Al parecer, poco importa que estén identificados los 500
agentes principales que viven del negocio de la deforestación. Poco importa que
sean corporaciones alimentarias las que más puntúen en el ranking asesino de
las empresas examinadas. Poco importa que tres de los gigantes de la nueva
economía (Rusia, China, India) sean los que más daño ocasionan a las selvas
tropicales una vez que quedaron diezmadas las reservas de madera en Europa.
Poco importa que, a eso, se sumen la especulación inmobiliaria y la visión
cortoplacista del sector agrícola con sus urgencias de soja. Se trata del
problema ambiental, social y económico más grave del país. Y se trata de que es
necesario hacer algo, y en lo inmediato, para frenar semejante atrocidad. La
superficie de bosque de Cuña Boscosa en Santa Fe tiene una tasa de
deforestación anual de casi 20 mil hectáreas, una superficie mayor a la ciudad
de Rosario. Lo poco que queda del Impenetrable chaqueño está en manos de
organizadores de safaris de caza furtiva y de quienes talan y pescan de manera
indiscriminada. La destrucción del bosque tropical en el mundo entero afecta
la disponibilidad de agua dulce, la biodiversidad y la vida humana. Pero no hay
caso: se sigue pensando en el bosque como un recurso forestal infinito. Y, por
ello, pasible de ser tomado por empresas que poco y nada tienen que ver con el
cuidado y el uso racional de la materia prima. Hasta la sociedad y ciertos
gobiernos suponen a los árboles como un bien inagotable. Se sabe, pero nadie
parece creer demasiado en eso, que el cambio climático y los bosques están
íntimamente ligados. No se entienden los motivos como para que no se comprenda
que los cambios que se producen en el clima mundial afectan a los bosques
debido a que las temperaturas medias anuales son más elevadas, a la
modificación de las pautas pluviales existentes hasta no hace mucho y a la presencia
cada vez más frecuente de fenómenos climáticos extremos. Se sabe, pero nadie
parece hacerle caso al hecho de que los bosques, y la madera que producen,
atrapan y almacenan dióxido de carbono, con lo cual contribuyen
considerablemente a mitigar el cambio climático. Ni siquiera parece
comprenderse demasiado bien que, luego de una tala indiscriminada de un bosque,
al llover, el agua no retenida escurre cuenca abajo encontrando, en muchos
casos, a las ciudades donde la población humana se halla muy concentrada. Dicen
los expertos y los miles de informes que “la eliminación de bosque significa
alterar el modo en el que cicla el carbono; es decir, en que se vuelve más
disponible en la forma más oxidada, que es el dióxido de carbono. Los cultivos
y pastizales también retienen una cantidad de carbono y agua. Pero, debido
principalmente a su escasa biomasa, es decir materia orgánica acumulada, y la
vida más corta de sus organismos, la materia cicla de un modo más veloz”. Nadie
parece escucharlos. Dicen otros expertos y sus miles de informes que “el modelo
y sistema económico actual exige crecimiento y desarrollo, y pareciera que esta
concepción del mundo moderno se estableció en nuestro pensamiento y no podemos
imaginar alternativas. El modelo económico se basa en la concentración de
capital, materia, seres humanos y el resultado es la sociedad moderna
civilizada”. ¿Civilizada?
En el reverso de la medalla sucede que la destrucción,
explotación excesiva o incendio de los bosques puede producir dióxido de
carbono, gas responsable del efecto invernadero. Todos lo saben, muy pocos lo
impiden. Los combustibles fósiles liberan dióxido de carbono al
quemarse e incrementan la presencia de este gas en la atmósfera que, a su vez,
contribuye al calentamiento del planeta y el cambio climático. También se sabe,
tampoco se impide.
