Agua envasada =
Contaminación. SOLUCIONES para el uso doméstico cotidiano
Un resumen escalofriante:
- Existen 1100 millones de personas sin acceso a agua
potable segura.
- 2.600 millones (un 40 % de la población mundial) no tienen
acceso a instalaciones sanitarias adecuadas.
- Una persona necesita un mínimo de 20 litros de agua por
día para beber y asearse. Esos 1.100 millones tienen solo 5 litros diarios y,
además, contaminada.
- Un europeo gasta por día de 200 a 300 litros, y un
estadounidense 575 litros.
- 1.800.000 niños mueren por año, en su mayor parte
debido a la diarrea infantil.
El agua envasada, un problema actual del que no se habla
Los consumidores de todo el mundo gastan colectivamente cada
año más de U$S 100.000 millones en agua embotellada en la
creencia –a menudo equivocada- de que es mucho mejor. El consumo mundial de
agua envasada creció a 155 mil millones de litros en 2004, 57 mil millones más
que en 1999.
Incluso en áreas donde existe agua de pozo segura para
beber, la demanda en aumento de agua envasada está produciendo basura
innecesaria y consumiendo grandes cantidades de energía, asegura un informe de
la investigadora Emily Arnold del Earth Policy Institute (Instituto de
Políticas de la Tierra) (www.earth-policy.org), aunque en muchos lugares del
mundo, incluyendo Europa y EE.UU., existen regulaciones para controlar su
calidad, el agua en botella puede costar hasta 10.000 veces más que el agua
corriente. Un galón de agua envasada en EE.UU. puede llegar a costar hasta más
de 10 dólares (1 galón
US = 3,785 lts.,o sea 2,64 dólares por litro), más del doble
que la gasolina.
No se cuestiona que el agua potable limpia y
barata sea esencial para la salud de nuestra comunidad global –afirmó Arnold-
pero el agua envasada no es la respuesta en el mundo desarrollado, ni es la
solución a los problemas de 1.100 millones de personas que carecen de un
abastecimiento de agua segura. Ampliando y mejorando el tratamiento de aguas y
el saneamiento de los sistemas existentes es más factible proporcionar fuentes
seguras y sustentables de agua en el largo plazo.
Los países miembros de Naciones Unidas acordaron reducir a
la mitad la proporción de gente que carece de acceso confiable y duradero al agua potable segura para
el año 2015. Para alcanzar esta meta, habría que duplicar los 15 mil millones
de dólares destinados cada año al abastecimiento y saneamiento del agua.
Mientras que esta cantidad puede parecer enorme, empalidece en comparación a
los 100 mil millones estimados como el gasto anual en agua envasada. Empalidece
mucho más si se lo compara con el astronómico gasto mundial en armamentos. El
agua potable nos llega a través de una infraestructura que gasta energía de
manera económica, mientras que el agua envasada se transporta a distancias a
menudo largas a través del territorio por barco, tren, camiones. Esto implica
quemar cantidades masivas de combustibles fósiles con mucha menos justificación
lógica que el transporte de alimentos.
El envasado de agua utiliza más combustibles fósiles. La
mayoría de las botellas de agua se fabrican con tereftalato de polietileno, un
plástico derivado del petróleo crudo.
Una vez vaciada, la botella debe ser desechada. Según el
Instituto de Reciclaje de Envases, el 86% de las botellas plásticas de agua
usadas en EE.UU. se convierten en basura o relleno. La incineración de las
botellas usadas genera subproductos
tóxicos tales como el gas clorado. Las botellas enterradas
pueden tomar hasta 1.000 años para biodegradarse.
Posibles soluciones para terminar con el agua envasada
El agua se ha convertido en un apetecible botín del
“mercado” y de manera creciente debido al abuso que se hace de los recursos acuíferos y el uso
irresponsable del agua que conduce a una contaminación en aumento de las
fuentes disponibles. Sabemos desde hace décadas que nuestro planeta está
sometido a una sobreexplotación de recursos que ya son insuficientes para
atender a la población humana. ¿Cómo se lucha contra la propaganda comercial
que bombardea permanentemente a la población argumentando que su salud está
garantizada bebiendo agua en botella? ¿La concientización de la gente es
posible?
1 – Llegar a todos los hogares con agua potable de red en
todas las zonas urbanas y suburbanas
Quién esto escribe posee un fin de semana en zona próxima a
Rosario (Argentina) que cuenta con red de gas natural y no tiene agua potable
de red. ¿Cuál es el orden de prioridades?
