CUATRO OPORTUNIDADES DE REFORMAS PARA FORTALECER LAS FINANZAS SUBNACIONALES EN LA POST PANDEMIA
by Andrés
Muñoz - Axel
Radics - Alejandro
Rodríguez Ramírez - Paul Smoke Deja
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La pandemia del coronavirus (COVID-19) que azota a América Latina y el Caribe (ALC) desde el primer trimestre del año, ha tenido un profundo impacto no solo en materia sanitaria sino también en las finanzas públicas de todos los países de la región, tanto a nivel nacional como subnacional. Se prevé que el Producto Interno Bruto (PIB) real se reduzca en un 8.1% en 2020 en la región y se recupere moderadamente en el 2021, según el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Previo a la llegada del COVID-19, las finanzas
intergubernamentales de ALC ya venían experimentando diversos problemas
sistémicos y prevalentes. Sin embargo, la pandemia ha expuesto y exacerbado
estos problemas, poniendo en riesgo la capacidad de los gobiernos subnacionales
(GSN) de proveer bienes y servicios públicos de calidad para sus ciudadanos.
Fortalecer las capacidades de los gobiernos subnacionales
cobra mayor relevancia dado el rol protagónico que han jugado enfrentando la pandemia. Dando continuidad al apoyo
ofrecido por el BID a los GSN de la región, recientemente, desde la División de
Gestión Fiscal organizamos un webinar con nuestra red de
expertos en descentralización y gestión fiscal subnacional, para discutir los
desafíos y oportunidades de reforma a mediano plazo que la pandemia abre para
las finanzas intergubernamentales en la región[1].
Este webinar es parte de una serie de diálogos virtuales que hemos realizado
con nuestra red. En mayo realizamos varios encuentros virtuales para
discutir la respuesta de los gobiernos subnacionales a la crisis y
las lecciones aprendidas al enfrentar la pandemia.
Nuestro más reciente evento contó con presentaciones
introductorias de Andrés Muñoz, especialista en gestión fiscal del
BID, y Paul Smoke, profesor en la New York
University, intervenciones de la mayoría de los países de la red, y comentarios
finales de Richard Bird, profesor de la Rotman School
of Management de la Universidad de Toronto. A la luz de lo presentado
y lo compartido por los países, resumimos aquí los problemas expuestos,
oportunidades de reforma, e ideas sobre cómo implementarlas.
Problemas expuestos y exacerbados por la pandemia: tres
temas salientes
Hay tres problemas salientes de las finanzas
intergubernamentales de la región que la crisis del coronavirus está
exacerbando:
Crecientes desequilibrios verticales. Antes del
flagelo de la pandemia, los GSN de ALC ya exhibían una alta dependencia de transferencias, que representan
en promedio aproximadamente un 5% del PIB, porcentaje que es mayor que para
otras regiones en desarrollo. Esta alta dependencia debilita la rendición de
cuentas de los GSN con sus ciudadanos, redundando en pereza fiscal, baja calidad
del gasto y menores incentivos a la responsabilidad fiscal, entre otros
problemas. Este año, la crisis está aumentando los gastos y menguando los
ingresos de los GSN de la región, por lo que estos desequilibrios fiscales
verticales (la diferencia entre ingresos propios y necesidades de gasto de los
GSN) se están ampliando de manera rápida y significativa. Como agravante, los
recursos que reciben los GSN por transferencias también se están viendo
afectados, lo que pone en riesgo no solo la sostenibilidad fiscal sino también
la provisión de bienes y servicios subnacionales esenciales para la población.
Amplias disparidades regionales. En ALC
existen importantes disparidades económicas y fiscales entre
los GSN de cada país. Por ejemplo, durante 2018 la diferencia entre los
gobiernos intermedios (provincias, estados) de ALC que gastaban más a nivel per
cápita y los que gastaban menos era en promedio de cuatro veces, mucho mayor
que para los países de la OCDE[2].
Esto se traduce en grandes disparidades en acceso y calidad de los servicios
públicos entre regiones de un mismo país[3].
También la pandemia está teniendo impactos regionales asimétricos que,
probablemente, incrementarán aún más las disparidades territoriales existentes[4].
Frágil sostenibilidad fiscal. Antes de la
pandemia, los déficits fiscales y la deuda a nivel subnacional eran crecientes,
aunque relativamente bajos y en la mayoría de los casos aún manejables. En
promedio, los GSN de los países más grandes de la región mostraban un déficit
de alrededor del 0.5% del PIB y una deuda cercana a 6% del PIB en los países
más grandes de la región y con mayor uso de instrumentos de financiamiento. No
obstante, esta aparente sostenibilidad fiscal oculta un comportamiento fiscal
pro-cíclico, muchas veces provocado por marcos y reglas fiscales rígidas, que
promueven reducciones en la inversión pública subnacional y empeoran las
perspectivas de crecimiento económico futuro. La pandemia vino a agravar esta
situación, generando en los GSN problemas de liquidez y un debilitamiento de la
capacidad de pago de sus servicios de la deuda. Adicionalmente, la pandemia
está obligando a los gobiernos tanto nacionales como subnacionales a reorientar
recursos para atender la emergencia sanitaria, forzando a parar y/o postergar proyectos
de infraestructura, acrecentando aún más este problema.
