Cambio climático y
sector agrícola cubano, adaptación vs. perjuicios
Adalys Pilar Mireles
PINAR DEL RÍO, Cuba,.— Respaldado por la Unión
Europea y la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación, el proyecto
Basal busca apoyar la adaptación al cambio climático en el sector agrícola
cubano con prácticas sostenibles y otras estrategias, informaron hoy expertos.
El programa Bases Ambientales para la Sostenibilidad
Alimentaria Local (Basal), iniciado en 2013, dispone de un financiamiento de
unos 13 millones de dólares para un período de cinco años, explicó a Prensa
Latina Sandra Díaz, una de las especialistas involucradas en esa iniciativa.
Con ecos en varios municipios del país caribeño -agregó- promueve acciones en busca del uso eficiente de recursos naturales como el agua y los suelos.
Otra de las prioridades, dijo, es el fortalecimiento de la producción de biofertilizantes, del empleo de controles biológicos, así como del manejo integrado de plagas y residuales, unido al funcionamiento de mini-industrias dentro de las cadenas productivas.
La rehabilitación de los sistemas de riego y drenaje y su optimización, de acuerdo con las condiciones agro-meteorológicas, la rotación de las tierras y cultivos, diversificación de la producción agrícola, introducción de variedades más resistentes a las características de cada sitio y de bioestimuladores del crecimiento, sobresalen entre las medidas, precisó.
Ese plan impulsará, además, el intercambio de información y conocimientos entre científicos, productores y otros actores, tanto locales como nacionales, para enfrentar los retos que impone el cambio climático, con ese fin se crearán o perfilarán sistemas encaminados a recopilar, articular y difundir los mejores resultados.
Implementado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Basal auspiciará el aprovechamiento de experiencias exitosas en el sector agrícola del Caribe y la Unión Europea, dijo.
Según Díaz, como parte de la estrategia general se elaborarán pronósticos de cosecha y modelaciones, o sea, proyecciones sobre los impactos del cambio climático en ese ámbito, la disponibilidad de agua, el estado de los suelos y la aparición de plagas.
El municipio de Los Palacios, perteneciente a esta occidental provincia, es uno de los beneficiados con el proyecto.
Ese territorio, entre los mayores productores de arroz en Cuba, sufre daños ocasionados por la sequía, la degradación del suelo (erosión, salinización, bajo contenido de materia orgánica) y perjuicios en los ecosistemas costeros, entre otros flagelos.
La agricultura resulta extremadamente vulnerable a los efectos del cambio climático, fenómeno que puede poner en riesgo la seguridad alimentaria en distintas regiones por lo que adaptarse a las variaciones constituye una necesidad de los hombres del campo, alertan estudiosos.
Sólo el aumento del nivel del mar se considera una letal amenaza para las áreas agrícolas cercanas a las costas, particularmente en islas pequeñas de tierras bajas.
El incremento de los eventos atmosféricos severos como fuertes lluvias y sequías extremas, es otro de los peligros.
Con ecos en varios municipios del país caribeño -agregó- promueve acciones en busca del uso eficiente de recursos naturales como el agua y los suelos.
Otra de las prioridades, dijo, es el fortalecimiento de la producción de biofertilizantes, del empleo de controles biológicos, así como del manejo integrado de plagas y residuales, unido al funcionamiento de mini-industrias dentro de las cadenas productivas.
La rehabilitación de los sistemas de riego y drenaje y su optimización, de acuerdo con las condiciones agro-meteorológicas, la rotación de las tierras y cultivos, diversificación de la producción agrícola, introducción de variedades más resistentes a las características de cada sitio y de bioestimuladores del crecimiento, sobresalen entre las medidas, precisó.
Ese plan impulsará, además, el intercambio de información y conocimientos entre científicos, productores y otros actores, tanto locales como nacionales, para enfrentar los retos que impone el cambio climático, con ese fin se crearán o perfilarán sistemas encaminados a recopilar, articular y difundir los mejores resultados.
Implementado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Basal auspiciará el aprovechamiento de experiencias exitosas en el sector agrícola del Caribe y la Unión Europea, dijo.
Según Díaz, como parte de la estrategia general se elaborarán pronósticos de cosecha y modelaciones, o sea, proyecciones sobre los impactos del cambio climático en ese ámbito, la disponibilidad de agua, el estado de los suelos y la aparición de plagas.
El municipio de Los Palacios, perteneciente a esta occidental provincia, es uno de los beneficiados con el proyecto.
Ese territorio, entre los mayores productores de arroz en Cuba, sufre daños ocasionados por la sequía, la degradación del suelo (erosión, salinización, bajo contenido de materia orgánica) y perjuicios en los ecosistemas costeros, entre otros flagelos.
La agricultura resulta extremadamente vulnerable a los efectos del cambio climático, fenómeno que puede poner en riesgo la seguridad alimentaria en distintas regiones por lo que adaptarse a las variaciones constituye una necesidad de los hombres del campo, alertan estudiosos.
Sólo el aumento del nivel del mar se considera una letal amenaza para las áreas agrícolas cercanas a las costas, particularmente en islas pequeñas de tierras bajas.
El incremento de los eventos atmosféricos severos como fuertes lluvias y sequías extremas, es otro de los peligros.
TOMADO DE LA GRANMA DE CUBA
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