ESPECIAL: GOBIERNO
CREA AGENCIA DE CAMBIO CLIMÁTICO
Agencia Chilena de Cambio Climático: A un paso de la Ley y
del Ministerio de Cambio Climático
Santiago, Chile, viernes 27 de mayo de 2016, por Luis
Alberto Gallegos, editorial Boletín GAL.- Nos congratulamos del reciente
anuncio de la Presidenta Bachelet en su cuenta del 21 de mayo, de la creación
de Agencia Chilena de Cambio Climático. Consideramos que, dadas las actuales
circunstancias del país, es una razonable y viable respuesta a la demanda
ciudadana de la necesaria creación de un Ministerio de Cambio Climático y la
promulgación de una Ley respecto a este tema.
Naturalmente, con la agenda de gobierno copada por la
gestión de las reformas educacional, constitucional, laboral y tributaria, en
lo que queda de su período de administración, no existe espacio político para
generar e instalar dos asuntos estratégicos sobre cambio climático en el país:
su normativa expresada en la Ley de Cambio Climático y en su institucionalidad
cristalizada en el Ministerio de Cambio Climático. Será tarea del próximo nuevo
gobierno de la Nueva Mayoría el llamado a incluirlos en su programa político.
Por tanto, la creación de la Agencia responde a los
requerimientos estratégicos sobre el fenómeno de largo plazo del cambio
climático, y también responde a las actuales circunstancias políticas del país.
En tal medida, la Agencia se constituye en una fórmula institucional de
tránsito hacia otras decisiones futuras. En este sentido, la aceptamos,
valoramos y nos comprometemos a su éxito.
Objetivos de la
Agencia
Según el anuncio gubernamental, el objetivo es “constituir
una organización que permita internalizar en Chile los compromisos
internacionales de nuestro país frente al cambio climático y los planes de
acción nacionales en esta materia (…) una institución que tendrá carácter
nacional y descentralizado para materializar, tanto en el sector privado como
en las políticas estatales, los lineamientos referentes al desarrollo
sustentable y la acción climática”. Asimismo, se señala, en cuanto a los
objetivos específicos de la agencia, “estos se concentrarán en fortalecer la
capacidad del Estado para ejecutar y coordinar materias de cambio climático;
fomentar la adopción de la sustentabilidad y gestión climática en las empresas,
especialmente en pymes; promover el diálogo en los territorios para facilitar
la cooperación en la incorporación de la sustentabilidad y gestión del cambio
climático, y consolidar instituciones y presupuestos existentes para crear una
institución moderna, sinérgica y catalizadora, con la capacidad de establecer
alianzas público-privadas”. Respecto a gobernanza, la “Agencia Chilena para la
Sustentabilidad y el Cambio Climático será liderada por un consejo directivo
público privado, integrado por representantes de los ministerios del Medio
Ambiente, Energía, Hacienda, Agricultura y Salud; el vicepresidente ejecutivo
de Corfo, seis representantes de asociaciones gremiales y un representante de
los trabajadores (…) contará también con un director ejecutivo a partir de una
propuesta formulada conjuntamente por el Ministro del Medio Ambiente y Corfo, y
será quien implemente los acuerdos y lineamientos establecidos por el consejo
directivo. Adicionalmente, existirá también un consejo consultivo, integrado
por representantes de organizaciones civiles y académicos”. Hasta ahí lo que
públicamente conocemos respecto a esta iniciativa. Entendemos que su diseño
está en plena fase de elaboración y por tanto y justamente, este sería el
momento preciso para producir propuestas desde los municipios y la ciudadanía,
a fin de optimizar su organización que logre éxitos en su gestión futura.
Experiencias globales
Naturalmente las experiencias de otros países en políticas
públicas, normativas e institucionalidades sobre este y otros temas nacionales,
contribuyen como referentes de buenas prácticas. Es lo que se denomina
gobernanza comparativa a nivel global.
Una de ellas es la Agencia Europea de Medio Ambiente, AEMA,
que “está concebida para ayudar a los responsables políticos de diversos
ámbitos a tomar decisiones y elaborar políticas coherentes y sólidas desde el
punto de vista medioambiental. Para lograrlo, la Agencia trabaja en estrecha
colaboración con las instituciones comunitarias, entre ellas la Comisión
Europea, el Parlamento Europeo y el Consejo de Ministros. También coopera con
los órganos consultivos de la UE, es decir, el Comité de las Regiones y el Comité
Económico y Social, así como con otras agencias europeas”.
