Santiago,
Chile, viernes 19 de febrero de 2016, por Luis Alberto Gallegos, editorial
Boletín GAL.- Existe una común y transversal percepción en todos o casi todos
los estamentos sociales, políticos, económicos y culturales de Chile, que el
año 2015 significó el estallido de un proceso político tipo racimo
cuyas esquirlas e impactos aún recién empiezan a avizorarse en el escenario
nacional.
En
efecto, el descubrimiento y persecución judicial de diversos casos de
corrupción que vincula a ciertos actores políticos con determinadas fuentes
empresariales, han remecido a todo el sistema político, social y económico del
país. Sus efectos recién empiezan a aparecer. Y, naturalmente, la
esfera del medio ambiente y del cambio climático no puede eximirse de sus implicancias.
Las
manifestaciones de esta severa crisis política ya se van develando ante la
opinión pública en el seguimiento de los procesos judiciales que pretenden
identificar delitos, responsables y sanciones. Pero hay otras expresiones que
recién empiezan a denotarse y que tienen relación con la evolución del quehacer
político en la actualidad y en el futuro mediato e inmediato. La prensa
nacional nos ha advertido que en el 2015 ha habido una severa estampida de
militantes de partidos, al parecer, como reacción instintiva ante los casos de
corrupción que se iban conociendo. Se estiman más de 12 mil los que abandonaron
las filas partidarias, tanto de derecha, centro, izquierda y de otras
ideologías.A nuestro juicio, ello es grave. No aplaudimos esta deserción,
aunque la entendemos y respetamos. Podría ser el mínimo gesto de
dignidad que a una ciudadana o ciudadano integrante de una organización
política, le queda como opción ante lo denigrante que se le muestra ante los
ojos.
No
obstante, ello evidencia una severa erosión de los bloques
históricos que marcan la –por lo menos hasta ahora- especie de
bipartidismo que ha dominado la escena política en estos años de democracia. Y
toda erosión del universo de partidos –entendiendo a este como el soporte de la
gestión política y administración del Estado, la sociedad y la economía-,
representa un daño al sistema democrático que tanta sangre, sudor y
lágrimas ha costado al pueblo chileno en su lucha por vencer a la dictadura.
En este
sentido, estar involucrado o involucrada en las responsabilidades de
corrupción y la consecuente erosión del sistema democrático, resulta ser una
especie de deslealtad o traición a nuestra gente y al país en su conjunto. Es
simplemente, ser miserable. Y, aquí, no valen argucias retorcidas de que el
fin justifica los medios, porque lo hace más grave y repugnante.
Militantes
no son una cifra, son personas Ahora, lo que en esta breve nota nos interesa abordar y preocupa
sobremanera es indagar los procesos subjetivos por los que los
militantes que han abandonado las estructuras partidarias, han reaccionado del
modo cómo lo hicieron, cuál pudiera ser su posible evolución y qué desafíos se
presentan, en particular desde la perspectiva ambiental y climática.
Hacer
abandono de un partido no es fácil. No sólo por lo engorroso del trámite
administrativo, sino fundamentalmente por el significado de sus implicancias
en la conciencia socio-política de las y los involucrados. No solo se
trata de números más o números menos que los datos cuantifican de deserciones.
Se trata sobre todo de seres humanos, compatriotas y hermanos nuestros, que han
debido pasar por procesos severos y dolorosos de pérdida de confianza,
credibilidad, fe y sentido de comunidad.Los militantes partidarios no son
solo números, son personas de carne y hueso que han arribado en su desarrollo
de sensibilidad, conciencia socio política y opción libre y voluntaria a
adoptar decisiones nada menores al inscribirse en un partido. Por cierto, también
pudiera haber quienes excepcionalmente han accedido a los partidos por simples
y prosaicas razones funcionales. Pero este segmento no es nuestro tema. Por
tanto, hablar de crisis políticas por deserción partidaria, es
también hablar de crisis personales que cada quién debió pasar
–o quizá aún deba pasar- en su momento. Y este componente es muy importante a
la hora de evaluar los impactos de las aberraciones y corruptelas recién
avizoradas como puntas del iceberg en el horizonte de nuestro inmenso mar
socio-político.
