Cuidar el recurso agua
Las intensas lluvias que cayeron sobre Córdoba en las
últimas semanas plantean la Necesidad de encauzar y preservar un bien muy
escaso en otras épocas del año.
Por Redacción LAVOZ
Durante el mes de febrero, la provincia de Córdoba ha
soportado lluvias intensas en la mayor parte de su territorio. Superaron marcas
históricas y llenaron los principales espejos de agua.
Con precipitaciones por encima de los 200 milímetros en
promedio en la mayor parte del suelo cordobés, el vital elemento logró atenuar
los crónicos problemas de abastecimiento que sufren, por caso, poblaciones de
las Sierras Chicas. En forma paralela, se despejó el interrogante sobre
eventuales faltantes en el verano para la ciudad de Córdoba y su conurbano,
donde se concentra el 40 por ciento de la población provincial.
Las copiosas lluvias trajeron alivio a los campos del centro
y norte de la provincia, que sufrieron de la escasez hídrica durante diciembre
y enero últimos, además de altas temperaturas, lo que afectó el desarrollo
agrícola. Ahora, la situación se modificó, al igual que el panorama que se
observa en las serranías.
Sin embargo, este fenómeno, impactante en cuanto a las
imágenes de lagos y diques desbordados, debe mover a la reflexión a las
autoridades provinciales y municipales para intentar retener y preservar la
mayor cantidad posible de agua.
En primer lugar, porque el agua sigue siendo escasa en un
mundo sometido a los cambios que provoca el calentamiento global. Y lo será
cada vez más. En ese contexto, Córdoba se caracteriza por inviernos y
primaveras muy secos, que causan problemas en el abastecimiento de algunos
barrios de la ciudad capital y en poblaciones vecinas, como Salsipuedes y Río
Ceballos.
Córdoba debe resolver en forma urgente la localización y la
construcción de nuevas represas y diques, que permitirían el embalse del
inmenso caudal que hoy se desperdicia en su recorrido por la llanura
provincial. Esto es incomprensible si se tienen en cuenta los efectos de los
fenómenos meteorológicos a nivel mundial y local.
Esas represas, que tienen un calendario de urgencia para las
zonas norte y oeste de la provincia, permitirían no sólo cuidar a las
poblaciones vecinas a los cursos de agua, sino también regular la cantidad que
se destina para uso humano y para riego de superficies sembradas.
Las idas y vueltas en torno del proyecto para construir un
dique en la zona de Cuesta Blanca, próximo a Villa Carlos Paz, es un mal
ejemplo de una provincia que debe cuidar este recurso invalorable. La
edificación de esa y otras represas debe estar por encima de las opiniones de
algunos particulares, que hasta ahora lograron hacer prevalecer sus intereses
sobre el bien común.
Las de por sí infrecuentes precipitaciones tienen que
servir, entonces, para alentar las decisiones oficiales destinadas a proteger
uno de los bienes más escasos en el mundo. Esto sin descuidar las acciones de
prevención para atender las situaciones de emergencia que se producen por los
desbordes de ríos y arroyos. TOMADO DE LA VOZ , POR SUGERENCIA DE MARCO FERRERO
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