HALLAZGO HISTÓRICO EN LA FÍSICA Y LA ASTRONOMÍA
Confirman ondas gravitacionales previstas por Albert
Einstein
Por Efe y Afp - Confirman ondas gravitacionales previstas
por Albert Einstein. - Afp Agencia “Se ha descubierto una nueva forma de mirar
el Universo” Washington | Las ondas gravitacionales, que Albert Einstein
predijo hace un siglo en su Teoría de la Relatividad General, se detectaron por
primera vez de manera directa el pasado 14 de septiembre, lo que permitirá un
mejor conocimiento del Universo, anunció ayer el proyecto LIGO. Es un hito para
la física y la astronomía pues abre una nueva ventana al Universo y sus
misterios. En una multitudinaria conferencia de prensa en Washington, los
científicos del Observatorio estadounidense de Interferometría Láser (LIGO, por
sus siglas en inglés) pusieron fin a meses de rumores y gran expectación entre
la comunidad investigadora ante un hallazgo que abre la puerta a redescubrir el
Universo, esta vez, sin necesidad de la luz. “Señoras y señores, hemos
detectado las ondas gravitacionales. Lo hemos conseguido”, anunció con orgullo
el director ejecutivo del laboratorio LIGO, David Reitze, que recibió una gran
ovación en una sala abarrotada de científicos y periodistas. “Hemos tardado
meses en ver que realmente eran las ondas gravitacionales. Pero lo que es
verdaderamente emocionante es lo que viene después, abrimos una nueva ventana
al Universo”, añadió. Las ondas fueron detectadas por los dos detectores de
LIGO, uno localizado en Livingston (Luisiana, EEUU) y otro en Hanford
(Washington) que miden cada uno cuatro kilómetros. Las ondas gravitacionales
contienen información sobre sus dramáticos orígenes y sobre la naturaleza de la
gravedad que no pueden obtenerse de ninguna otra manera. “Esta detección es el
comienzo de una nueva era; la era de la astronomía de las ondas gravitacionales
ya es una realidad”, dijo de su lado Gabriela González, portavoz del equipo
Ligo y profesora de astrofísica en la universidad estatal de Luisiana (sur). “Gracias
a este descubrimiento, la humanidad se embarca en la maravillosa exploración de
los lugares más extremos del Universo, donde se forman objetos y fenómenos por
la deformación del espacio-tiempo”, añadió Kip Thorne, profesor de física
teórica en Caltech. France Cordova, directora de la Fundación Nacional
Estadounidense de Ciencias (National Science Foundation), que financia el
laboratorio Ligo, explicó que esta observación “marca el nacimiento de un
dominio enteramente nuevo de la astrofísica, comparable al momento en que
Galileo apuntó por primera vez su telescopio hacia el cielo” en el siglo XVII. El
hallazgo fue realizado en colaboración con equipos científicos europeos,
particularmente de Francia, Italia y Alemania. Las ondas gravitacionales son
producidas por perturbaciones en la trama del espacio-tiempo por los efectos
del desplazamiento de un objeto de enorme masa. Estas perturbaciones se
desplazan a la velocidad de la luz en la forma de ondas y nada las detiene. Este
fenómeno, suele ser representado como la deformación que ocurre cuando un peso
reposa sobre una red. En este caso, la red representa el entramado
espacio-tiempo. El físico Benoît Mours, del CNRS, consideró que el
descubrimiento era “histórico” porque permite “verificar de forma directa una
de las predicciones de la teoría general de la relatividad”. Agujeros negros Por este
descubrimiento, los físicos determinaron que las ondas gravitacionales
detectadas en septiembre nacieron en la última fracción de segundo antes de la
fusión de dos agujeros negros, objetos celestes aún misteriosos que resultan
del colapso gravitacional de enormes estrellas. La posibilidad de una colisión
entre estos cuerpos había sido predicha por Einstein, pero el fenómeno jamás
había sido observado. De acuerdo con la teoría general de la relatividad, un
par de agujeros negros en que cada uno orbita en torno al otro pierde energía,