“Me
voy, ¿qué debo hacer?” Cada militante inscrito en un partido, aparte de los compromisos que
adquiere por ley y por normativas partidarias, se reserva su adhesión a una
ideología, programa, estatutos y una ética, entre otros componentes. Tal como
lo señala la Ley N° 18.603 o Ley Orgánica Constitucional de
Partidos Políticos en su artículo 1°, “los partidos políticos son
asociaciones voluntarias, dotadas de personalidad jurídica, formadas por
ciudadanos que comparten una misma doctrina política de gobierno, cuya
finalidad es contribuir al funcionamiento del régimen democrático
constitucional y ejercer una legítima influencia en la conducción del Estado,
para alcanzar el bien común y servir al interés nacional”. Pertenecer a un
partido político no es cualquier cosa, implica tomar una opción de vida.
¿Y qué pasa cuando hago abandono de esta colectividad donde he compartido
valores, estrategias, metas solidarias y actividades colaborativas? ¿Me voy
para la casa y me olvido de mi quehacer por el bien común, el bienestar de mi
comunidad y mi interés por mi país? Es difícil imaginarse que una o un militante
que hace abandono de su partido decida hacer también abandono de un conjunto de
principios, valores y compromisos consigo mismo y con su comunidad. Esa
lógica no existe en el universo socio político.
Lo más
probable es que, pasado un tiempo razonable, esta o este militante se haga
múltiples interrogantes e indague diversas opciones de la manera más
coherente y sensata de seguir activo y vivo en sus compromisos existenciales y
ontológicos en la esfera socio política. Y esto sería lo más saludable que
pudiera ocurrir en este segmento de ciudadanas y ciudadanas que hoy han hecho
abandono de sus tiendas políticas.
Responsabilidades
de recomponer la erosión política La Comisión Asesora Anticorrupción que encabezó Eduardo Engel reconoce
en su informe final que si bien los partidos son “las
organizaciones responsables de canalizar las demandas de la ciudadanía, de
seleccionar y formar dirigentes para cargos de gobierno, y de competir en
procesos de elecciones”, hoy se encuentran debilitados y que los vínculos históricos
entre su orgánica partidaria y la ciudadanía están desgastados. En este
escenario, es probable que los actuales partidos desde donde se ha
originado estos procesos de deserción tengan pocas opciones en el corto o
mediano plazo de recomponer sus filas y nutrirse de la savia nueva de la
ciudadanía dispuesta a un quehacer político nuevo y distinto. Aunque,
naturalmente, en política nada está dicho ni cerrado. Sobre todo si se
produjeran virajes severos y estratégicos en las conducciones partidarias. Lo que
estimamos es que probablemente pudieran ser otros referentes políticos
los llamados a contener este proceso de deserción partidaria, no
necesariamente para preservar las militancias actuales, sino para motivar,
animar y derivar las tendencias migratorias hacia otros procesos de
reclutamiento, integración y recomposición del sistema político democrático.
Y, en este proceso, las dirigencias –de partidos oficializados o no o en
proceso- que no se han involucrado en las actividades tóxicas de la corrupción,
tienen una enorme responsabilidad que cumplir. En otras palabras,
es vocación y responsabilidad de los líderes democráticos y con valores sólidos
el recuperar, proteger, cuidar y acoger a los más de 12 mil ciudadanas
y ciudadanos que hoy han hecho abandono de sus colectividades partidarias por
significativas y valoradas razones éticas y de coherencia. Pero, además,
debemos considerar que los 12 mil militantes señalados constituyen apenas el
1,3% de los 871.581 militantes de partidos que están registrados oficialmente.
