Propuesta de Colombia se toma Río+20
Por: Pablo Correa
La idea de crear los Objetivos de Desarrollo Sostenible nació en la Cancillería colombiana y podría convertirse en el mayor logro diplomático del país.
Si durante la próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible (Río+20), que tendrá lugar en Río de Janeiro, los líderes del mundo firman un mandato para que se desarrollen conjuntamente los llamados Objetivos de Desarrollo Sostenible, Colombia habrá alcanzado uno de los éxitos diplomáticos internacionales más importantes de su historia.
Hace 17 meses a Paula Caballero, directora de Asuntos Económicos, Sociales y Ambientales de la Cancillería y quien ha participado desde hace varios años como negociadora en estos temas, se le ocurrió que la creación de una batería de objetivos siguiendo el modelo de los Objetivos de Desarrollo del Milenio sería una forma de desovillar las cada vez más complejas negociaciones multilaterales en esta área.
Caballero le dio vueltas a la idea y al cabo de unos días la comentó con su equipo de trabajo. Sonaba ambiciosa pero provocadora. No los amilanó saberse una delegación pequeña en medio de grandes y poderosos bloques de negociación como el de Estados Unidos, la Unión Europea y China.
La canciller María Ángela Holguín se contagió del entusiasmo de sus colaboradoras y decidieron que harían todo lo posible por abrirle paso en el intrincado mundo diplomático multilateral. Para tantear el terreno llevaron a cabo consultas informales al más alto nivel. Países como China e India en principio se opusieron rotundamente. También muchos países africanos. Temían involucrarse en nuevos compromisos. Otros creyeron que implicarían algún tipo de barreras comerciales.
Pero el equipo de la Cancillería colombiana, que en otras conferencias de la ONU ya había intentado jugar un rol propositivo y conciliador, no se dejó derrotar por el pesimismo. Comenzó así una carrera para llevar un mensaje más claro a todos los rincones del mundo en busca de apoyo.
En julio de 2011, en Indonesia, la Cancillería lanzó oficialmente la propuesta. Un mes más tarde, en Río de Janeiro, durante una reunión regional, Colombia consiguió el apoyo de Guatemala. En septiembre de ese año la Cepal incluyó la propuesta en la agenda formal para Río+20. Era el momento para aglutinar más fuerza y la Cancillería invitó a representantes de 50 países a Bogotá. En el Palacio de San Carlos se presentó una versión de esos Objetivos de Desarrollo Sostenible. La cosa estaba cuajando.
Nueva York se convirtió entonces en un lugar clave. Colombia, que en las negociaciones internacionales de este tipo hace parte del Grupo conocido como G77 y China, debía convencer a esos estados de apoyar la propuesta. Se programaron reuniones en las afueras de Nueva York con líderes de las delegaciones. Sobre la mesa ya estaba una tercera versión de esos objetivos y los chinos comenzaron a verla con otros ojos. Los peruanos a esa altura ya no tenían duda de su apoyo.
En enero de este año ya era una tendencia imparable: la propuesta fue incluida en el Documento de Negociación de la Conferencia, titulado “El futuro que queremos”. Desde entonces Caballero y su equipo han recibido invitaciones de todo el mundo para que presenten y expliquen su propuesta. Desde Japón hasta países africanos comparten el interés, por la que podría ser la hoja de ruta para armonizar tantas expectativas contrarias pero un mismo objetivo: el desarrollo sostenible.
Ya existe una cuarta versión de la propuesta. Hasta los Emiratos Árabes Unidos se sumaron y junto a Colombia y Perú presentaron oficialmente la solicitud. Dilma Rousseff, presidenta de Brasil y anfitriona de la cumbre que arranca en junio, le hizo un guiño.
¿Qué son los Objetivos de Desarrollo Sostenible? Como los definió la viceministra de Relaciones Exteriores, Patti Londoño, “constituyen un conjunto integrado de objetivos globales, voluntarios y de aplicación universal, organizados por temáticas, con plazos, metas cuantitativas y un conjunto de indicadores a adoptarse a nivel nacional, que buscan catalizar el desarrollo sostenible”.
“El liderazgo de Colombia ha sido muy reconocido en todo el mundo. Nos ven como unos grandes mediadores”, dice un miembro del equipo de la Cancillería. Premios Nobel, el mismo Ban Ki-moon, representantes de grandes compañías y de organizaciones de la sociedad civil, a todos les ha gustado la propuesta y la lista de solicitudes para escucharla de primera mano parece imposible de atender.
