La gobernanza del
agua (1) Víctor Mendoza Andrade Las inversiones para la construcción de obras
civiles para el aprovechamiento del agua son indispensables, pero costosas
financieramente. En especial para los países llamados del tercer mundo, los
cuales, para construirlos, no cuentan
con suficientes medios técnicos ni económicos. Estas instalaciones
generalmente son establecidas como sistemas para facilitar los servicios
múltiples del uso del agua, entre los cuales se prioriza el consumo humano y
para la producción agropecuario, actividades vitales, cuyo consumo se ha venido
incrementando linealmente al mismo tiempo que la población mundial aumenta exponencialmente
provocando su escasez. Una de cada seis personas en el mundo se ve afectada por
estrés hídrico, lo cual significa que no tienen acceso a agua potable.
Estimándose que de los 1,1 mil millones de personas afectadas por estrés
hídrico viven en los países en desarrollo. El concepto del estrés hídrico es
relativamente nuevo, se refiere a la dificultad de obtener fuentes de agua
dulce durante un cierto período, situación que puede culminar con un mayor
deterioro y agotamiento de los recursos hídricos. Las Naciones Unidas estiman
que de los 1,4 mil millones de kilómetros cúbicos de agua existentes en la
Tierra, tan solo 200.000 kilómetros cúbicos representan agua dulce disponible
para el consumo humano. La actividad agropecuaria es la mayor consumidora.
Utilizando el 70% de los recursos hídricos obtenidos. Ocasionando conflictos
para su aplicación en otros usos, como es el agua potable considerada
prioritaria. Con estos antecedentes, las instituciones internacionales de
crédito para el desarrollo han favorecido los préstamos, para mejorar la
productividad y la eficacia del uso del agua, inversiones, las cuales no han
dado los resultados que se esperaban, advirtiéndose que estas consecuencias
corresponden a una crisis de ordenamiento de los recursos hídricos, causada
esencialmente por la ineficiente administración del agua. La limitada
disponibilidad del agua exige la gestión integrada de los recursos hídricos,
definida por el Comité Técnico de la Asociación Mundial para el Agua (GWP),
como “un proceso que promueve la gestión y desarrollo coordinado del agua, la
Tierra y los recursos relacionados, con el fin de maximizar el bienestar social
y económico sin comprometer la sostenibilidad de los ecosistemas”. Esta gestión
de los recursos hídricos exige una eficiente administración (gobernanza),
definida como la capacidad de un sistema social para movilizar energías en
forma coherente para alcanzar el desarrollo sostenible de los recursos
hídricos. En la cual es indispensable la organización de todos los participantes
para la administración (gobernanza) de este bien común insustituible. En 2009,
Elinor Ostrom se convirtió en la primera mujer en recibir el Premio Nobel de
Economía. Por sus trabajos para la creación de instituciones de administración
de bienes comunes, como el agua. La contribución de Elinor Ostrom es, primero,
mostrar que, en la práctica, muchas comunidades logran administrar
autónomamente sus bienes comunes; y segundo, que existen ciertos elementos
clave en los colectivos que logran alcanzar un buen funcionamiento. (O) TOMADO
DE EL TELEGRAFO DE ECUADOR
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