Ya van 400.000 hectáreas menos. Es momento de llegar a esas
alternativas de las que todos hablan y pocos llevan a cabo. DESMONTES,
DESERTIFICACIÓN E INUNDACIONES | Menos bosques y especies Graciela Pérez | La
Argentina es uno de los países con más bosques del planeta. Además, cuenta con
el potencial de reforestar, pues tiene una amplia superficie. La otra cara de
esta realidad es que registra altas tasas de desmonte. Para la región del Gran Chaco,
es del 2,5%, una de las más altas del mundo y, según la Secretaría de Ambiente
de la Nación, entre 2007 y 2011 se perdió más de un millón de hectáreas de
bosques nativos. Los árboles son una de las formas más eficientes, en términos
económicos, para capturar dióxido de carbono y mitigar el cambio climático. Por
ello, forestar puede resultar un buen negocio. Así lo entendieron muchos
países. Pero en el país no existe la lógica de volver a plantar un árbol una
vez que se tala.
18- Problematica copy
En la Argentina, a pesar de la sanción de la Ley de Bosques
promulgada en 2007, en sólo seis meses de 2013 “se desmontaron 44.823
hectáreas, de las cuales 10.796 eran bosques protegidos por la normativa”,
precisaron desde la organización ambientalista Greenpeace. El peor ejemplo
sucede en Salta. El gobierno provincial está realizando cambios de zonificación
con el objetivo de autorizar desmontes en zonas protegidas por la Ley de
Bosques. Por esta vía, ya se perdieron 150 mil hectáreas.
Estudios realizados desde la Universidad Nacional de Rosario
demostraron que, desde 1976 a 2008, la superficie de bosque de Cuña Boscosa
santafesina se redujo de 790.529 a 404.672 hectáreas y alcanzó entre 2005 y
2008 una tasa de deforestación anual de 19.574 hectáreas. Casi 400.000
hectáreas perdidas de timbó colorado, lapacho rosado, ombú, guayaibí, palmera
pindó, quebracho. Y gran variedad de fauna: águila coronada, carpintero negro,
capuchino, ñandú, tucán, aguará guazú, yacaré overo y oso hormiguero, por
mencionar algunos. En el Impenetrable, a 500 kilómetros de Resistencia, donde
se educan niños de comunidades wichís y qom, la harina de algarrobo es
codiciada. El árbol está siendo talado de manera brutal para vender su madera
en rollizos a 300 pesos la tonelada. Lo mismo sucede con el mistol –cuyo fruto
es un sucedáneo del café–, el chañar y otros árboles que abundan en la región.
A su vez, el palosanto, árbol que necesita entre 100 y 150 años para
desarrollarse, se vende a China para pisos de parqué, transatlánticos y yates
de lujo. A la tala de árboles se suma la instalación sistemática de campamentos
de cazadores furtivos y safaris de negociantes internacionales que matan
animales con armamento cada vez más sofisticado.
En Chaco se desmontaron 218.034 hectáreas entre 2007 y 2013.
Por tal motivo, en enero de este año comunidades indígenas presentaron una
acción de amparo por los desmontes ilegales. Intervino el Juzgado Civil y
Comercial 6 de Chaco, que ordenó monitorear la situación de los bosques
nativos. El tribunal designó a la antropóloga Graciela Bergallo para que
realice un informe sobre la situación social en la zona. El documento fue
presentado ante el juzgado, y alertó: “La degradación y desaparición del bosque
nativo pone en riesgo la sobrevivencia del territorio, de la comunidad wichí y
de las personas que la integran”. La situación actual de la Selva Paranaense o
Selva Misionera es realmente crítica: Sólo queda un 7% de su superficie
original. Con una superficie inicial de más de 2 millones de hectáreas hoy quedan
apenas unas 40.000 hectáreas de selvas prístinas y alrededor de 800.000
hectáreas de selvas secundarias. Según datos oficiales, entre 1998 y 2007 en
Misiones se deforestaron 144.153 hectáreas. Mientras que desde la sanción de la
Ley de Bosques (2008) hasta mediados de 2011 el promedio anual de deforestación
disminuyó en un 50%. Sin embargo, se desmontaron 21.406 hectáreas, de las
cuales 3.630 eran de bosques protegidos por la normativa.
