RAZA BOVINA CARACÚ
Se trata de animales rústicos, fuertes y resistentes
para sobrellevar diversos tipos de adversidades, como calores rigurosos,
suelos de baja fertilidad y pastos de escasa calidad.
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Por: Juan Carlos Giménez Ramírez
El ganado de referencia es originario de Península Ibérica,
producto de cruzamientos de las razas portuguesas Alenteja y Minhota (también
llamada Rubia Gallega). No obstante es en Brasil donde arriba en
tiempos de la colonia, desarrollando exitosamente y adonde adquiere la raza la
denominación de Caracú.
Los rodeos Caracú prevalecen fundamentalmente en Brasil en
los estados de Vale do Rio Pardo, São Paulo, y Río Sapucaí Valley, en Minas
Gerais.
Se trata de animales rústicos, fuertes y resistentes para
sobrellevar diversos tipos de adversidades, como calores rigurosos, suelos de
baja fertilidad y pastos de escasa calidad. Los Caracú son muy mansos y bien
manejables. Una peculiaridad destacables de verifica en el traslado, puesto que
prácticamente no se desbasta a lo largo de un viaje, perdiendo muy poco peso.
El ganado Caracú produce leche y carne, siendo también
utilizable primariamente para la tracción animal; no obstante su performance
está distante tanto cualitativa como cuantitativamente de la productividad en
cada rubro que alcanzan las razas especializadas. En sus puntos más débiles,
puede señalarse un crecimiento y terminación tardía en comparación con otros
ganados.
La cabeza es fuerte, ancha, tamaño intermedia; frente
amplia, levemente deprimida, entre las órbitas ligeramente prominentes y
convexa en perfil; hocico corto y ancho. Los cuernos son fuertes y no demasiado
pesados; las orejas son más bien pequeñas, delgadas, con el pelo más corto y
fino; los ojos se muestran vivaces.
El cogote de mediana longitud muestra musculatura. El cuerpo
es largo y cilíndrico, La línea superior derecha, también evidencia su
musculatura; espalda y lomo semejantes de largo, ancho, ligeramente redondeadas
en los lados. Las caderas son anchas, bajas, poco pronunciadas; la grupa es
larga y ancha. La cola gruesa en la base y va disminuyendo hasta el final, con
poca escoba larga. El pecho exhibe una buena capacidad. Las costillas son
redondeadas. La panza bien mantenida. El flanco a menudo ligeramente hundido,
defectuoso.
Las patas traseras son redondeadas especialmente en los
machos, donde se manifiestan gruesas. Los patas relativamente cortas y fuertes.
El pelaje es corto, lo que favorece su tolerancia a las
altas temperaturas, las tonalidades son generalmente uniformes amarillo claro o
amarillo-anaranjado. Alrededor de los ojos, la nariz, el vientre y el perineo
la intensidad de la coloración disminuye, las membranas mucosas son claras
alrededor de los ojos carecen de pigmento.
Cabe destacar que el cuero es de espesor medio, suave y
suelto, tiene movilidad en todo el cuerpo, lo que posibilita espantar moscas,
garrapatas o cualquier otro insecto, por lo que dicha particularidad oficia
como mecanismo de defensa. También es de resaltar su casi nula propensión para
albergar parásitos.
También constituyen factores de protección, las profusas
pestañas que resguardan los ojos de malezas altas, y en la misma dirección los
favorecen a los machos su prepucio corto, lo que facilita su desplazamiento por
cualquier tipo de terreno, aún en aquellos escabrosos. Los toros Caracú son
portadores de una libido pujante, con capacidad de aparear a cualquier vaca sin
inconvenientes; es pertinaz y capaz de recorrer cualquier distancia para llegar
a la hembra en celo. Al respecto se estima suficiente contar con un toro Caracú
por cada 50 vacas, lo que indica su reconocida eficiencia.
La raza Caracú se caracteriza por su gran tamaño, buena
ganancia de peso. Destacables resultan los cascos oscuros y duros, factores que
inciden favorablemente para desplazarse en zonas húmedas, al tiempo que le
confieren aptitud para recorrer largas distancias.
Las vacas Caracú con talla intermedia de 135 centímetros a
la cruz, alcanzan pesos que rondan entre los 500 y 600 kilos; tienen buena
facilidad de parto, pariendo terneros de 25 a 30 kilos. Las crías son
destetadas entre los 7 y 8 meses de edad. Los novillos pueden llegar a pesar al
momento de faena bien alimentados entre 430 y 480 kilos. Los robustos toros
alcanzan pesos de 800 a 1.000 kilos. Tomado de envio de pregon agropecuario de
ar
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