Cada mañana, a las 6:00 en punto, Abad Zambrano sale a recorrer las calles cartagüeñas para recoger todo el material reciclable que encuentra a su paso.
Cartón, vidrio, papel, metal, aluminio, plástico y cobre hacen parte de los elementos que vende para obtener su sustento, pero también son los residuos que no llegan hasta el relleno La Glorita, en Pereira, donde se depositan las 110 toneladas de basura que diariamente se producen en la Villa de Robledo.
Y es que en la basura, más que dinero que literalmente se entierra, está gran parte del cuidado del medio ambiente, pues muchas cosas pueden ser reutilizadas o transformados en nueva materia prima.
Abad y sus 25 compañeros de la Asociación de Recuperadores Las Águilas así lo han entendido. Por eso, de manera rudimentaria emprenden campañas para fomentar el reciclaje en Cartago y apoyan la limpieza de los zanjones y la ribera del río La Vieja.
Pero esta consciencia ecológica ya ha empezado a extenderse a otros niveles. La Empresa de Aseo de Alcalá es ejemplo de ello, pues es el único municipio del Norte donde se hace recolección selectiva y se cuenta con una planta de tratamiento que permite recuperar el 75% de las 60 toneladas semanales de desechos que generan los alcalaínos.
De ahí que desde la Dar Norte de la CVC se insista en trabajar con los niños y los jóvenes en la necesidad de reducir, reutilizar y reciclar.
Miriam Jaimes, profesional de la entidad, resaltó que es un trabajo de sensibilización con el que se quiere lograr la separación de los residuos orgánicos de los inorgánicos, con énfasis especial en la reducción.
¿Vale la pena reciclar?
Para el ambientalista y presidente del Comité Cívico Amor por Cartago, Lubián Londoño, la disposición de los residuos requiere de acuerdos entre las empresas recolectoras, los usuarios, los sitios de disposición final y las administraciones locales, “porque de lo contrario se pierde el trabajo”.
Cartón, vidrio, papel, metal, aluminio, plástico y cobre hacen parte de los elementos que vende para obtener su sustento, pero también son los residuos que no llegan hasta el relleno La Glorita, en Pereira, donde se depositan las 110 toneladas de basura que diariamente se producen en la Villa de Robledo.
Y es que en la basura, más que dinero que literalmente se entierra, está gran parte del cuidado del medio ambiente, pues muchas cosas pueden ser reutilizadas o transformados en nueva materia prima.
Abad y sus 25 compañeros de la Asociación de Recuperadores Las Águilas así lo han entendido. Por eso, de manera rudimentaria emprenden campañas para fomentar el reciclaje en Cartago y apoyan la limpieza de los zanjones y la ribera del río La Vieja.
Pero esta consciencia ecológica ya ha empezado a extenderse a otros niveles. La Empresa de Aseo de Alcalá es ejemplo de ello, pues es el único municipio del Norte donde se hace recolección selectiva y se cuenta con una planta de tratamiento que permite recuperar el 75% de las 60 toneladas semanales de desechos que generan los alcalaínos.
No obstante, el reciclaje debe ser una tarea conjunta a nivel institucional y ciudadano y, según confiesa Angélica Arango, gerente de la planta de ese municipio, aún no hay mucha conciencia con respecto a su importancia. Aún así, resalta que esta labor, además de apoyar el cuidado de la naturaleza, proporciona de manera directa el sustento para más de 50 familias.
Ahora bien, cambiar la conciencia sobre el manejo de los ‘desperdicios’ no es una tarea fácil. De ahí que desde la Dar Norte de la CVC se insista en trabajar con los niños y los jóvenes en la necesidad de reducir, reutilizar y reciclar.
Miriam Jaimes, profesional de la entidad, resaltó que es un trabajo de sensibilización con el que se quiere lograr la separación de los residuos orgánicos de los inorgánicos, con énfasis especial en la reducción.
Así, los alumnos de la Institución Educativa Santiago Gutiérrez, localizada en la vereda La Palma, en Argelia, trabajan en la correcta disposición de las bolsas de plátano y residuos agrotóxicos.
De igual forma, en la Institución Educativa Santa Ana de los Caballeros, en Ansermanuevo, los estudiantes prestan su servicio social a través de capacitaciones a la comunidad.¿Vale la pena reciclar?
Para el ambientalista y presidente del Comité Cívico Amor por Cartago, Lubián Londoño, la disposición de los residuos requiere de acuerdos entre las empresas recolectoras, los usuarios, los sitios de disposición final y las administraciones locales, “porque de lo contrario se pierde el trabajo”.
Y es que si bien las autoridades ambientales impulsan la concientización y muchas amas de casa hacen la separación de sus desechos, los municipios no disponen de herramientas para cumplir con la parte de la tarea que les corresponde.
Por ejemplo, en El Águila, Argelia y El Cairo hay celdas transitorias para el manejo de las basuras, mientras que Ulloa, Ansermanuevo y Cartago las llevan directamente al relleno de Pereira.
Sólo Alcalá tiene una planta en funcionamiento y en Roldanillo se espera que inicie operaciones en menos de un mes, de acuerdo con su alcalde Jhon William Alba.Así, mientras desde algunos jardines infantiles, escuelas, empresas y hasta el Batallón Vencedores le apuestan al reciclaje como una manera de reducir el calentamiento global, otros, como los recuperadores, únicamente lo ven como su forma de conseguir el sustento diario.
Pero todos tiene la convicción de que en este momento lo que se requiere es cuidar el planeta y qué mejor manera que botando solamente lo que realmente es desperdicio.
Tomado del diario El País de Colombia
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