EL POTENCIAL DE SANTA
CATALINA COMO PALIATIVO
Acceder al suelo en Corrientes: entre la falta de regulación
y un desarrollo urbano desigual DESCENTRALIZACIÓN. Una de las claves para el
reordenamiento urbano de la ciudad de
Corrientes.
La disponibilidad de terreno es un problema estructural de
larga data en el país. La falta de regulación del mercado del suelo es uno de
los más serios. El proyecto Santa Catalina como una forma de “ocupar nuevo
suelo urbano de manera más eficiente y ordenada” para generar “condiciones
urbanas dignas para el desarrollo de la residencia”.
Por Roxana Feldman Laura
Alcalá es arquitecta y profesora de la Universidad Nacional del Nordeste. En
2013 se desempeñó como Consultor Urbano del Plan Urbano de Santa Catalina en el
marco de una Asesoría Técnica autorizada por CONICET para el Municipio de la
ciudad de Corrientes.
En este marco da su visión a ellitoral.com.ar sobre los
problemas urbanísticos más graves que afectan a la ciudad y explicita su
proyección sobre los desafíos del futuro.
La habilitación residencial es uno de los tantos dramas que
afectan a la planificación urbana de una ciudad. Como antecedente más grave se
encuentra la falta de regulación del mercado del suelo en Argentina. Esto
significa concretamente que serán (y son) los propietarios los que deciden
sobre la producción de nuevo suelo urbano.
Alcalá enumera algunas de las consecuencias que provoca este
panorama que tiene un efecto dominó. La primera gran afectada es la política de
vivienda que implementan los municipios. Debido a que no son propietarios del
suelo, los conjuntos habitacionales terminan construyéndose donde disponen los
privados, y no en áreas estratégicas que planean los municipios.
Como resultado, este inconveniente se traslada a los grupos
familiares que emplazan sus hogares “no donde hubieran querido sino donde era
posible pagarlo”, a lo que se suma que, generalmente, estos espacios están
“alejados de todo lo que demanda la vida cotidiana (...) mal conectados a la
ciudad, sin infraestructuras ni servicios”.
El círculo no finaliza ahí sino que se instala de lleno en
el ordenamiento urbano, hecho que se evidencia en la distribución dominial de
la ciudad de Corrientes. “En este contexto, la ciudad va creciendo por saltos,
con importantes vacíos intersticiales que encarecen enormemente los costos para
el Estado pero también para los hogares”, explica la experta.
De allí reside la importancia del aprovechamiento en
términos estratégicos de las más de 2.300 hectáreas de Santa Catalina. “Le da
(al Municipio) un poder sustantivo para decidir, dónde, cuándo y cómo. Así como la posibilidad de regular
indirectamente el precio del suelo, al poner en el mercado oferta de lotes a
precios más razonables”.
Avanzar en la ocupación de la zona sur de la ciudad responde
también al fin de “garantizar que el borde costero mantenga su carácter
público”. Asegurar el valioso aporte turístico, identitario y cultural que
supone la Costanera de Corrientes obliga a no modificar su naturaleza abierta,
aunque hoy la zona ya convive con la existencia de “recintos públicos y
privados que impiden llegar al río y disfrutarlo, y que además introducen
complejidad en el sistema viario.”
Y continúa con esta idea manifestando que “el Paraná es el
patrimonio natural más importante que tiene la ciudad y es de todos. Deben
evitarse, por lo tanto, los procesos de privatización de la costa”.
En este sentido, Alcalá deja en claro que “los objetivos del
Plan de Santa Catalina fueron más allá de la habilitación de suelo para uso
residencial”. La construcción de viviendas vendría a ser el fin último de una
política integral. “Se trataba de anticipar para facilitar la instalación y
propiciar desarrollo adecuado de actividades de carácter productivo que hoy
están muy condicionadas o limitadas en la ciudad existente”.