El único antecedente similar a este que recuerda Arlene Tickner, analista internacional de la Universidad de los Andes, fue la idea de “responsabilidad compartida” en la lucha contra el narcotráfico, promovida por el gobierno de Virgilio Barco y que terminó siendo aceptada por Estados Unidos, países europeos y promovida por Naciones Unidas.
“La infraestructura diplomáticas del país lastimosamente no siempre da para que florezcan estas buenas ideas. Sin embargo, una de las grandes fortalezas de este equipo de la Cancillería es su capacidad de trabajo multilateral. Tanto la canciller María Ángela Holguín, como su viceministra Patti Londoño, conocen muy bien la ONU”, fue la opinión de Tickner.
Ximena Barrera, directora de Políticas Públicas y Responsabilidad Corporativa de la organización ambiental WWF y quien ha acompañado algunas de las reuniones previas de Naciones Unidas sobre el tema, dice que ha sido testigo “del liderazgo del gobierno de Colombia y Guatemala para avanzar en acciones concretas dirigidas a promover el desarrollo sostenible en los países”.
La prueba de fuego de la propuesta colombiana, en la que hoy trabajan expertos de todo el mundo, será entre el 20 y el 22 de junio en Río de Janeiro. La verdad es que hasta el último minuto puede suceder cualquier cosa, aunque los que han seguido de cerca la negociación creen que saldrá un respaldo definitivo.
Reacciones
Francisco Alberto Galán, director Fondo Patrimonio Natural
Si se consigue que a nivel mundial se establezca algo similar a los Objetivos de Desarrollo del Milenio, sería un aporte muy valioso. En este sentido el país ha hecho una diplomacia más positiva. Tendremos que ver qué tan consecuentes somos internamente con la propuesta.
Arlene Tickner, analista internacional. U. de los Andes
Si se consolida esa propuesta la consideraría un logro mucho más importante que la Cumbre de las Américas. Significaría que se ha hecho mucho mejor uso de lo que se cree del asiento en el Consejo de Seguridad de la ONU. Una de las grandes fortalezas de este equipo es su multilateralidad.
Ximena Barrera, directora de Políticas Públicas de WWF
Desde WWF hemos visto un claro liderazgo de los gobiernos de Colombia y Guatemala para avanzar en la creación de metas concretas para fomentar el desarrollo sostenible. Esperamos que en Río+20 se definan unas líneas temáticas para avanzar en este proceso del desarrollo sostenible.
Manuel Guzmán Hennessey
ENVIADO POR RED FOROBA
Por: Pablo Correa
La idea de crear los Objetivos de Desarrollo Sostenible nació en la Cancillería colombiana y podría convertirse en el mayor logro diplomático del país.
Si durante la próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible (Río+20), que tendrá lugar en Río de Janeiro, los líderes del mundo firman un mandato para que se desarrollen conjuntamente los llamados Objetivos de Desarrollo Sostenible, Colombia habrá alcanzado uno de los éxitos diplomáticos internacionales más importantes de su historia.
Hace 17 meses a Paula Caballero, directora de Asuntos Económicos, Sociales y Ambientales de la Cancillería y quien ha participado desde hace varios años como negociadora en estos temas, se le ocurrió que la creación de una batería de objetivos siguiendo el modelo de los Objetivos de Desarrollo del Milenio sería una forma de desovillar las cada vez más complejas negociaciones multilaterales en esta área.
Caballero le dio vueltas a la idea y al cabo de unos días la comentó con su equipo de trabajo. Sonaba ambiciosa pero provocadora. No los amilanó saberse una delegación pequeña en medio de grandes y poderosos bloques de negociación como el de Estados Unidos, la Unión Europea y China.
La canciller María Ángela Holguín se contagió del entusiasmo de sus colaboradoras y decidieron que harían todo lo posible por abrirle paso en el intrincado mundo diplomático multilateral. Para tantear el terreno llevaron a cabo consultas informales al más alto nivel. Países como China e India en principio se opusieron rotundamente. También muchos países africanos. Temían involucrarse en nuevos compromisos. Otros creyeron que implicarían algún tipo de barreras comerciales.
Pero el equipo de la Cancillería colombiana, que en otras conferencias de la ONU ya había intentado jugar un rol propositivo y conciliador, no se dejó derrotar por el pesimismo. Comenzó así una carrera para llevar un mensaje más claro a todos los rincones del mundo en busca de apoyo.
En julio de 2011, en Indonesia, la Cancillería lanzó oficialmente la propuesta. Un mes más tarde, en Río de Janeiro, durante una reunión regional, Colombia consiguió el apoyo de Guatemala. En septiembre de ese año la Cepal incluyó la propuesta en la agenda formal para Río+20. Era el momento para aglutinar más fuerza y la Cancillería invitó a representantes de 50 países a Bogotá. En el Palacio de San Carlos se presentó una versión de esos Objetivos de Desarrollo Sostenible. La cosa estaba cuajando.
