UN MEGACRIMEN FOMENTADO DESDE LA LEGISLATURA
QUINCE MIL
MILLONES DE LITROS MÁS
En la próxima
campaña de soja que se iniciará en nuestra provincia, al igual que en la
recientemente finalizada se liberarán nuevamente diez millones de litros de
substancias peligrosas sin ningún control, sobre nuestros suelos y acuíferos.
El Diagnóstico
Ambiental de Entre Ríos 2008 consigna esta cifra en base a los informes de INTA
–Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria-, concretamente ocho millones de
herbicidas (léase glifosato) y dos millones de “plaguicidas”.
Y estos datos son
calculados en base a los informes anteriores a 2008, o sea que hay que sumarle
las tierras incorporadas vías desmontes ilegales en los años posteriores que
son decenas de miles de hectáreas más dado que las autoridades encargadas de
prevenirlos los toleran con una cómplice y criminal indiferencia.
Los estudios
realizados por el Laboratorio de Biología Molecular de la Facultad de Medicina
de la Universidad de Buenos Aires que dirige el Dr. Andrés Carrasco
establecieron lo que ocurre con los embriones de los seres vivos cuando toman
contacto con estas substancias, especialmente el glifosato.
Veamos un cuadro
que nos permite visualizar el problema:
C1 Embriones
de animales en sus dos primeras semanas de vida
Tal se puede
advertir claramente en la imagen durante las primeras semanas de vida los
embriones de los seres vivos son prácticamente idénticos cualquiera sea su
especie, incluido el embrión del ser humano.
Los estudios de
Carrasco hoy son reconocidos internacionalmente, la revista estadounidense
Chemical Research in Toxicology (Investigación Química en Toxicología) publicó
la investigación de Carrasco, donde se confirma que el glifosato produce
múltiples malformaciones y, con análisis científicos como prueba, advierte: “Los
resultados comprobados en laboratorio son compatibles con malformaciones
observadas en humanos expuestos a glifosato durante el embarazo”.
“Concentraciones ínfimas de glifosato, respecto de las usadas en agricultura,
son capaces de producir efectos negativos en la morfología del embrión
(anfibio), interfiriendo mecanismos normales del desarrollo embrionario”
Y cuando el
laboratorio habla de concentraciones mínimas lo hace porque las experiencias
realizadas lo fueron diluyendo este veneno 1.500 veces más que en las
proporciones utilizadas habitualmente en la agricultura entrerriana.
Por supuesto, que
por razones elementales de ética estas experiencias no se hicieron sobre
embriones humanos, por eso la ilustración que acompaña esta nota, porque
permite ver que las especies mostradas, durante las primeras dos semanas de
vida son prácticamente idénticas al embrión humano, o sea que lo que afecta a
las primeras seis especies es obvio que afectará a la séptima, o sea el humano,
en la misma proporción y gravedad.
La solvencia
internacional del laboratorio y los científicos que intervinieron dejaron mudos
a los promotores de estas prácticas agrícolas, ya sea la empresa Monsanto, como
a los vendedores de estos productos y los agricultores que los emplean, quienes
al inicio de la implantación de este modelo de cultivo mentían descaradamente
afirmando sin ningún soporte científico que estos venenos eran “inocuos” para
el ser humano y que se podían emplear sin ningún recaudo, advertencia o
peligro.
Los estudios
fueron confirmados en la práctica por lo ocurrido en el Chaco, en la localidad
de La Leonesa y otras, donde se demostró que donde se emplean estos venenos
aparece un incidencia de cáncer sobre los pobladores zonales que puede alcanzar
hasta un 30% de los mismos. Estos estudios fueron efectuados por el Ministerio
de Salud de la Nación.
Sin embargo aquí
en Entre Ríos, las autoridades no han tomado nota del drama que se esta
desarrollando en la provincia con las fumigaciones. Y no lo hacen porque son
claramente cómplices de un modelo productivo atroz, que además de envenenarnos,
desertifica nuestros suelos, enajena nuestros recursos y concentra la riqueza
en una forma que no registra antecedentes en la historia.
Diez millones de
litros volverán a ser empleados, los que, según los estudios del doctor
Carrasco diluidos 1/1500 veces a las dosis habituales utilizadas en la
agricultura, contaminarán entonces como mínimo 15.000.000.000 millones de
litros de agua en nuestro territorio, que deambularán por los suelos, acuíferos
y naturaleza en general poniéndonos en gravísimo riesgo a todos los seres
vivos.
Mientras tanto
nuestros legisladores, en vez de prohibirlos como hicieron sus pares europeos,
se niegan siquiera a establecer distancias mínimas de fumigación con poblados y
escuelas rurales.
La historia los
juzgará por su criminal complicidad con este modelo, mientra eso ocurre lo
hacemos nosotros, los pobladores entrerrianos.
Enviado por
fundavida
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