jueves, 5 de noviembre de 2020

EXPORTACION DE CARNE PORCINA , con produccion sustentable

  Avanzan los proyectos para el crecimiento y las exportaciones del sector


Más producción porcina, pero sustentable

El gobierno nacional y las provincias negocian acuerdos con China para elevar la oferta de cerdos. Las claves para que sea sostenible en términos sociales, ambientales y productivos.

Por Javier Lewkowicz

La Argentina tiene las condiciones para elevar la producción porcina. 

Imagen: Verónica Bellomo

La carne porcina es la segunda más consumida del mundo, detrás del pollo. Argentina ocupa un papel casi insignificante en el mercado mundial y cuenta con la tierra, el agua y los granos necesarios para dar un salto de producción. El sector local porcino registra un crecimiento muy fuerte en los últimos quince años y tiene la ventaja de que está libre de enfermedades animales. China está desplegando un proceso agresivo de inversiones en el exterior para asegurarse la provisión de la carne de cerdo y Argentina necesita mejorar sus exportaciones. Este combo de factores determina que la producción porcina con destino a exportación va a crecer. Hay oportunidades y también riesgos. La incógnita radica en el cómo y la clave es la sostenibilidad social, productiva y ambiental, que requiere abrir canales de control y participación en la redefinición de normas sanitarias.

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El tema se subió al centro de la escena en julio pasado, cuando la Cancillería anunció un próximo acuerdo de entendimiento con China. En un principio, circuló el número de que el país pasaría a producir 9 millones de toneladas de cerdo (desde las 700 mil toneladas anuales de la actualidad) con inversiones por 27 mil millones de dólares en un puñado de 25 granjas. Estos números encendieron la alarma en grupos ambientalistas, especialistas del sector y en productores locales. Se aclaró que hubo un gran error en los números, el tema fue pateado para más adelante y bajó la espuma.

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El gobierno sigue con la idea de la firma de un acuerdo de entendimiento, en eso trabaja el Ministerio de Agroindustria. Los capitales chinos incorporarían de forma gradual 900 mil toneladas de producción por año, pero eso depende de los proyectos concretos que se firmen. Más allá del “entendimiento” bilateral, sobre el cual no hay mucha información, el tema ya está avanzando.

Inversiones en Chaco

La semana pasada, el gobernador de Chaco, Jorge Capitanich, firmó un convenio con la empresa de capitales chino-argentinos Feng Tian Food. Según explicaron desde la Provincia, “el proyecto consiste en el desarrollo de tres complejos con cinco granjas de 2400 madres cada una, un frigorífico exportador, una planta de biodiesel, un biodigestor con generación de energía y una planta de alimentos balanceados”. La información oficial detalla que la inversión total sería de 129 millones de dólares y permitiría la generación de 360 empleos en cada complejo, que se emplazarían al noreste de la provincia, otro en el centro y el tercero en el sudoeste. De todas formas, es un anuncio que está todavía lejos de la concreción. Ahora comenzaría la etapa de la búsqueda de socios locales y de China, y de financiamiento. 

Una granja de 2500 madres es de un tamaño mediano. Las granjas más grandes del país cuentan con 6 a 7 mil madres y las “mega-granjas” tienen 12 mil madres y sus crías. Cada uno de los tres complejos demandaría 32 mil toneladas de soja y 87 mil de maíz al año, del millón de toneladas de maíz y 1,6 millón de soja que se producen anualmente en la provincia.

Las perspectivas

La producción global de carne de cerdo se estima para 2020 en 101 millones de toneladas, por debajo de la producción de carne de pollo (136 millones de toneladas) y por encima de la carne vacuna (72 millones). El mercado está dominado por China, principal productor, con casi el 40 por ciento del total, unas 40 millones de toneladas anuales. Le siguen Estados Unidos, Alemania, España, Brasil, Rusia, Vietnam y Canadá.

La producción local se duplicó en los últimos diez años y se producen unas 700 mil toneladas anuales. Así, Argentina está muy por debajo de Alemania (4,9 millones de toneladas), España (4,2), Francia (2,0) y Dinamarca (1,5 millón) con una superficie y disponibilidad de granos más grande.

El nivel de producción mundial viene sufriendo un retroceso en los últimos dos años. Esa caída se explica por el impacto de la peste porcino africana (PPA) en China. La PPA no afecta a humanos pero es muy dañina para el ganado. En los últimos años, retrajo fuertemente la producción de China y ahora amenaza en Europa. A raíz de la PPA, desde hace un par de años China está saliendo a buscar mercados desde dónde abastecerse.

Participación

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“Ante los planteos iniciales de las mega-granjas de 12 mil madres distribuidas en cien hectáreas yo compartía plenamente las preocupaciones ambientales. Pero la realidad parece estar muy lejos de ello, porque no hay nada sobre seguro y porque los proyectos que se esbozan no son de esa magnitud. Necesitamos tener granjas distribuidas a lo largo de 150 kilómetros, con recaudos de bioseguridad y también en el plano ambiental a partir de un grupo auditor en donde participen gobiernos, ambientalistas, productores e industriales”, indicó a este diario Juan Uccelli, consultor del sector porcino.

No sólo hay preocupaciones ambientales, también desde la sanidad animal. “Argentina es un país joven en el sector porcino y no sufre de enfermedades. Esto no es negociable. No se pueden traer madres desde China ni de ningún lado. Hay que mantener el status sanitario”, advierte Jorge Amado, de la Asociación Argentina Productores de Porcinos (AAPP). La otra preocupación de los productores es que la carne producida a partir de las inversiones de capital chino no se vuelquen al mercado local, ya que si eso sucediera se pondrían en riesgo a los 4 mil productores actuales.

Los especialistas coinciden en que hay una buena base de desarrollo local y posibilidades de expansión en un contexto favorable. Pero la fuerza del mercado no coincide con las necesidades de las comunidades y productores locales, lo cual exige presencia del Estado para dirigir el proceso a través de un marco de consenso lo más amplio posible mediante canales de participación y marcos regulatorios específicos.

TOMADO DE PAGINA 12 DE AR

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