En resumen, la pandemia en curso está exacerbando estos tres
problemas tradicionales de las finanzas intergubernamentales de nuestra región.
¿Qué hacer ante la situación? Posibles temas para la
futura agenda de reformas
Dada la coyuntura, es probablemente imperativo que los
países de la región comiencen a diseñar planes de acción y reformas a las
finanzas intergubernamentales para abordar los problemas tradicionales del
sector. El objetivo de estos esfuerzos debe basarse en principios claves como
la profundización de la autonomía local, el reconocimiento de asimetrías
territoriales, la búsqueda de un desarrollo regional más balanceado, el
fortalecimiento de la coordinación y cooperación intergubernamental, y la
integralidad entre los distintos pilares de los sistemas de descentralización
fiscal. Entre las prioridades a considerar destacan:
1. Mejor gestión, revisión y expansión de
potestades tributarias de los GSN. Los GSN de la región necesitan tener suficiencia de ingresos, mayor eficiencia en la recaudación,
y un crecimiento equitativo de su recaudación. En cuanto a la
suficiencia, la clave es tener ingresos más robustos, diversificados y menos
distorsivos. En cuanto a la eficiencia recaudatoria, aspectos como la
integración e interoperabilidad de las administraciones tributarias son
cruciales, además de la necesidad de realizar una revisión profunda de los
modelos de administración tributaria de cada país teniendo en cuenta las
asimetrías entre sus GSN. Para el tema del crecimiento equitativo, el impuesto predial y la captura de plusvalías son
instrumentos que cobran especial relevancia dada su progresividad y
su menor incidencia negativa sobre el crecimiento económico local.
Dos países que están implementando acciones en la materia
son Perú, que está impulsando un sistema integrado de recaudación tributaria
municipal, junto a la actualización de los catastros urbanos; y Guatemala, que
está incorporando mejoras dentro de su Sistema Integrado de Administración
Financiera para Gobiernos Locales para apoyar la recaudación municipal.
2. Delineación y coordinación de responsabilidades de
gasto. Los GSN, en coordinación con el gobierno central,
necesitan hacer más con menos, reduciendo ineficiencias del
gasto.
Para ello, una de las claves es una mayor claridad en las
responsabilidades de cada nivel de gobierno. Esto ayudaría a tener menos
duplicación del gasto, además de generar mayor transparencia e incentivos para
una mejor rendición de cuentas de los GSN. Por otro lado, la coordinación juega
un rol fundamental para la post pandemia, mediante, por ejemplo, compras
colaborativas o de agregación de demanda, apoyando la mejora de capacidades y
creando arreglos para la planificación intergubernamental de la inversión
pública.
En este último tema, numerosos países de la región
(Argentina, Chile, Colombia y Honduras por nombrar algunos) están diseñando
diversas iniciativas orientadas a mejorar la consistencia y capacidad de
vinculación entre la planificación nacional y regional, buscando incrementar el
impacto de cada uno de los proyectos individuales.
3. Abordar las disparidades fiscales territoriales. Para
el gasto corriente, es clave avanzar en transferencias de igualación que compensen en
función de la diferencia entre las necesidades de gasto y la capacidad fiscal a
nivel subnacional. De esta manera, se busca que los GSN puedan prestar
similares servicios públicos en cantidad y calidad a lo largo del territorio,
en base a un esfuerzo fiscal similar. Un enfoque parecido aplica al gasto de
capital, estableciendo transferencias de capital con criterios de equidad que
compensen en función del stock acumulado de infraestructura de
los GSN, o estableciendo transferencias de convergencia económica regional.
Al momento, en Chile el gobierno ya envió al Congreso un proyecto de Ley que, entre otros temas,
busca reestructurar las transferencias a los gobiernos regionales siguiendo
fines de equidad territorial. En Perú, por su parte, se está reformando el
Fondo de Compensación Regional (FONCOR) vigente, incrementando su cuantía y
mejorando su capacidad distributiva en el territorio.
4. Establecimiento de mecanismos de estabilización. Para
los GSN la predictibilidad en los flujos de transferencias del gobierno central
es vital para cumplir con sus servicios públicos y sus compromisos financieros.
