viernes, 12 de febrero de 2016

ONDAS GRAVITACIONES DE EINSTEIN , SE CONFIRMAN

HALLAZGO HISTÓRICO EN LA FÍSICA Y LA ASTRONOMÍA
Confirman ondas gravitacionales previstas por Albert Einstein
Por Efe y Afp - Confirman ondas gravitacionales previstas por Albert Einstein. - Afp Agencia “Se ha descubierto una nueva forma de mirar el Universo” Washington | Las ondas gravitacionales, que Albert Einstein predijo hace un siglo en su Teoría de la Relatividad General, se detectaron por primera vez de manera directa el pasado 14 de septiembre, lo que permitirá un mejor conocimiento del Universo, anunció ayer el proyecto LIGO. Es un hito para la física y la astronomía pues abre una nueva ventana al Universo y sus misterios. En una multitudinaria conferencia de prensa en Washington, los científicos del Observatorio estadounidense de Interferometría Láser (LIGO, por sus siglas en inglés) pusieron fin a meses de rumores y gran expectación entre la comunidad investigadora ante un hallazgo que abre la puerta a redescubrir el Universo, esta vez, sin necesidad de la luz. “Señoras y señores, hemos detectado las ondas gravitacionales. Lo hemos conseguido”, anunció con orgullo el director ejecutivo del laboratorio LIGO, David Reitze, que recibió una gran ovación en una sala abarrotada de científicos y periodistas. “Hemos tardado meses en ver que realmente eran las ondas gravitacionales. Pero lo que es verdaderamente emocionante es lo que viene después, abrimos una nueva ventana al Universo”, añadió. Las ondas fueron detectadas por los dos detectores de LIGO, uno localizado en Livingston (Luisiana, EEUU) y otro en Hanford (Washington) que miden cada uno cuatro kilómetros. Las ondas gravitacionales contienen información sobre sus dramáticos orígenes y sobre la naturaleza de la gravedad que no pueden obtenerse de ninguna otra manera. “Esta detección es el comienzo de una nueva era; la era de la astronomía de las ondas gravitacionales ya es una realidad”, dijo de su lado Gabriela González, portavoz del equipo Ligo y profesora de astrofísica en la universidad estatal de Luisiana (sur). “Gracias a este descubrimiento, la humanidad se embarca en la maravillosa exploración de los lugares más extremos del Universo, donde se forman objetos y fenómenos por la deformación del espacio-tiempo”, añadió Kip Thorne, profesor de física teórica en Caltech. France Cordova, directora de la Fundación Nacional Estadounidense de Ciencias (National Science Foundation), que financia el laboratorio Ligo, explicó que esta observación “marca el nacimiento de un dominio enteramente nuevo de la astrofísica, comparable al momento en que Galileo apuntó por primera vez su telescopio hacia el cielo” en el siglo XVII. El hallazgo fue realizado en colaboración con equipos científicos europeos, particularmente de Francia, Italia y Alemania. Las ondas gravitacionales son producidas por perturbaciones en la trama del espacio-tiempo por los efectos del desplazamiento de un objeto de enorme masa. Estas perturbaciones se desplazan a la velocidad de la luz en la forma de ondas y nada las detiene. Este fenómeno, suele ser representado como la deformación que ocurre cuando un peso reposa sobre una red. En este caso, la red representa el entramado espacio-tiempo. El físico Benoît Mours, del CNRS, consideró que el descubrimiento era “histórico” porque permite “verificar de forma directa una de las predicciones de la teoría general de la relatividad”. Agujeros negros Por este descubrimiento, los físicos determinaron que las ondas gravitacionales detectadas en septiembre nacieron en la última fracción de segundo antes de la fusión de dos agujeros negros, objetos celestes aún misteriosos que resultan del colapso gravitacional de enormes estrellas. La posibilidad de una colisión entre estos cuerpos había sido predicha por Einstein, pero el fenómeno jamás había sido observado. De acuerdo con la teoría general de la relatividad, un par de agujeros negros en que cada uno