La calidad de las aguas de red están monitoreadas para que
cumplan con estándares mínimos de potabilidad desde
los puntos de vista bacteriológico y químico. Lo que ocurre es que muchas veces
aún siendo potables son malas porque tienen muchas sales disueltas (son muy
duras) y tienen un pésimo sabor. Esto como consecuencia de que son aguas
subterráneas. Estas napas subterráneas son crecientemente contaminadas por
agroquímicos y aguas servidas donde no hay servicios cloacales. Por eso las
aguas fácilmente potabilizables son aguas de superficie de ríos que no tienen
solutos sino solamente arcillas, aunque debe aclararse que los ríos están
siendo contaminados bacteriológica y químicamente de manera creciente, debido a
que se vuelcan en ellos aguas cloacales crudas. La calidad bacteriológica se
consigue con clorinación que se efectúa de manera automática.
2 – Informar a la población con publicidad insistente en
que el agua potable que se les suministra cumple con stándares de potabilidad
Esta supervisión por lo menos en el ámbito de la Provincia
de Santa Fé (Argentina) es estricta y se efectúa por el Enress (Ente Regulador
de Servicios
Sanitarios) en todas las poblaciones que cuentan con servicio de agua de
red.
3 – Promover la captación del agua de
lluvia
La naturaleza ofrece gratis agua pura que cae del cielo.
¿Por qué no recogerla si es seguramente potable sin necesidad de análisis? En
el libro “El suicidio del hombre” se cuenta la experiencia que tuvieron
numerosas localidades del interior de la Provincia de Santa Fé donde era
costumbre recolectar agua de lluvia
en
cisternas antes de que se construyeran redes. Ese agua puede utilizarse para
beber, cocinar, lavar ropa ó regar. Para otros menesteres se obtenía agua de
pozo.
Existen ingeniosos sistemas de muy bajo costo para
recolectar agua de lluvia,
que operan automáticamente desechando el primer agua de lavado de techo y
posteriormente enviando el grueso de la precipitación a un depósito (Entrar en
el navegador “Sistemas de recolección de agua de lluvia”). La inversión inicial
es mínima. Solo hay que tener un techo, generalmente inclinado, con canaletas
de recolección que muchísimas casas tienen y conducir el agua hacia el sistema
de acopio. En el fin de semana mencionado en las adyacencias de Rosario, el
autor de estas líneas instaló un sistema de captación pequeño (a
modo de prueba) que costó unos pocos pesos y que funciona perfectamente. La
cantidad de agua que se puede acopiar es importante. Baste saber el régimen
estadístico anual de precipitaciones. Para el caso de 900 mm anuales
(equivalentes a 900 litros/metro cuadrado) un techo de 100 metros cuadrados en
planta horizontal puede recibir 90.000 litros anuales (7.500 litros mes) ¿No es
sorprendente? Obviamente, hay que dimensionar el tamaño de la cisterna
previendo que puede haber algún período prolongado sin precipitaciones. Si el
consumo de una casa con 4 personas es de 200 litros/persona/día (más que
suficiente), el gasto anual sería de 288.000 litros por año, es decir que la
precipitación anual puede alcanzar un tercio de esa cantidad. Si el usuario
está conectado a la red de agua corriente y evita tomar 90.000 litros de esa
red, puede ahorrar un monto de 90*$ 2,46/m3* = $ 221,40/año (Agosto de 2013)
según tarifa de agua en una localidad vecina a Rosario. Esto sin considerar el
dinero que ahorra evitando comprar agua envasada. Esta posibilidad del agua de
lluvia es de enorme importancia si la casa no dispone de agua de red y debe
obtener agua de la napa mediante bomba, porque en ese caso estará sufriendo el
bolsillo y muy probablemente la salud de sus habitantes si beben ese agua,
salvo que se hagan análisis periódicamente. Ecoportal.net
(*) José Barcia (1937): Nació en Rosario donde reside
actualmente. Se recibió de Ingeniero Mecánico y Electricista en el año 1965 en
la Universidad del Litoral. Escribió “El suicidio del hombre” en 1 año,
pero el plan del libro y su título se gestó 20 años atrás, momento en el que
comenzó su preocupación por el destino de esta civilización inconsciente de su
propio futuro y legado. “En el libro trato de informar y divulgar las
verdaderas razones que están llevando a la especie humana a la destrucción.
Esto suena exagerado pero no lo es”, afirma el autor. Tomado de envío de ecoportal
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