Derechos Humanos
Children, great victims of kidnapping
Los niños, grandes víctimas del secuestro
Al niño lo acompaña un miedo permanente pero a la vez cree
que pronto regresará con sus padres. Sicólogos del Icbf hablan sobre cómo
afrontar un secuestro.
Foto: Archivo El
Mundo
El 92 % de los al menos 39.058 secuestros ocurridos en
Colombia en los últimos 40 años están impunes.
En 40 años, 3.169
niños fueron secuestrados en Colombia, según el estudio ‘Una Verdad Secuestrada’ que realizó el
Centro Nacional de Memoria Histórica en el que se reveló que casi 40.000
víctimas de secuestro se registraron en
el país entre 1970 y 2010.
El estudio revela que las redes de delincuencia son las que
más secuestran menores de edad en el
país, la mayoría son extorsivos.
Adriana González
Maxcyclak, directora (e) del Icbf, asegura que el Instituto trabaja en la
reparación, los proyectos de vida y la reconstrucción de los sueños de los
niños víctimas del secuestro, un fenómeno que trae traumas sicológicos tanto
para las víctimas como para sus familias.
La directora y su
equipo de expertos explican que la forma
de reaccionar ante un secuestro depende mucho de las características
individuales y familiares, de las estrategias, recursos y potencialidades que
tienen las personas que lo afrontan. Aunque
hay algunas reacciones, emociones y comportamientos que son comunes.
Crisis inicial
En los primeros
momentos de la crisis inicial aparecen diferentes reacciones y emociones tanto
en la familia como en la víctima:
En la familia,
detallan los expertos, hay angustia, incertidumbre, impotencia, dolor,
confusión y desespero.
En algunos casos, los
padres de la víctima se unen para buscar el pronto regreso de su ser querido.
Sin embargo, en otros hay distanciamiento en las relaciones que podrían romper
vínculos afectivos creados y el manejo de la situación se torna aun más
complicada.
De acuerdo con los
sicólogos del Icbf, los miembros de la familia pueden tener reacciones muy
variadas, según sus temperamentos. Algunos logran expresar sus sentimientos de
manera abierta y desaforada. Otros se silencian y no manifiestan sus emociones,
se reprimen o se niegan a aceptar la realidad.
Se entremezclan
sentimientos de angustia y temor por la vida y el bienestar del ser querido pero al mismo tiempo hay
rabia, impotencia, incertidumbre, zozobra, culpa, tristeza, desconcierto,
abandono, pérdida y esperanza.
En el niño víctima
Los sicólogos
explican que la primera reacción es de desconcierto, temor y confusión.
“El encontrarse con personas extrañas lo hace vivir sentimientos de
angustia incontrolable que se manifiesta en llanto y temor permanente de no
sentirse protegido por sus seres queridos”, indican.
Al niño lo acompaña
un miedo permanente pero a la vez cree que pronto regresará con sus padres.
Asimismo piensa que fue por su mal comportamiento que sus padres lo abandonaron
o regalaron, por lo que se sienten culpables de su mala conducta.
Pueden aparecer la
pérdida del apetito, enfermedades de la piel y las vías respiratorias.
Con el transcurrir de
los días, el niño se apega a su cuidador, buscando protección permanente y como
forma de evitar el miedo que le causa estar lejos de sus seres queridos.
Una vez los niños
regresan a sus hogares después de un acuerdo o captura de los responsables del
secuestro, el niño debe recibir ayuda sicológica.
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Recomendaciones
La intervención psicológica durante el secuestro atiende la
crisis y busca un espacio con la familia donde puedan expresar sus sentimientos
y organizar sus ideas para que su familiar regrese.
Hay que denunciar el
secuestro ante las autoridades, en caso de no haberlo hecho, buscar la asesoría
de expertos en el tema e informarse sobre las leyes que existen.
Los miembros de la
familia deben recibir acompañamiento psicológico para que organicen sus ideas y
manifiesten sus sentimientos. También para que acepten la realidad.
No buscar culpables
dentro de la familia y movilizar recursos para salir adelante de la situación y
mantener la cohesión familiar, los roles deben ser flexibles.
Cuando el niño
regresa es necesario:
Que reciba un tratamiento psicológico por expertos para la resignificación de la
experiencia traumática. Asimismo, intervención familiar para preparar a los
padres sobre los posibles cambios en el comportamiento del niño.
Intervenir el entorno
escolar, porque es el medio en que pasan la mayor parte del tiempo con el fin de brindar asesoría en
los posibles cambios de comportamiento que puede tener: temor, inseguridad,
nervios y angustia.
TOMADO DE EL MUNDO DE COLOMBIA
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