Agobiado por la miseria y la marginación, el pueblo maya de Mesoamérica
tendrá poco que celebrar el 21 de diciembre, cuando comience una nueva era. Su
situación contrasta con el anuncio de fastuosas celebraciones y ofertas
turísticas promovidas por gobiernos y privados.
"Es una ofensa, un insulto y un contrasentido para los indígenas
que, mientras siguen debatiéndose en la pobreza, se derrochen recursos del
Estado para celebrar el 13 B’aktun", cuestionó ante IPS el activista
Ricardo Cajas, del no gubernamental Consejo de Organizaciones Mayas de
Guatemala.
"No hay nada que celebrar, este es un acontecimiento de sabiduría
ancestral que nos permite hacer un análisis del colonialismo interno que hay en
Guatemala, de una clase dominante que mantiene al pueblo indígena en la
subsistencia y la pobreza extrema", agregó.
Guatemala, donde 41 por ciento de sus 15 millones de habitantes se
consideran indígenas, nunca ha tenido un presidente de este origen y, en la
actualidad, apenas lo son 19 de los 158 diputados, mientras que el único que se
reconoce nativo en el gabinete de gobierno es el ministro de Cultura y
Deportes, Carlos Batzín.
El calendario maya señala que el llamado 13 B’aktun o Oxlajuj B’aktun
B’aktun llegará a su final el 21 de diciembre, lo cual llevó al anuncio de
magnas celebraciones oficiales y provocó una explosión comercial y turística de
los sitios mayas de Mesoamérica, la vasta zona que abarcan Belice, Guatemala,
El Salvador, Honduras, Nicaragua y el sur de México.
Según historiadores, el 13 B’aktun comenzó el 11 de agosto del año
3.114 antes de Cristo y, tras una llamada "cuenta larga", concluirá
el 21 de diciembre de 2012, para allí volver a cero y dar comienzo a un nuevo
ciclo de otra igual cantidad de días.
Esta celebración maya también ha sido relacionada con premoniciones
catastróficas e incluso con el fin del mundo, lo cual ha sido desmentido de
plano por los líderes indígenas.
El turismo del fin del mundo
En Guatemala, por ejemplo, las autoridades turísticas informaron de la
realización de 15 actos oficiales, entre ellos una presentación multimedia de
gran magnitud del legado maya el 20 de diciembre en el sitio arqueológico
Tikal, en el norteño departamento de Petén.
La preparación de estos actos ha significado para el Ministerio de
Cultura y el Instituto Guatemalteco de Turismo gastos por el equivalente a unos
8,5 millones de dólares, según el no gubernamental Observatorio Indígena.
Gracias a las intensas promociones alusivas, Guatemala, Honduras, El
Salvador y Belice esperan unos cinco millones de visitantes y México otros 10
millones sólo en los estados del sur, un promedio de 10 por ciento más que el
año anterior, indicó la Organización Mundo Maya, que aglutina a los institutos
de turismo de la región.
Pero ese incremento de divisas irá a las arcas del Estado sin que las
autoridades tengan en cuenta entre sus prioridades del presupuesto nacional las
necesidades de los aborígenes, denuncian sus líderes.
Cajas acusó al "sistema socioeconómico neoliberal del siglo
XX", basado en el libre mercado porque "no tiene ética y moral para
pasar sobre los derechos de los pueblos indígenas", entre estos la tierra.
Alrededor de 80 por ciento de las tierras productivas de Guatemala
están en manos de cinco por ciento de los productores, mientras que la
población rural equivale a 61 por ciento de la población total y 80 por ciento
de esta es pobre, en su mayoría indígena, según el Programa de las Naciones
Unidas para el Desarrollo.
"En América Central, los pueblos aborígenes históricamente hemos
sido ubicados entre los sectores más pobres de la población", señaló a IPS
el activista Néstor Pérez, del no gubernamental Consejo Indígena de
Centroamérica, con sede en la capital salvadoreña.
Paradójicamente, "los territorios indígenas cuentan con mucha
riqueza natural y mineral pero en muchos casos los intereses económicos se
anteponen a los derechos colectivos de los pueblos originarios violentando la
legislación nacional e internacional que protege sus derechos", agregó.
Pérez lamentó que la llegada del 13 B’aktun se enfoque en la atracción
del turismo y vea al indígena y a sus prácticas ancestrales "únicamente
como shows folclóricos", mientras urgió a promover políticas para mejorar
sus condiciones económicas y sociales.
Del esplendor a la miseria
En Mesoamérica se desarrollaron sociedades muy complejas y de las más
avanzadas para su época en este continente hasta la llegada de los
conquistadores españoles, entre ellos los mayas, olmecas y aztecas, con una
enorme riqueza cultural, científica y biológica.
América Latina cuenta con unos 400 pueblos originarios, que suman unos
50 millones de personas. En la zona central de la cordillera de los Andes, que
comprende hoy los territorios de Ecuador, Perú y Bolivia, y en Mesoamérica,
viven 90 por ciento de los aborígenes del continente, según organizaciones no
gubernamentales.
La marginación de las poblaciones autóctonas persiste en la región,
denunció Dalí Ángel, activista de la no gubernamental Alianza de Mujeres
Indígenas de Centroamérica y México, con sede en la Ciudad de México.
Los nativos de Honduras son una muestra de ello, como indicó Timoteo
López, del privado Consejo Nacional Indígena Maya Chortí. "Nuestro
desarrollo se ve limitado en parte porque el poder ha servido solo para
proteger los intereses de quienes están gobernando", dijo a IPS.
El pueblo maya chortí ha logrado algunos avances en materia de
educación, admitió, pero "a costa de muchos esfuerzos de incidencia
política, peregrinaciones al grado de sufrir amenazas de muerte e incluso
asesinato de líderes".
Ángel, en tanto, mostró especial preocupación por las concesiones
otorgadas por el gobierno mexicano a empresas trasnacionales en territorios
indígenas sin tener en cuenta las consultas comunitarias, como mandata el
Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo sobre Pueblos
Indígenas y Tribales.
"El Estado mexicano siempre ha otorgado concesiones a industrias,
pero últimamente se ha dado más facilidades para la entrada de estas industrias
a través de reformas a la Constitución", entre extractivas y de energías,
dijo a IPS esta líder zapoteca.
Los indígenas representan 9,8 por ciento de los 112 millones de
habitantes de México, concentrados principalmente en Oaxaca y Chiapas, según la
estatal Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas. En esos
dos estados y en Guerrero, una de cada tres personas vive en la indigencia,
según el Observatorio de Política Social y Derechos Humanos.
"Están vendiendo hasta el aire", se quejó la activista, quien
denunció que el saliente presidente de México, el conservador Felipe Calderón,
recién inauguró en el istmo de Tehuantepec, en el sudeste de ese país, un
proyecto eólico "donde con engaños obligó e hizo firmar contratos a
comuneros para ceder su territorio a empresas españolas".
Ángel también recordó el caso de la explotación minera en la región de
Wirikuta, en el central estado de San Luis Potosí, considerada sagrada y
patrimonio del mundo, cuyas actividades atentan contra el ambiente del pueblo
wixárika, según concluyó la Comisión Nacional de Derechos Humanos.Ecoportal.net
IPS Noticias
Tomado de envío de eco portal
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