Mientras, por otro lado, en la sociedad civil existen, según estudios de la Universidad Católica, 234.502 organizaciones
sociales que podrían estimativamente albergar unos 2.814.024 ciudadanos
y ciudadanas sensibilizados y motivados para gestiones de participación social
y política en sus comunas y en el país (según 19.418 o
Ley de Organizaciones Comunitarias se requiere la cuarta parte de sus
integrantes para adoptar decisiones).¿Existen condiciones para recuperar a los
militantes que abandonaron sus partidos y, al mismo tiempo, politizar y
empoderar a los ciudadanos y ciudadanas que participan en sus organismos
comunitarios? ¿Los líderes políticos actuales disponen de programas,
estrategias y metodologías que permitan efectivamente que la ciudadanía
participativa en sus organizaciones sociales -con casi 3 millones de
compatriotas-, pueda re-encantarse y potenciar sus niveles de
conciencia socio política incidiendo en decisiones de políticas públicas o
eventualmente constituirse en militantes partidarios?
¿Cómo?
El próximo proceso
electoral municipal, se presenta posiblemente como la oportunidad propicia de
lo que aquí señalamos. Los comicios municipales no solo pudieran constituirse
en lo que usualmente han sido: el preámbulo y diseño de lo que serán las siguientes
elecciones presidenciales y parlamentarias del 2017. Sino, especialmente,
pudiera ser el escenario de cierto avance en la contención,
recomposición y recuperación de la credibilidad en el sistema político
democrático de nuestro país. Las elecciones municipales pudieran ser
probablemente el laboratorio donde nuestros líderes democráticos, sensatos,
probos y transparentes, pudieran revertir de algún modo el profundo
daño que la corrupción ha producido en nuestro sistema político. Naturalmente,
diversos pronósticos vaticinan poca participación electoral en estos comicios
municipales. Y, asimismo, también podemos inferir escasos resultados exitosos
por los propósitos indicados. No obstante, en política, como en todas las
esferas de la vida, todo depende de la sabiduría e intuiciones,
estrategias y capacidad organizativa y de gestión.En este marco, hay
líderes del oficialismo democrático que estiman que la mejor estrategia para
desplegar estos objetivos y preservar o ampliar el poder político municipal es
“politizando las elecciones municipales”. Es decir, generar una campaña
de acumulación de fuerzas de respaldo a las reformas clave del gobierno de la
Presidenta Michelle Bachelet. Estimamos que ello es posible. Admitimos que, en
un escenario político de virtual fase final de la actual administración, hay
que jugarse el todo por el todo y “tirar toda la carne a la parrilla”,
dicho en buen chileno.No obstante, en el marco de las consideraciones que
aborda esta nota, ello nos resulta insuficiente. En el actual período político,
los militantes desertores de sus orgánicas y sobre todo las comunidades y
vecinos de las comunas de Chile, ya no quieren más de lo mismo. Consideran que
ya es hora de producir un viraje en estos procesos de decisiones sobre
las políticas públicas.
Es más,
estimamos que con las elecciones municipales quizá pudiéramos estar en un punto
de inflexión clave a nivel de decisiones, campañas y estrategias políticas que
trascienden los propios comicios edilicios, y se proyecten a obtener resultados
y escenarios que permitan que la ciudadanía democrática y sus organizaciones
pudieran proyectar su decisiva incidencia en el fortalecimiento del sistema
democrático en Chile.
Ciudadanizar
la política
En
este contexto, estimamos que una estrategia más viable, eficaz y participativa
sea la de “Ciudadanizar la Política”. Es más, nos sentimos
particularmente receptivos con una frase que algunos autores -F. Letelier, J. Acevedo, H. Ruiz-, han acuñado respecto a la necesidad de “Ciudadanizar
la política y politizar a la Ciudadanía”. Este lema nos parece que condensa
con suma precisión lo que hoy, Chile de 2016, requiere para superar el trauma
que la crisis política por la corrupción nos ha legado recientemente.