Hay diferentes formas de mitigar la volatilidad de las
transferencias, que van desde incluir elementos contra-cíclicos como, por
ejemplo, su vinculación a una tasa fija de crecimiento real, como hizo Colombia
por muchos años, hasta la creación de fondos de estabilización, donde México
constituye un ejemplo interesante pues, desde hace más de una década,
estableció el Fondo de Estabilización de los Ingresos de las Entidades
Federativas (FEIEF) con estos fines. Más recientemente, a causa de la pandemia,
el gobierno mexicano cambió las reglas de operación y desarrolló un nuevo
esquema de financiación del fondo que ayudará a mantener la predictibilidad de
recursos hacia los GSN. Por otro lado, Perú está en la etapa de diseño de un
mecanismo (Fondo de Estabilización del Canon y Regalías – FOCAR) que ayudará a
enfrentar la alta volatilidad de los recursos de transferencias derivados de
recursos naturales.
¿Cómo implementar estas reformas para fortalecer las
finanzas subnacionales en el mundo post COVID-19?
Para concretar una reforma a las finanzas
intergubernamentales, su diseño técnico es apenas el primer paso, y
probablemente el más sencillo. Al respecto, es fundamental entender e
incorporar consideraciones de economía política, incluyendo su debate
legislativo. Algunas ideas para incrementar la probabilidad de éxito de la
reforma incluyen:
Identificar los problemas y los puntos de entrada
tácticos. En las etapas iniciales de reforma, es aconsejable ir por
aquellos ajustes que serán más sencillos de implementar en el corto plazo, que
darán los mayores beneficios y generarán menor resistencia por parte de otros
actores involucrados (ir por los “mangos bajitos”). Los resultados de corto
plazo tienden a legitimar la reforma ante los diversos grupos involucrados
(incluyendo la opinión pública), y ayudan a reforzar la voluntad política necesaria
para avanzar con la reforma. También es vital identificar claramente los
problemas que se busca resolver, junto a su origen, para evitar desperdiciar
recursos limitados y desmotivar a los interesados. Por ejemplo, se pueden
realizar grandes inversiones en actualización de catastros sin ningún efecto en
los resultados de recaudación; esto porque la ciudadanía puede optar por no
pagar el impuesto predial porque siente que los servicios públicos provistos
por el gobierno son inadecuados. En casos como este, tal vez convenga invertir
primero en campañas de difusión donde se explique a las personas por qué es
importante el pago del impuesto para la mejora de los servicios[5].
Construir acuerdos políticos e institucionales. En
cualquier reforma, y en particular en aquellas a la descentralización fiscal,
es importante identificar socios que puedan asumir el compromiso de impulsar su
implementación. Con esto en consideración, es clave tener la mente abierta a
negociar por lo menos ciertos aspectos de lo propuesto. Para estas
negociaciones es básico establecer -y empoderar- los mecanismos de coordinación
intergubernamental para el diseño e implementación de las políticas; crear,
dentro de las reformas, incentivos al desempeño (ya sean legales, políticos, o
financieros) para mejorar su implementación; y tomar muy en cuenta las
asimetrías de los GSN. En resumen, es esencial incluir en la reforma elementos
que vengan de los propios GSN; ya que muchos procesos de reforma tienden a
tomar en cuenta los objetivos del gobierno central, pero dejan de lado las
demandas y objetivos de los propios GSN.
Construir capacidades en secuencia apropiada. Es
esencial que, durante la implementación de las reformas, desde el gobierno
central se apoye en el monitoreo y asistencia técnica a los GSN que lo
requieran. En la medida de lo posible, y pasando la etapa de pandemia, esta
asistencia debería darse in situ para generar confianza y
lazos más fuertes entre los diferentes niveles de gobierno. Asimismo, en el
diseño de reformas deberá enlazarse la asistencia y construcción de capacidades
a las funciones específicas que vayan siendo asumidas por los GSN. Finalmente,
es clave construir capacidad en temas de gobernanza, y no solo enfocarse en las
capacidades técnicas.
Reflexiones finales
Desde la División de Gestión Fiscal del BID, sabemos que
atender las necesidades de corto plazo derivadas de la pandemia del coronavirus
es apremiante para todos los países de ALC. No obstante, la post pandemia está
a la vuelta de la esquina y aquellos gobiernos que estén mejor preparados, con
planes más avanzados y concretos, serán los que mejor naveguen esta próxima
etapa.
Referencias
[1] Webinar “Descentralización fiscal y coronavirus: desafíos y
oportunidades para la post pandemia”, organizado el 24 de Septiembre de
2020 en el marco de las actividades de la Red de Descentralización y Gestión
Fiscal Subnacional de ALC.
[2] Cifra
estimada usando los datos de la Plataforma de Información Fiscal Subnacional
del BID.
[3] Para
más información sobre la desigualdad en la región, ver: “BID. (2020). La
crisis de la desigualdad: ALC en la encrucijada”.
[4] Ya
hay evidencia en Brasil de los impactos fiscales regionales asimétricos
derivados de la pandemia (MacDowell y Rossi, de próxima publicación).
[5] Para
más información, ver: “El potencial oculto: Factores determinantes y oportunidades
del impuesto a la propiedad inmobiliaria en América Latina”.
TOMADO DE ENVIO DE BID
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