Deforestación y
desertificación Un grupo de investigadores de la Facultad de Ciencias
Forestales de la Universidad Nacional de Santiago del Estero advirtió sobre el
proceso de desertificación. Estos investigadores estudian, desde 1975 a la
fecha, la extensa zona denominada Chaco argentino o región neotropical, formada
por Santiago del Estero, este de Salta y este de Tucumán y llega, en su límite
inferior, hasta La Rioja y Catamarca. Según el responsable de la investigación,
el ingeniero forestal Pedro Boleta, desde aproximadamente 1970 en el Chaco seco
argentino hubo sobreexplotación del bosque, como consecuencia de la práctica
indiscriminada de desmonte y de la tala rasa con topadoras. Esto provocó
alteraciones irreversibles en el suelo. Entre esas alteraciones está la
desertificación de lo que antes fueran tierras fértiles.
19-
deforestacion_peruana_Rolly_Valdivia_IPS copy
Por su parte, la Unidad de Manejo del Sistema de Evaluación
Forestal (Umsef), en su informe sobre pérdida de bosque nativo en el norte
argentino correspondiente al período diciembre 2007-octubre 2008, pone en
evidencia la existencia de deforestación en las provincias de Salta y Jujuy.
Las áreas desmontadas corresponden a la transición entre las regiones Parque
Chaqueño y Selva Tucumano Boliviana, ocupando principalmente el pedemonte. En
las provincias de Santiago del Estero y Chaco, la deforestación se localiza en
el límite entre ambas que históricamente presentó un uso tradicionalmente
agrícola. A su vez, hacia el centro de la provincia de Santiago del Estero se
evidencian áreas deforestadas principalmente para uso ganadero debido a las
restricciones hídricas en esta zona. Asimismo, el mismo patrón se observa en la
zona del Impenetrable en la provincia del Chaco donde las condiciones
climáticas tampoco son propicias para la agricultura. El informe sostiene que
el área de estudio presentó en los últimos 10 años los registros de
deforestación más importantes del país. Este hecho se evidencia a partir de los
datos de los períodos 1998-2002 y 2002-2006 que corresponden al monitoreo de
bosque nativo que realiza cada cuatro años la Umsef. Asimismo, destaca que, en
el período previo a la sanción de la Ley de Bosques Nº 26.331, el proceso de
deforestación se intensificó notablemente y por último, a pesar de la sanción
de la ley, se registraron desmontes. Es decir, que si bien en el período
2007-2008 disminuyó la intensidad de la deforestación en relación con el
período anterior, dicho proceso no dejó de ocurrir y superó el valor
correspondiente al período 1998-2002. Agrega que en las provincias analizadas
los procesos de pérdida de superficie de bosque fueron causados principalmente
por el avance de la frontera agropecuaria. Las imágenes satelitales ponen de
manifiesto la existencia de nuevos cultivos, que en varias oportunidades
corresponden a soja. En este marco, se evaluó la existencia de desmontes entre
los años 2006 y 2011 en las regiones forestales con mayor impacto en los
últimos 20 años, las cuales son Parque Chaqueño, Selva Tucumano Boliviana y
Selva Misionera. De 2006 a 2011 se deforestaron en el país 1.779.360 hectáreas.
Las provincias más afectadas fueron Santiago del Estero (con 701.030
hectáreas), Salta (con 440.943) y Chaco (con 182.441).Los departamentos de
General Güemes, Almirante Brown y General San Martín son los más perjudicados
en Chaco, mientras que en Catamarca la zona de Patiño fue la más castigada. En
Salta las regiones de Anta, Metán, General San Martín y Orán sufrieron la tala
depredadora. Entre las provincias más diezmadas está Santiago del Estero con
las localidades de Alberdi, Choya, Copo, Juan Ibarra, Moreno, Pellegrini y
Quebracos. La pérdida de bosque nativo entre los años 2013 y 2014 se dio en
mayor medida en las regiones forestales del Parque Chaqueño, Yungas (Selva
Tucumano Boliviana), Selva Paranaense (Selva Misionera) y Espinal (distritos
del Caldén y del Ñandubay). Además de la pérdida acelerada de bosques nativos,
aquellos que quedan en pie sufren un proceso continuo de degradación desde hace
más de cien años. Ya sea para extraer madera, tanino, durmientes de
ferrocarriles, postes de alambrados o carbón.