Respecto a su gobernanza, la “AEMA está regida por un
Consejo de administración y por una Mesa, con un Comité científico que actúa
como órgano consultivo. El Director ejecutivo responde ante el Consejo de
administración de la ejecución de los programas y de la gestión cotidiana de la
AEMA”.
Otra experiencia útil es la de la Agencia de Protección
Ambiental de Estados Unidos, EPA, cuya gobernanza incluye la descentralización
de su gestión y decisiones en 10 regiones: Boston, New York, Philadelphia,
Atlanta, Chicago, Dallas, Kansas City, Denver, San Francisco y Seattle.
En estas dos experiencias, el común denominador es el alto
grado de regionalización y descentralización de las decisiones y la gestión
institucional sobre el medio ambiente y el cambio climático. En el caso de la
propuesta de la Agencia Chilena, rescatamos el compromiso gubernamental de
organizar “una institución que tendrá carácter nacional y descentralizado para
materializar, tanto en el sector privado como en las políticas estatales, los
lineamientos referentes al desarrollo sustentable y la acción climática”.
Nuestros comentarios
Desde la perspectiva de las necesidades, problemas y
desafíos de Chile sobre el cambio climático, estimamos y proponemos que la
Agencia de Cambio Climático de Chile pudiera considerar los siguientes cinco
componentes:
1.- El Consejo Consultivo que estará integrado “por
representantes de organizaciones civiles y académicos”, sugerimos que se
desglose en dos entidades distintas. Los académicos son en realidad los
científicos y científicas del cambio climático de Chile que han aportado mucho
en el conocimiento, proyecciones y propuestas a los distintos instrumentos y
normativas sobre este tema al Estado. Y los requerimientos de potenciar este
conocimiento científico para responder sabia y oportunamente ante los desafíos
del cambio climático, no se resuelven considerando a los académicos como un
componente más a consultar. Los científicos constituyen un soporte fundamental,
clave y estratégico que debiera tener su propia institucionalidad en la
estructura y gobernanza de la Agencia creada. Sugerimos la organización de un
Comité Científico específico en la institucionalidad de la Agencia.
2.- Del mismo modo, proponemos que las organizaciones
civiles que se considera como integrantes de este Consejo Consultivo, debieran
tener su propio espacio e institucionalidad dentro de la Agencia creada. Esto
por dos razones: una porque los líderes socioambientales de las regiones y
comunas del país se han constituido en los conocedores, expertos y quienes
mejor conocen de los impactos empíricos locales del cambio climático en el
país; otra porque su participación en la Agencia se convierte en un factor de
aporte, desde las comunidades, a las decisiones públicas y a la gestión en esta
materia. Es más, consideramos que las municipalidades también debieran integrar
esta instancia, debido a que se han convertido en los gestores de atención ante
las emergencias por desastres climáticos; porque se han constituido en actores
y generadores de iniciativas y tecnologías innovadoras ante la adaptación; y
porque requieren incluir en sus normativas, políticas y gestión medioambiental,
los lineamientos estratégicos sobre cambio climático.
3.- También estimamos que la Agencia creada debiera disponer
de poder político. Por cierto, no es un Ministerio, en donde el empoderamiento
y peso político es diferenciado, pero aun tratándose de una Agencia lo menos
que se puede exigir es que sus decisiones, recomendaciones y políticas públicas
se consideren efectivamente en la gestión del Estado con el mismo pesaje que,
por ejemplo, dispone el Ministerio de Hacienda. El fundamento para este
requerimiento lo brinda el propio Ministerio del Medio Ambiente: “la OCDE
estima que Chile puede perder el 1,2% de su PIB al 2060 si no se disminuyen las
emisiones, y si el país no se adapta adecuadamente al cambio climático”. Por
tanto, el rol de esta Agencia es de tal importancia para el futuro de Chile que
supera incluso al propio Ministerio de Hacienda.
4.- En coherencia a este parágrafo anterior, estimamos que
resulta imprescindible modificar la composición del Consejo Directivo de la
Agencia. El anuncio gubernamental señala que esta instancia de dirección estará
“integrado por representantes de los ministerios del Medio Ambiente, Energía,
Hacienda, Agricultura y Salud; el vicepresidente ejecutivo de Corfo, seis
representantes de asociaciones gremiales y un representante de los trabajadores”.
A nuestro juicio, la presencia de los trabajadores es ínfima. Por lo menos su
número debiera equiparar al de los 6 representantes de asociaciones gremiales.