Y en la misma línea manifiesta “es un error pensar que el
único déficit es de vivienda nueva. Una parte importante del déficit está dado
por necesidades de completamiento o ampliación de viviendas existentes y en
otra gran parte, no es un problema de vivienda en sí, sino de condiciones
urbanas dignas para el desarrollo de la residencia urbana”.
“Por ejemplo, el plan (de Santa Catalina) previó sectores
vinculados a la nueva traza del puente interprovincial en tanto corredor
económico-productivo, sectores donde puedan instalarse actividades que
requieren de logística especial, grandes superficies y el tránsito pesado sin
interferir en la vida cotidiana de los correntinos como hoy ocurre a lo largo
de la Av 3 de Abril o de la Ruta Nº 12 en su travesía urbana”, aclara en
consonancia.
- ¿Cuáles considera que son los principales problemas
urbanísticos y habitacionales de la ciudad de Corrientes? ¿Cómo se los podría
revertir?
Laura Alcalá: La Ciudad de Corrientes plantea en su
desarrollo situaciones comunes a la mayor parte de las ciudades costeras, que
han crecido a partir de un centro histórico y de un puerto, hacia el interior y
en forma de abanico, por el mismo límite natural definido por el río.
Como en otras ciudades también, ese centro mantuvo la
concentración de la mayor parte de las actividades administrativas y económicas,
con lo cual a medida que la ciudad se extendió también aumentó la dependencia
hacia este centro. Esto supone un gran desequilibrio, en la distribución
territorial de los equipamientos y servicios, y el colapso de la
infraestructura viaria del área central.
Los problemas habitacionales no siempre están vinculados a
la falta de un lugar donde vivir –como habitualmente se piensa- sino a las
condiciones urbanas de la residencia, es decir, la lejanía a los lugares de
trabajo, a los establecimientos educativos de los hijos, la lejanía a la oferta
comercial, recreativa, etc, así como a los costos de la movilidad diaria,
definida no sólo por las distancias sino también por los tiempos de recorridos,
de búsqueda de estacionamiento, etc.
Algunas acciones que permitirían revertir estos
desequilibrios es el seguimiento de procesos de descentralización sostenidos,
promoviendo el desarrollo de nuevas áreas de centralidad, que se ofrezcan como
alternativas al centro histórico, así como políticas sostenidas de completamiento
y urbanización de la red viaria, que permitan coser barrios entre sí y
completar anillos que permitan vincular sectores distintos de la ciudad sin
pasar por el centro.
-La Municipalidad anunció hace poco que esperan llegar a las
1.000 viviendas a fines del 2017 en el predio, ¿Cree que este número es
importante para solucionar el problema de fondo que plantea el déficit
habitacional en la región?
Laura Alcalá: Insisto en que no es tan necesario cuantificar
el déficit como saber cuáles son los tipos de déficits. Es un error pensar que
el único déficit es de vivienda nueva, una parte importante del déficit está
dado por necesidades de completamiento o ampliación de viviendas existentes y
en otra gran parte, no es un problema de vivienda en sí, sino de condiciones
urbanas dignas para el desarrollo de la residencia urbana.
Si hoy se inauguraran 1000 viviendas, tendríamos 1000 nuevas
viviendas mal conectadas a la ciudad, alejadas de los servicios y equipamientos
básicos. No se debe perder de vista que uno de los principales desafíos del
desarrollo de Santa Catalina es reforzar la vinculación y comunicación con la
ciudad existente, para no reproducir las mismas formas de crecimiento que se
intentaron superar y que será muy importante regular o limitar el crecimiento
hasta tanto puedan consolidarse las extensas áreas residenciales que ya existen
y que carecen de esas condiciones de urbanidad mínimas.
Santa Catalina es un enorme capital pero que debe ser
administrado celosamente, evitar caer en la tentación de usar de manera
inmediata el suelo disponible, sino habilitarlo paulatinamente y de manera
estratégica con visión de futuro. TOMADO DE EL LITORAL DE CTES AR
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