produciendo las ondas gravitacionales. Son estas ondas las que fueron
detectadas el 14 de septiembre del año pasado, exactamente a las 16:51 GMT. Fue
un momento increíble, contó David Reitze: “No lo podía creer. Era demasiado
bueno para ser cierto”. El análisis de los datos permitió determinar que esos
dos agujeros negros se fusionaron hace unos 1.300 millones de años. Cada uno de
ellos era entre 29 y 36 veces más masivos que el Sol, con un diámetro de sólo
150 km. La comparación de los momentos de llegada de las ondas gravitacionales
a los dos detectores Ligo (7,1 milisegundos de diferencia) distantes 3.000 km
uno del otro, y el estudio de las características de las señales medidas,
confirmaron la detección. Los científicos apuntan que la fuente de las ondas
estuvo probablemente en el hemisferio sur del cielo, pero un mayor número de
detectores habría permitido establecer una localización más precisa. “Las
primeras aplicaciones que vemos ahora son para los agujeros negros, porque no
emiten luz y no los podríamos ver sin las ondas gravitacionales”, dijo el
astrofísico David Shoemaker, responsable de Ligo en el Instituto de Tecnología
de Massachussetts (MIT), añadiendo que por el momento se ignora cómo crecen
estos objetos, que se hallan en el centro de casi todas las galaxias. Explorar el
Universo Por ello, “las ondas gravitacionales pueden ayudar a
explicar la formación de las galaxias”, dijo Shoemaker. “La gravedad es la
fuerza que controla el Universo y el hecho de ver sus radiaciones nos permite
observar los fenómenos más violentos y fundamentales del cosmos, que de otra
forma son imposibles de observar”, dijo Tuck Stebbins, jefe del laboratorio de
astrofísica gravitacional del centro Goddard de la NASA. El hecho de detectar
estas ondas que viajan sin perturbación por millones de años torna posible
remontarse al primer milisegundo del llamado Big Bang. El descubrimiento
suscitó gran emoción en la comunidad científica mundial. El profesor de física
Tom McLeish, de la Royal Society de Londres y de la Universidad de Durham,
declaró que esta noticia lo llena de alegría.El descubrimiento de las ondas
gravitacionales se publicó en la revista estadounidense Physical Review
Letters. ¿CÓMO LAS ENTENDEMOS? Albert Einstein formuló con su Teoría de la
Relatividad General la existencia de las ondas gravitacionales, una especie de
olas en el Universo. Pero la comunidad científica ha tenido que esperar cien
años hasta poder dar la razón, con pruebas, a una de las mentes más
privilegiadas del siglo XX. Demostrar la existencia de estas ondas era el
último reto pendiente de la Teoría de la Relatividad General, que Einstein
formuló en 1915. La Universidad de las Islas Baleares en España, una de las
implicadas en la colaboración científica LIGO, ofrece en su web algunas
respuestas para entender qué son y para qué sirven. ¿Qué son las ondas
gravitacionales? Usando una
metáfora, la Universidad las define como “olas en el océano cósmico”. Einstein
descubrió con la Teoría de la Relatividad que los objetos que se mueven en el
Universo producen ondulaciones en el espacio-tiempo -una especie de tejido en
el que se desarrollan todos los eventos del Universo- las cuales se propagan
por el espacio. Éstas son las ondas gravitacionales. ¿Para qué sirve haberlas detectado? Las ondas gravitacionales son
“una nueva ventana al Universo”. Gracias a ellas se pueden entender los
mecanismos por los que suceden algunos de los sucesos más violentos del Cosmos,
como las colisiones entre agujeros negros o las explosiones de estrellas. Se
podría incluso estudiar lo que pasó un milisegundo después del Big Bang. También
marcarán el inicio de una nueva era en astronomía porque el Universo es casi
transparente para ellas, lo que permitirá observar fenómenos astrofísicos que
de otra manera permanecerían ocultos -la formación de agujeros negros o cómo se
comporta la materia en condiciones extremas-.
