios, es importante que las autoridades,
especialistas, asesores y líderes comunitarios tengan en cuenta los tres
siguientes principios básicos para la acción: Los niños y niñas con un padre o
madre privado de libertad son inocentes, no han cometido ningún delito ni deben
ser castigados ni sufrir ningún tipo de violencia en el hogar, la escuela, la
comunidad o el sistema penitenciario y judicial, por la conducta de sus padres.
La Convención sobre los Derechos del Niño ratificada por todos los países de la
región los protege.
Para documentar lo que se está haciendo bien y para
identificar lagunas y pensar respuestas, un buen primer paso es preguntarse y
evaluar en qué medida las políticas públicas de infancia, la inversión social
en niñez y los mecanismos de protección de derechos existentes protegen y
promueven todos los derechos de los niños y niñas con un padre o madre privado
de libertad.[4] Esto incluye el derecho a la alimentación, la salud y
educación, a la vida familiar, la vivienda y también el derecho a participar, a
no ser discriminados y a ser escuchados.
Es inteligente, posible y necesario expandir las alianzas y
oportunidades de colaboración con la sociedad civil – aprovechando su probada
capacidad técnica, experiencia y legitimidad territorial y compromiso ético con
los niños y niñas – para producir conocimiento y herramientas concretas para
trabajar en forma integral con esta población
Suscríbase a nuestras alertas de email del blog Sin Miedos
Martin Coria (MPA – NYU) es coordinador de Church World
Service para América Latina y El Caribe. CWS es miembro de la Plataforma
NNAPEs, una iniciativa regional por la defensa de derechos de niñas, niños y
adolescentes con referentes adultos privados de libertad. Coria vive y trabaja
en Argentina.
Mail: plataformannapes@gmail.com
[1] Invisibles:
¿hasta cuándo? Una primera aproximación a la vida y derechos de niños,
niñas y adolescentes con referentes
adultos encarcelados en América Latina y El Caribe (Diciembre 2013).
[2] Recomendaciones del CDN de ONU en el marco del día de
debate anual 2011 sobre “Children of incarcerated parents “
[3] En el estudio Invisibles…42 de los 43 adultos a cargo de
niñ@s con padres encarcelados fueron mujeres (madres, abuela, tías, hermanas)
[4] Invisibles:
¿hasta Cuándo? Una primera aproximación a la vida y derechos de niños,
niñas y adolescentes con referentes
adultos encarcelados en América Latina y El Caribe (Diciembre 2013).
ESTA COLUMNA FUE ORIGINALMENTE PUBLICADA EN EL BLOG SIN
MIEDOS DEL BANCO INTERAMERICANO DE DESARROLLO BID. TOMADO DE ABC DE PARAGUAY
No hay comentarios:
Publicar un comentario