orbita en torno al otro pierde energía, produciendo las ondas gravitacionales. Son estas ondas las que fueron detectadas el 14 de septiembre del año pasado, exactamente a las 16:51 GMT. Fue un momento increíble, contó David Reitze: “No lo podía creer. Era demasiado bueno para ser cierto”. El análisis de los datos permitió determinar que esos dos agujeros negros se fusionaron hace unos 1.300 millones de años. Cada uno de ellos era entre 29 y 36 veces más masivos que el Sol, con un diámetro de sólo 150 km. La comparación de los momentos de llegada de las ondas gravitacionales a los dos detectores Ligo (7,1 milisegundos de diferencia) distantes 3.000 km uno del otro, y el estudio de las características de las señales medidas, confirmaron la detección. Los científicos apuntan que la fuente de las ondas estuvo probablemente en el hemisferio sur del cielo, pero un mayor número de detectores habría permitido establecer una localización más precisa. “Las primeras aplicaciones que vemos ahora son para los agujeros negros, porque no emiten luz y no los podríamos ver sin las ondas gravitacionales”, dijo el astrofísico David Shoemaker, responsable de Ligo en el Instituto de Tecnología de Massachussetts (MIT), añadiendo que por el momento se ignora cómo crecen estos objetos, que se hallan en el centro de casi todas las galaxias. Explorar el Universo Por ello, “las ondas gravitacionales pueden ayudar a explicar la formación de las galaxias”, dijo Shoemaker. “La gravedad es la fuerza que controla el Universo y el hecho de ver sus radiaciones nos permite observar los fenómenos más violentos y fundamentales del cosmos, que de otra forma son imposibles de observar”, dijo Tuck Stebbins, jefe del laboratorio de astrofísica gravitacional del centro Goddard de la NASA. El hecho de detectar estas ondas que viajan sin perturbación por millones de años torna posible remontarse al primer milisegundo del llamado Big Bang. El descubrimiento suscitó gran emoción en la comunidad científica mundial. El profesor de física Tom McLeish, de la Royal Society de Londres y de la Universidad de Durham, declaró que esta noticia lo llena de alegría.El descubrimiento de las ondas gravitacionales se publicó en la revista estadounidense Physical Review Letters. ¿CÓMO LAS ENTENDEMOS? Albert Einstein formuló con su Teoría de la Relatividad General la existencia de las ondas gravitacionales, una especie de olas en el Universo. Pero la comunidad científica ha tenido que esperar cien años hasta poder dar la razón, con pruebas, a una de las mentes más privilegiadas del siglo XX. Demostrar la existencia de estas ondas era el último reto pendiente de la Teoría de la Relatividad General, que Einstein formuló en 1915. La Universidad de las Islas Baleares en España, una de las implicadas en la colaboración científica LIGO, ofrece en su web algunas respuestas para entender qué son y para qué sirven.  ¿Qué son las ondas gravitacionales?    Usando una metáfora, la Universidad las define como “olas en el océano cósmico”. Einstein descubrió con la Teoría de la Relatividad que los objetos que se mueven en el Universo producen ondulaciones en el espacio-tiempo -una especie de tejido en el que se desarrollan todos los eventos del Universo- las cuales se propagan por el espacio. Éstas son las ondas gravitacionales. ¿Para qué sirve haberlas detectado? Las ondas gravitacionales son “una nueva ventana al Universo”. Gracias a ellas se pueden entender los mecanismos por los que suceden algunos de los sucesos más violentos del Cosmos, como las colisiones entre agujeros negros o las explosiones de estrellas. Se podría incluso estudiar lo que pasó un milisegundo después del Big Bang. También marcarán el inicio de una nueva era en astronomía porque el Universo es casi transparente para ellas, lo que permitirá observar fenómenos astrofísicos que de otra manera permanecerían ocultos -la formación de agujeros negros o cómo se comporta la materia en condiciones extremas-.