¿Pero, por qué son tan importantes para explorar el
Universo? El conocimiento del Cosmos se
realiza ahora, principalmente, a través de la radiación electromagnética (luz),
con ellas se puede “ver”, mientras que con las ondas gravitacionales sería como
“oír”, lo que permitiría pasar a través de los objetos que hay entre la Tierra
y el otro extremo del Universo, pues las ondas lo atraviesan todo. ¿Por qué se ha
tardado tanto en saber a ciencia cierta de su existencia? Durante
décadas ese nuevo tipo de ondas fue casi ignorado. Algunos científicos dudaban
de su existencia y otros pensaban que son tan débiles que nunca se podrían
detectar. Pero en la década de los 70 el descubrimiento de los púlsares
-estrellas de neutrones que emiten luz mientas giran- llevó a la primera
evidencia indirecta de su existencia. Además, los efectos de las ondas
gravitacionales son tan pequeños que se necesita detectores gigantescos para
intentar dar con ellas. ¿Cómo son esos
detectores? Se trata de enormes instalaciones que usan una tecnología
llamada interferometría láser. El mayor de ellos es el Observatorio de
interferometría láser de ondas gravitacionales (LIGO) en Estados Unidos, otros
detectores son el Virgo en Italia y el GEO600 en Alemania. Hasta ahora, los
detectores están en la superficie terrestre, pero en un futuro se situarán bajo
tierra y la misión eLisa de la Agencia Espacial Europea (ESA) va a colocar un
detector en el espacio, lo que permitirá detectar ondas gravitacionales en un
rango diferente de frecuencias. ABRE PERSPECTIVAS EXTRAODINARIAS Una revolución
científica con sabor a Nobel
Madrid | Efe Una nueva forma de mirar al Universo, un
descubrimiento que abre perspectivas extraordinarias, una noticia fantástica.
Así se han expresado los científicos tras conocer que el proyecto LIGO detectó
por primera vez ondas gravitacionales, una descubrimiento excepcional que tiene
sabor a Premio Nobel. Uno de los primeros en reaccionar al anuncio, hecho
público en una rueda de prensa multitudinaria en Washington, fue el físico
británico Stephen Hawking, para quien el descubrimiento abre la puerta a “una
nueva forma de mirar del Universo”. La capacidad de detectar estas ondas, cuya
existencia formuló Albert Einstein -una de las mentes privilegiadas del pasado
siglo junto a Hawking-, “tiene el potencial de revolucionar la astronomía”,
dijo a la BBC el físico teórico, de 74 años. “Además de probar la Teoría de la
Relatividad General, podemos esperar ver agujeros negros a lo largo de la
historia del Universo. Podríamos incluso ver los vestigios del Universo
primordial, durante el Big Bang”, gracias a las ondas gravitacionales, subrayó.
“Abrir una ventana al Universo” y “escuchar el Cosmos”, son metáforas
escuchadas hoy en boca de los expertos para transmitir, a los legos en la
materia, la transcendencia del anuncio del hallazgo logrado por los científicos
del observatorio estadounidense de interferometría láser (LIGO), un proyecto
que implica a mil científicos de universidades de 16 países. Y desde la
comunidad científica se destacaba que ahora “se comienza a ver el universo con
otros ojos” ya que se confirma, en primer lugar, la existencia de las ondas y,
además, la existencia de los agujeros negros, como señalaba la investigadora
del italiano Instituto Nacional de Física Nuclear italiano (INFN), Pia Astone. Tal
es la importancia de lo sucedido el pasado 14 de septiembre, día en que se
detectaron las ondas, que el director del Instituto Max Planck de Física de
Hannover (norte de Alemania), Karsten Danzmann, consideró que “tiene potencial
de Nobel, no hay duda”. Se trata, según Danzmann, de uno de los descubrimientos
científicos más importantes en los últimos años, comparable a la determinación
de la estructura del ADN. Pero como todos los grandes avances de la ciencia,
los grandes anuncios suelen ser solo el comienzo de un largo camino de
potencialidades. “Hemos tardado meses en
ver que realmente eran las ondas gravitacionales. Pero lo que es verdaderamente
emocionante es lo que viene después, abrimos una nueva ventana al Universo”,
anunció entusiasmado el director ejecutivo de LIGO, David Reitze. TOMADO DE LOS
TIEMPOS DE BOLIVIA
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