En los últimos años, la explotación de productos como la
soja, el papel, la carne de res, el cuero, el aceite de palma o la madera
causan la mayor parte de la deforestación. Además, todo ello incide
directamente en el calentamiento global, ya que la deforestación y el uso de la
tierra son responsables de más del 10% de las emisiones de gases de efecto
invernadero a nivel mundial.
Inundaciones “Transformar
bosques en pastizales o cultivos significa que no toda el agua que podría
retener el bosque puede ser retenida en ecosistemas de pastizal o cultivos”,
señalaron investigadores de la Universidad Nacional de Rosario. Además,
sostuvieron que gran parte del carbono que asimila el bosque podría liberarse
ocasionando mayor dióxido de carbono. Las intensas lluvias que provocan desbordes
de ríos, arroyos y la pérdida de vidas humanas, así como también graves daños
económicos, obedecen principalmente a la grave pérdida de cobertura forestal
que no permitió contener las intensas precipitaciones. Según el biólogo
cordobés Raúl Montenegro, los desbordes que se produjeron en marzo pasado en
las provincias de Córdoba, Santiago del Estero y Santa Fe, obedecen a dos
motivos. “Hubo dos causas principales para las inundaciones recientes. Primero,
precipitaciones extensas en tiempos breves. Segundo, ambientes serranos
deforestados y por lo tanto cuencas hídricas donde el agua, en lugar de
ingresar al subsuelo y la ‘esponja rocosa’, circula en superficie a gran
velocidad”, explicó el biólogo. Montenegro recordó que “en Córdoba queda menos
del 5% de la superficie que tenía originalmente el bosque nativo, y que entre
1998 y 2002 sufrió la más alta tasa de desmonte de la Argentina y una de las
mayores del mundo”. Por su parte, Greenpeace coincidió y señaló que “a pesar de
la sanción de la Ley Nacional de Bosques, los desmontes para desarrollo
agropecuario y urbano arrasaron con bosques nativos en zonas frágiles,
perdiendo la protección de la vegetación frente a las fuertes lluvias”. Deforestadores Además de los
empresarios locales, son varias las empresas que utilizan las materias primas
de los países en vías de desarrollo para elaborar sus productos. El Programa
Global de la Cubierta Forestal (GCP, por sus siglas en inglés) identificó a los
500 grandes agentes que intervienen en el negocio de la deforestación. De las
250 empresas examinadas, las que más puntúan son las corporaciones alimentarias
Nestlé, Groupe Danone, la japonesa Kao Corp, la estadounidense Procter &
Gamble y las británicas Reckitt Benckiser Group y Unilever.
Asimismo, entre los países demandados que más daño están
haciendo a las selvas tropicales están Rusia, China y la India. El gigante
asiático, por ejemplo, importa el 22% de todas las materias primas de riesgo
forestales. India, por su parte, es el mayor importador de soja y aceite de
palma. Más difícil de valorar es el papel de otros agentes que ni son gobiernos
ni participan de alguna manera en la cadena de suministro. Es el caso de los
fondos de inversión o los grandes bancos. El proyecto Forest 500 explica que
“varias instituciones financieras, aunque no están necesariamente involucradas
en la financiación de la deforestación, se exponen al problema a través de sus
actividades de inversión”. La especulación inmobiliaria y la visión
cortoplacista de diversos actores del sector agrícola ocasionan el más grave
problema ambiental, social y económico del país. Para peor, la pérdida de
bosques nativos demostró ser irrecuperable tomado de envio de velez en red
foroba
No hay comentarios:
Publicar un comentario