Todo a la basura: objetos insólitos que los porteños tiran
en la calle
Televisores, lavarropas y hasta un juego de living pueden
encontrarse cerca de los contenedores; la Ciudad los recicla y luego se venden
a precios económicos
Caminar un fin de
semana por Buenos Aires, además de los encantos que la ciudad ofrece, puede
significar una experiencia curiosa: electrodomésticos, sillones viejos,
colchones, sillas, mesas, televisores y hasta un juego de living pueden
encontrarse en la calle, tirados "a la basura".Más aún los fines de
semana, ideales para quienes se mudan o hacen limpieza de su casa y dejan en la
calle todo aquello que ya no les sirve: la heladera que no funciona, el
lavarropas que se quemó o aquel sillón que se podía hacer cama pero el paso de
los años dejó inutilizable. En una recorrida que hizo LA NACION por distintos
barrios porteños advirtió numerosos objetos en de-suso "olvidados" en
la vereda, como un televisor marrón con trece botones para sintonizar los
canales, al pie de un contenedor de residuos, en Paraná al 1200, frente a la
plaza Vicente López, en Recoleta. Incluso, en Charcas y Ayacucho, elásticos de
camas, alacenas, cajoneras, sommiers, cocinas, rejas, cañería oxidada y hasta
una marquesina de un negocio dormían en la calle. "En la semana la gente
no tiene tiempo de tirar objetos pesados, pero los fines de semana sí. Y se ven
cosas insólitas dentro de los contenedores", dice Félix, encargado de un
edificio en Güemes al 4200, mientras saca varias bolsas con residuos. Y mira de
reojo un colchón de dos plazas apoyado contra el tronco de un árbol.
Si bien no hay una normativa específica, los vecinos no
deben tirar estos objetos en la vía pública. La solución es coordinar con el
gobierno porteño, llamando a la línea telefónica 147, para que un camión retire
por el domicilio el objeto en desuso que pretenden descartar. "La Ciudad
creó en 2014 el Programa de Gestión Integral de Bienes Voluminosos, como
muebles, objetos y artefactos electrónicos", dijo a LA NACION Eduardo
Macchiavelli, ministro de Ambiente y Espacio Público. Con este plan, el
gobierno logra recomponer los electrodomésticos y muebles en los talleres de la
Fundación Sagrada Familia, para luego venderlos a precios económicos. Desde que
comenzó el programa hasta diciembre pasado se procesaron 1297 solicitudes de vecinos.
Además, se recuperaron 21.147 artículos, que representan unas 300 toneladas.
Los objetos más restaurados fueron muebles (43%), materiales de construcción
(35%) y aberturas (9%). Por su parte, los electrodomésticos representaron el 4%
del total.
La vieja reposera, también ''a la basura''.Foto:Ricardo
Pristupluk
Los barrios que más utilizan este sistema de recolección
programada son Belgrano y Palermo, que abarcan el 12% de los pedidos. Los
siguen Recoleta (8%), Caballito (6%), y Retiro y Villa Urquiza (5%).Cooperativas Pero no sólo el gobierno porteño retira estos
objetos grandes en desuso: distintas cooperativas de recicladores urbanos
también llevan adelante un servicio de recolección. "Nosotros encontramos
radios, tocadiscos, cosas antiguas de valor. Si se pueden arreglar, las
guardamos para alguna subasta o las dejamos para un museo que estamos
armando", comentó Valentín Herrera, presidente de la cooperativa ecológica
Reciclando Sueños. "He encontrado en la calle hasta dentaduras con
incrustaciones de oro que se hacían antes. El año pasado hallamos muchos
electrodomésticos, televisores funcionando, licuadoras... de todo un poco. Si
algún electrodoméstico no funciona, lo desarmamos y usamos el cobre, el
aluminio, el motor, el bronce, o lo vendemos en la industria del metal",
cuenta Herrera. Consultado por la pieza más rara que encontró, asegura que al
recibir una cocina abrió el horno y descubrió "un arma antigua envuelta
con diarios. No funciona, por supuesto, pero la dejé para el museo
itinerante".Otra cooperativa que recibe llamados para recolectar sillones,
mesas u otros artefactos es El Álamo. Alicia Montoya, responsable del equipo
técnico, comentó: "Cada recuperador tiene 12 manzanas; recorre los barrios
y el vecino ofrece lo que tiene para descartar. También tenemos puntos verdes
donde vienen a dejarnos cosas", detalla. Lo que reciben o encuentran en la
calle tiene varios destinos. "A veces cubrimos una necesidad de alguno de
los asociados, o bien lo enviamos al interior del país", asegura la mujer.
Montoya se lamenta de que los vecinos desarmen objetos en la calle, "por
la contaminación que provoca", y cree que "el Estado debe comunicar
mejor lo que debe hacer el vecino para que no quede todo en la calle" (ver
aparte). Por lo pronto, muy pocos saben qué hacer con los objetos raros y la
ciudad está inundada de ellos. Sobre todo, los fines de semana. TOMADO DE LA
NACION DE AR
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