Y ello no solo por criterio de equidad, sino fundamentalmente porque en la
estructura productiva los trabajadores constituyen el sector más vulnerables y
de alto riesgo ante el cambio climático. La Organización Internacional del
Trabajo, OIT lo expresa prístinamente. A los empresarios y dueños del capital
el cambio climático, por cierto, les afectará la rentabilidad de sus negocios,
sobre todo en aquellos que no sepan adaptarse adecuada y oportunamente, pero
tienen la posibilidad de emigrar a otros rubros de mayor plusvalía o incluir en
sus inversiones alternativas en tecnologías sustentables, como lo hace
actualmente la transnacional ENEL Green Power, dueña de Endesa. En cambio, los
trabajadores no disponen de esta “libertad” del mercado laboral que el sistema
neoliberal les impone.
5.- Finalmente, sugerimos que la Agencia de Cambio Climático
pueda disponer de recursos financieros suficientes para solventar su gestión
como asimismo generar y apoyar proyectos de adaptación y mitigación ante el
cambio climático para las Pymes, la ciudadanía y las municipalidades. Sin
recursos económicos suficientes no hay manera de generar gestión para enfrentar
el cambio climático. Esto lo han confirmado una y mil veces las autoridades
mundiales de la ONU y por ello han creado el Fondo Verde del Clima, que está
operativo y este próximo mes de octubre en Guayaquil, Ecuador, debe aprobar los
proyectos que hasta esa fecha se hayan presentado. Chile, en las actuales
circunstancias de dificultades económicas, no dispone de los suficientes
recursos para generar en forma autónoma un eficaz financiamiento de los enormes
desafíos que se visualizan en las décadas próximas por el cambio climático.
Pero Chile dispone de un recurso: la Ley Reservada del Cobre que señala que los
dineros provenientes del 10% de las ventas de Codelco deben destinarse a la
adquisición de material bélico para las Fuerzas Armadas. Hoy la única guerra
que Chile enfrenta es contra el cambio climático, y esta prioridad como país
justifica plenamente redireccionar a la mitigación y la adaptación ante este
fenómeno, los US$3.000 millones de dólares que se malgastan anualmente al
amparo de esta ley. (FIN)
Sobre la Agencia de
Cambio Climático
Santiago, Chile, viernes 27 de mayo de 2016, por Maisa
Rojas, Directora Núcleo Milenio Paleoclima e investigadora CR2, U. de Chile,
Entorno Inteligente.- Sobre el anuncio de la agencia nacional de cambio
climático. Señor Director: En su discurso del 21 de mayo la presidenta anunció
la creación de una agencia para la sustentabilidad y el cambio climático. La
agencia tiene por misión "materializar, tanto en el sector privado como en
las políticas estatales, los lineamientos referentes al desarrollo sustentable
y la acción climática".
Esta es la respuesta del gobierno a los desafíos de
gobernanza que la suscripción del acuerdo de París traen a Chile. Recordemos
que en el marco de este acuerdo, el país deberá implementar su
"contribución nacional" (INDC por sus siglas en inglés) de reducción
de emisiones de gases de efecto invernadero. Esto requiere de altos estándares
en transparencia e incluye también una re-evaluación de nuestros compromisos y
nuevas posibilidades de reducciones (siempre al alza), denominado el
"global stoketake".
Para la INDC que se presentó el año pasado en preparación a
la reunión de París se utilizó el trabajo de MAPS, proyecto que duró más de 3
años y reunió a muchos expertos para evaluar una serie de posibilidades y
escenarios de reducciones en múltiples sectores. Si el país debe revisar esto
cada 5 años, está claro que requiere institucionalizar las capacidades técnicas
para realizar estos estudios de manera sistemática, incluyendo el sector
público como privado y expertos de todos los sectores involucrados.
Aunque ciertos sectores de la sociedad todavía no lo sientan
así, el enfoque de cambio climático debe permearnos a todos. Porque el cambio
climático no es solo un problema ambiental. Es transversal a todos los ámbitos
del quehacer nacional. Nos obliga a repensar la relación de los humanos con
nuestro planeta, y por lo tanto el modelo de desarrollo que tenemos.
En este contexto la agencia para la sustentabilidad y el
cambio climático es una buena noticia para fortalecer las instituciones. En la
misma línea también esperamos que pronto el país cuente con una ley de cambio
climático que pueda ayudar a que las medidas que se tomen sean más integrales y
permanentes en el tiempo. TOMADOD E ENVIO DE BOLETIN GAL DE CHILE
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