¿Qué
significa ciudadanizar la política y politizar la ciudadanía? En este contexto, asumimos la
percepción de la política como “un espacio de disputa, de acuerdo, de
negociación, de conflicto y de diálogo, donde los sueños, las
aspiraciones y las utopías deben tener cabida. Hoy, sin embargo, la
política es básicamente la administración del poder en el marco de un espacio
muy reducido de decisiones y opciones de futuro. El espacio no de lo deseable,
sino de lo posible (…) Para hacer una analogía, digamos que la política,
como la entendemos, es una alameda: podemos utilizarla como un camino para ir
de un lugar a otro, pero también podemos habitarla, sentarnos, conversar, jugar
con nuestros niños y niñas. Podemos utilizarla como un espacio para
soñar e imaginar y podemos caminarla en distintas direcciones. Una alameda
es a la vez camino y lugar. La política tal como existe hoy, al contrario, se
parece más a una carretera: todo rápido, no hay tiempo para nada más que para
conducir en una sola dirección, sin importar a donde nos lleve la ruta. En una
carretera solo se conduce, no se juega, no se dialoga, no se sueña”
(Letelier, 2013). Esta es la forma de ver la política que muy
probablemente nuestra gente –en partidos, en deserción o en proceso de
redefiniciones- desearía vivir y compartir con sus familias y sus comunidades.
Ciudadanizar
la política y politizar la ciudadanía en medio ambiente y cambio climático Remitiéndonos al tema central de
nuestro editorial, ¿de qué manera ciudadanizar la política y politizar la
ciudadanía en medio ambiente y cambio climático? Este es el asunto medular.El
medio ambiente y el cambio climático no son temas prioritarios de los partidos
políticos actualmente vigentes en Chile. Es la ciudadanía la que muestra más
sensibilidad y preocupación sobre el calentamiento global. Unaencuesta de julio del 2015 de Pew Research Center
confirmó que al 62% de la población de Chile le preocupa el cambio climático y
sus efectos en el país y a nivel de sus localidades. Estos son los datos
científicos que la ciudadanía requiere conocer para tomar conciencia
de los riesgos y vulnerabilidades que sus propios territorios comunales, sus
barrios y familias tienen ahora respecto al cambio climático.Esta es la
información que hoy –en un año altamente politizado por las elecciones
municipales-, las comunidades debieran conocer y sobre la cual debieran adoptar
decisiones en sus territorios locales como forma de su quehacer socio político
y ambiental. El tema del cambio climático no es un asunto de doctrina, ideología
o militancia. Es un asunto de sobrevivencia. El Plan de Acción Nacional de
Cambio Climático 2016-2021 (PANCC 2016-2021), señala explícitamente los altos riesgos y
vulnerabilidades de Chile ante este fenómeno global. Indica con precisión las
comunas que serán afectadas por sequía –ya van 194-; los territorios que
sufrirán aludes; las ciudades costeras que se inundarán por aumento del nivel
del mar; los glaciares que se extinguirán por su derretimiento; las carencias
de alimentos, migraciones y conflictos socio-climáticos que podrían presentarse
en regiones.Es decir, en el contexto de la redefinición y recomposición
política producto de la crisis de la clase política del 2015, el tema climático
se constituye en el espacio, escenario y contexto político ambiental donde la
ciudadanía pudiera encontrar un nicho, una identidad y un compromiso donde potenciar
su quehacer político-ambiental, su empoderamiento y la generación de una nueva
gobernanza ambiental, comunitaria y participativa. (FIN)……………..
1.- “El
analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho
diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la
prostituta, el menor abandonado y el peor de todos los bandidos que es el político
corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales”,
Bertolt Brecht, http://akifrases.com/autor/bertolt-brecht. SN.
2.-
“El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no
participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el
precio de los frijoles, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los
remedios, dependen de decisiones políticas”, Bertolt Brecht, http://akifrases.com/autor/bertolt-brecht.
SN. TOMADO DE ENVIO DE BOLETIN GAL DE CHILE
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