Tortuga Golfina sobrevive por
voluntariado de jóvenes en Pacífico hondureño
Jose CABEZAS / AFP/Getty Images
Foto Germán Reyes EFE Germán Reyes
El Venado - La tortuga Golfina, en peligro de extinción, sobrevive en
parte gracias a un voluntariado de jóvenes hondureños de cuatro comunidades
costeras en el Golfo de Fonseca (Pacífico), que Honduras comparte con El
Salvador y Nicaragua.
“Este año calculamos que globalmente en los cuatro sitios a los que
llega a desovar la tortuga, serán liberadas entre 45.000 y 50.000”, dijo a Efe
Enrique Vigil, presidente de la Junta Fiscalizadora del Comité de Protección de
la Tortuga Golfina, en el caserío de El Venado, en el departamento sureño de
Choluteca.
El Venado, Boca de Río Viejo, Ratón y Cedeño, son los cuatro sitios a
los que cada año llegan a desovar centenares de tortugas golfinas, de las que
cada una pone y entierra en la playa entre 80 y 100 huevos, indicó Vigil,
dedicado desde hace 25 años a la protección de esa especie.
Este año, la liberación de las tortugas recién nacidas en El Venado,
que empezó el 16 de octubre pasado, finalizará entre el 9 y 11 de noviembre,
explicó a Efe el presidente del Comité de Protección de la Tortuga Golfina de
El Venado, Nerys Zelaya.
El reptil comienza a llegar en julio a las costas del Golfo de Fonseca,
pero el mayor número lo hace entre el 1 y 25 de septiembre, período en el que
rige una veda oficial para garantizar la recolección de huevos, añadió Zelaya,
quien además es presidente de los cuatro campamentos a los que llega a desovar
la tortuga.
La especie Golfina, que llega a medir unos 66 centímetros de longitud,
deposita sus huevos en nidos que ella misma hace a una profundidad de unos 40
centímetros, lo suficiente para que depredadores como perros, zorrillos,
cerdos, cangrejos, hormigas. larvas de mosca y el hombre los sustraigan, afirmó
Vigil.
En 2011, recordó, “en El Venado fueron liberadas 10.553 tortuguitas”, y
este año rondarán las 9.800.
En El Venado, el trabajo de voluntariado para proteger a los quelonios,
que solo desovan por la noche, está a cargo de unos 30 jóvenes, hombres y
mujeres que durante la veda hacen turnos de doce horas, de las seis de la tarde
a las seis de la mañana.
Los voluntarios recorren todas las noches de la veda los cinco
kilómetros de playa en el sector de El Venado a la espera de que lleguen las
tortugas a depositar sus huevos, en un proceso que dura entre 20 y 30 minutos.
Una vez depositados, los quelonios regresan al mar, mientras que los
voluntarios los recolectan y depositan en el sitio protegido de anidamiento.
Cada nido es identificado con una placa de madera en la que se registra
la cantidad de huevos y la fecha de recolección.
A partir de entonces pasan 45 días hasta que las tortuguitas rompen la
cáscara y comienzan a salir a partir del 16 de octubre, solo por la noche, para
evitar que sean cazadas por las aves y otras especies.
De cada mil tortugas que son liberadas, algunos estudios indican que
“cinco llegan a edad juvenil y una a adulta que regresa a este mismo lugar”,
acotó Vigil.
La liberación es un espectáculo que disfrutan los pocos turistas que
llegan a los cuatro sitios de desove, alumbrando la playa con pequeñas
linternas de mano para ver a las tortugas recién nacidas correr hacia el mar.
“Esto es una maravilla”, declaró a Efe un joven japonés de un grupo de
doce voluntarios de la misma nacionalidad durante la liberación de unas 300
tortugas en la playa de El Venado, que disfrutaban del espectáculo natural
hasta ver desaparecer entre la espuma blanca de las olas a los diminutos
quelonios.
El Venado tiene en común con la mayoría de comunidades costeras
hondureñas del Golfo de Fonseca una gran belleza natural que contrasta con la
pobreza de sus humildes habitantes, que subsisten de la pesca artesanal.
Vigil dijo que gracias a organizaciones no gubernamentales, entre ellas
el Comité para la Defensa de la Flora y Fauna del Golfo de Fonseca
(Codefagolf), la tortuga Golfina sigue siendo protegida.
Agregó que el centro de protección con el que ahora cuenta El Venado ha
sido posible desde 2008 gracias a la colaboración del coordinador Nacional del
Programa de Pequeñas Donaciones (PPD) dependiente de Naciones Unidas, Hugo
Galeano.
Si la liberación nocturna de tortugas golfinas en El Venado es un
espectáculo, no menos hermoso resulta el amanecer en el cercano estero de Las
Aguas para ser testigos desde una lancha en la quietud del mar de una manada de
delfines juguetones que invitan a acompañarles a recorrer el Golfo de Fonseca.
Tomado del Nuevo Herald de Florida eeuu
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