Nueva York se convirtió entonces en un lugar clave. Colombia, que en las negociaciones internacionales de este tipo hace parte del Grupo conocido como G77 y China, debía convencer a esos estados de apoyar la propuesta. Se programaron reuniones en las afueras de Nueva York con líderes de las delegaciones. Sobre la mesa ya estaba una tercera versión de esos objetivos y los chinos comenzaron a verla con otros ojos. Los peruanos a esa altura ya no tenían duda de su apoyo.
En enero de este año ya era una tendencia imparable: la propuesta fue incluida en el Documento de Negociación de la Conferencia, titulado “El futuro que queremos”. Desde entonces Caballero y su equipo han recibido invitaciones de todo el mundo para que presenten y expliquen su propuesta. Desde Japón hasta países africanos comparten el interés, por la que podría ser la hoja de ruta para armonizar tantas expectativas contrarias pero un mismo objetivo: el desarrollo sostenible.
Ya existe una cuarta versión de la propuesta. Hasta los Emiratos Árabes Unidos se sumaron y junto a Colombia y Perú presentaron oficialmente la solicitud. Dilma Rousseff, presidenta de Brasil y anfitriona de la cumbre que arranca en junio, le hizo un guiño.
¿Qué son los Objetivos de Desarrollo Sostenible? Como los definió la viceministra de Relaciones Exteriores, Patti Londoño, “constituyen un conjunto integrado de objetivos globales, voluntarios y de aplicación universal, organizados por temáticas, con plazos, metas cuantitativas y un conjunto de indicadores a adoptarse a nivel nacional, que buscan catalizar el desarrollo sostenible”.
“El liderazgo de Colombia ha sido muy reconocido en todo el mundo. Nos ven como unos grandes mediadores”, dice un miembro del equipo de la Cancillería. Premios Nobel, el mismo Ban Ki-moon, representantes de grandes compañías y de organizaciones de la sociedad civil, a todos les ha gustado la propuesta y la lista de solicitudes para escucharla de primera mano parece imposible de atender.
El único antecedente similar a este que recuerda Arlene Tickner, analista internacional de la Universidad de los Andes, fue la idea de “responsabilidad compartida” en la lucha contra el narcotráfico, promovida por el gobierno de Virgilio Barco y que terminó siendo aceptada por Estados Unidos, países europeos y promovida por Naciones Unidas.
“La infraestructura diplomáticas del país lastimosamente no siempre da para que florezcan estas buenas ideas. Sin embargo, una de las grandes fortalezas de este equipo de la Cancillería es su capacidad de trabajo multilateral. Tanto la canciller María Ángela Holguín, como su viceministra Patti Londoño, conocen muy bien la ONU”, fue la opinión de Tickner.
Ximena Barrera, directora de Políticas Públicas y Responsabilidad Corporativa de la organización ambiental WWF y quien ha acompañado algunas de las reuniones previas de Naciones Unidas sobre el tema, dice que ha sido testigo “del liderazgo del gobierno de Colombia y Guatemala para avanzar en acciones concretas dirigidas a promover el desarrollo sostenible en los países”.
La prueba de fuego de la propuesta colombiana, en la que hoy trabajan expertos de todo el mundo, será entre el 20 y el 22 de junio en Río de Janeiro. La verdad es que hasta el último minuto puede suceder cualquier cosa, aunque los que han seguido de cerca la negociación creen que saldrá un respaldo definitivo.
Reacciones
Francisco Alberto Galán, director Fondo Patrimonio Natural
Si se consigue que a nivel mundial se establezca algo similar a los Objetivos de Desarrollo del Milenio, sería un aporte muy valioso. En este sentido el país ha hecho una diplomacia más positiva. Tendremos que ver qué tan consecuentes somos internamente con la propuesta.
Arlene Tickner, analista internacional. U. de los Andes
Si se consolida esa propuesta la consideraría un logro mucho más importante que la Cumbre de las Américas. Significaría que se ha hecho mucho mejor uso de lo que se cree del asiento en el Consejo de Seguridad de la ONU. Una de las grandes fortalezas de este equipo es su multilateralidad.
Ximena Barrera, directora de Políticas Públicas de WWF
Desde WWF hemos visto un claro liderazgo de los gobiernos de Colombia y Guatemala para avanzar en la creación de metas concretas para fomentar el desarrollo sostenible. Esperamos que en Río+20 se definan unas líneas temáticas para avanzar en este proceso del desarrollo sostenible.
Manuel Guzmán Hennessey
ENVIADO POR RED FOROBA
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