¿Pero, por qué son tan importantes para explorar el Universo?   El conocimiento del Cosmos se realiza ahora, principalmente, a través de la radiación electromagnética (luz), con ellas se puede “ver”, mientras que con las ondas gravitacionales sería como “oír”, lo que permitiría pasar a través de los objetos que hay entre la Tierra y el otro extremo del Universo, pues las ondas lo atraviesan todo. ¿Por qué se ha tardado tanto en saber a ciencia cierta de su existencia? Durante décadas ese nuevo tipo de ondas fue casi ignorado. Algunos científicos dudaban de su existencia y otros pensaban que son tan débiles que nunca se podrían detectar. Pero en la década de los 70 el descubrimiento de los púlsares -estrellas de neutrones que emiten luz mientas giran- llevó a la primera evidencia indirecta de su existencia. Además, los efectos de las ondas gravitacionales son tan pequeños que se necesita detectores gigantescos para intentar dar con ellas. ¿Cómo son esos detectores? Se trata de enormes instalaciones que usan una tecnología llamada interferometría láser. El mayor de ellos es el Observatorio de interferometría láser de ondas gravitacionales (LIGO) en Estados Unidos, otros detectores son el Virgo en Italia y el GEO600 en Alemania. Hasta ahora, los detectores están en la superficie terrestre, pero en un futuro se situarán bajo tierra y la misión eLisa de la Agencia Espacial Europea (ESA) va a colocar un detector en el espacio, lo que permitirá detectar ondas gravitacionales en un rango diferente de frecuencias. ABRE PERSPECTIVAS EXTRAODINARIAS Una revolución científica con sabor a Nobel

Madrid | Efe Una nueva forma de mirar al Universo, un descubrimiento que abre perspectivas extraordinarias, una noticia fantástica. Así se han expresado los científicos tras conocer que el proyecto LIGO detectó por primera vez ondas gravitacionales, una descubrimiento excepcional que tiene sabor a Premio Nobel. Uno de los primeros en reaccionar al anuncio, hecho público en una rueda de prensa multitudinaria en Washington, fue el físico británico Stephen Hawking, para quien el descubrimiento abre la puerta a “una nueva forma de mirar del Universo”. La capacidad de detectar estas ondas, cuya existencia formuló Albert Einstein -una de las mentes privilegiadas del pasado siglo junto a Hawking-, “tiene el potencial de revolucionar la astronomía”, dijo a la BBC el físico teórico, de 74 años. “Además de probar la Teoría de la Relatividad General, podemos esperar ver agujeros negros a lo largo de la historia del Universo. Podríamos incluso ver los vestigios del Universo primordial, durante el Big Bang”, gracias a las ondas gravitacionales, subrayó. “Abrir una ventana al Universo” y “escuchar el Cosmos”, son metáforas escuchadas hoy en boca de los expertos para transmitir, a los legos en la materia, la transcendencia del anuncio del hallazgo logrado por los científicos del observatorio estadounidense de interferometría láser (LIGO), un proyecto que implica a mil científicos de universidades de 16 países. Y desde la comunidad científica se destacaba que ahora “se comienza a ver el universo con otros ojos” ya que se confirma, en primer lugar, la existencia de las ondas y, además, la existencia de los agujeros negros, como señalaba la investigadora del italiano Instituto Nacional de Física Nuclear italiano (INFN), Pia Astone. Tal es la importancia de lo sucedido el pasado 14 de septiembre, día en que se detectaron las ondas, que el director del Instituto Max Planck de Física de Hannover (norte de Alemania), Karsten Danzmann, consideró que “tiene potencial de Nobel, no hay duda”. Se trata, según Danzmann, de uno de los descubrimientos científicos más importantes en los últimos años, comparable a la determinación de la estructura del ADN. Pero como todos los grandes avances de la ciencia, los grandes anuncios suelen ser solo el comienzo de un largo camino de potencialidades.  “Hemos tardado meses en ver que realmente eran las ondas gravitacionales. Pero lo que es verdaderamente emocionante es lo que viene después, abrimos una nueva ventana al Universo”, anunció entusiasmado el director ejecutivo de LIGO, David Reitze. TOMADO DE LOS TIEMPOS DE BOLIVIA 

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