FIN DE LA HUMANIDAD SE VIVE EN EL
MEDITERRANEOLO MÁS IMPORTANTE
- Miles
de inmigrantes salen al mar para huir de Libia, pero muchos quedan a las
puertas de una Europa que no los recibe y deben regresar a un país sumido
en guerra civil.
- Por
ejemplo, durante este año apenas llegaron a Italia 18.500 personas en
lugar de 46 mil, como antes.
- En
la travesía murieron más de 550.
- También
miles arriban a través de Marruecos a España.
Roma, Túnez. En el bote de goma hay unos
130 inmigrantes.
Como siempre, hay mujeres embarazadas, niños y bebés. Quieren dejar finalmente
atrás la tortura, las violaciones, el hambre y la desesperanza, quieren huir
de Libia.
Y también de la Guardia Costera libia.
Hombre a hombre, mujer a mujer, niño a niño se negocia quién
puede ir a Europa y
quién tiene que regresar al infierno libio. Al final, el Aquarius, el barco de
la ONG alemana, italiana y francesa SOS Mediterranee, se dirige rumbo a Europa
con 39 mujeres y niños. El resto no lo ha conseguido.
Algunas familias acaban divididas. “Un panorama terrible”
para todos los inmigrantes a bordo y también para los rescatistas, según señala
la portavoz de SOS Jana Ciernioch al relatar lo sucedido. Pero se trata de
escenas que se repiten bastante en los últimos tiempos en el mar, en las aguas
que separan el norte de África de Europa.El penúltimo fin se semana de abril,
más de 250 personas fueron devueltas a Libia y unas 900 fueron rescatadas bajo
mando de la costa italiana.
Los barcos de rescate europeo se enfrentan cada vez más con
la guardia costera europea. A menudo, no queda definido quién puede rescatar a
los inmigrantes. Se retrasan las misiones de rescate, lo que pone en peligro
vidas humanas, lamenta la Organización Internacional para las Migraciones
(OIM).
“Italia está dejando de coordinar cada vez más los rescates
en el Mediterráneo”, señala la portavoz de SOS Ciernioch. El objetivo es que
las misiones queden por completo en manos libias antes de que acabe 2020. Es
decir, a cargo de un país sumido en una guerra civil y en el que las
estructuras estatales están colapsadas.
Entrenada y equipada por la Unión Europea, la Guardia
Costera libia será la encargada de impedir el viaje de los inmigrantes.
Amnistía Internacional acusó a parte de la guardia costera
de cooperar con los traficantes de personas. Una vida humana apenas tiene valor
en un país donde los inmigrantes van a campamentos en los que “la tortura y el
maltrato” son sistemáticos, según la ONU.
Se acabó con el principio humanitario que el Gobierno
italiano aplicaba en los rescates en el mar de inmigrantes, señaló Paolo
Cuttitta, del Amsterdam Centre for Migration and Refugee Law.
Las organizaciones humanitarias pasaron de ser socias a
adversarias y las autoridades libias están bloqueando el viaje de los
inmigrantes, lo que favorece a Italia.
En el pasado hubo hasta más de 10 barcos civiles en el
Mediterráneo ejerciendo labores de rescate. Pero algunas organizaciones se
retiraron del todo porque la oposición a la inmigración hizo que se redujeran
considerablemente los donativos o porque no firmaron el “código de conducta”
para las organizaciones humanitarias que impuso el Gobierno italiano para
operar en la zona.
Otros barcos fueron incautados y su destino está en los juzgados.
Las autoridades italianas inmovilizaron durante varias semanas el barco español
Open Arms y al capitán y a la responsable de la misión se les imputó estar
favoreciendo la llegada de inmigración irregular.
El juez que instruye la causa liberó el barco y lo hizo con
el argumento de que, ante las circunstancias en Libia, es inhumano que
devuelvan allí a las personas.
Lejos de Europa
Pero eso va a cambiar poco la política italiana y europea
respecto a la inmigración que procede del norte de África, pues su prioridad es
mantener lejos de Europa a cualquier precio a los inmigrantes, entre otros
porque los gobernantes prefieren evitar grandes oleadas de odio racial en sus
respectivos países.
El polémico acuerdo con los libios hizo que el año pasado
llegara a Italia un tercio de inmigrantes menos que el año precedente.
En lo que va del año, fueron 18.500 personas en lugar de 46
mil las que llegaron. No obstante, murieron en la travesía más de 550
inmigrantes. Y ahora, cuando las condiciones meteorológicas comienzan a
mejorar, los rescatistas creen que se realizarán más intentos de llevar a
Europa por mar.
Además, también aumentó la cifra de refugiados que llegan a
Europa por la ruta de Marruecos-España. A ello se suma que, según estimaciones
de la ONU, cientos de refugiados mueren en el desierto intentando llegar a la
costa.
¿Se puede entonces hablar de éxito? “(Para el Gobierno
italiano y Europa) se trata de un éxito en tanto y en cuanto las violaciones de
los derechos humanos dejan de estar continuamente delante de nuestras cámaras
de televisión”, explica Maurizio Ambrosini, docente de política migratoria en
la Universidad de Milán.
Pero el problema no está ni de lejos resuelto, tan sólo ha
sido trasladado. Stefano Torelli, del think tank europeo ECFR,
explica que el acuerdo con Libia realmente ha conseguido el efecto contrario, y
el apoyo indirecto de milicias, autoridades locales y la guardia costera
provocó una lucha por el poder entre los diferentes actores.
Según las estimaciones, más de 700 mil inmigrantes viven en
Libia, a lo que se suman los más de 165 mil libios que se han visto expulsados
de sus poblaciones por los combates en el país.
Que la situación de los refugiados empeora continuamente es
algo que constatan las organizaciones humanitarias y las autoridades italianas.
Uno de los hombres que recientemente llegaron a Sicilia se desmayó al
desembarcar en la isla. Estaba muerto de hambre.
El alcalde de la localidad de Pozzallo, Roberto Ammatuna,
señaló: “Apenas eran piel y hueso, como si salieran de un campo de
concentración nazi”, dijo en referencia a los inmigrantes.
Esclavitud moderna Un mercado de horror
La ONU denunció que la práctica se ve en Libia.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) –la
agencia de Naciones Unidas para los movimientos migratorios– denunció que
inmigrantes subsaharianos que llegan a Libia con la intención de embarcarse
rumbo a Europa son vendidos y comprados en plena calle en mercados de esclavos.
Se están pagando entre 300 y 500 euros por persona.
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